Publicado para hoy 25 de junio
Por Alvaro Yero
Mantilla, La Habana, (PD) Uno de mis mejores amigos recientemente me confesó el haberme engañado durante casi un año, en realidad no se trata de amoríos o algo por el estilo, a los homosexuales los respeto, pero conmigo eso no va.
Se trata nada más y nada menos de que mi amigo trabajaba para la policía de Seguridad del Estado. Imaginen como tomé la noticia al saber que es de los agentes que quieren verme preso. Que lástima. Un joven lleno de vida formar parte de esos depredadores de la libertad.
Al principio, me dijo que su confesión lo podría enviar a la cárcel, pero que me lo decía porque estaba arrepentido de haberme engañado.
Lo que más me sorprendió de todo fue cuando me explicó la forma en que lo prepararon para que se acercara a mí. El objetivo era mantener informada a la Seguridad del Estado de todos mis movimientos. Su participación en todo lo que hago me dejaba vulnerable, pues yo con él no tenía secretos y eso que soy desconfiado. Pero quien imaginaría tal cosa.
Realmente, a él no lo culpo. Sólo se dejó llevar por quienes te duermen en la mentira. Este, como otros ingenuos, cree en esos que manipulan tu vida a su antojo.
Después de todo es un buen muchacho. Si esto lo hago público es con el fin de que la Seguridad del Estado sepa que sus agentes e informantes no son tan fieles.
La ignorancia y la ingenuidad son parte de la educación de este pueblo, pero el corazón siempre es tocado por Nuestro Señor todopoderoso y los que son entrenados por estos caníbales de la Seguridad, al fin encuentran la salida y el camino correcto.
Ojalá que todos los que quedan hagan lo mismo. Esperaré, porque sé que aún tengo amigos parecidos a este que resultó policía.
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