viernes, 2 de julio de 2010

DE PARÍS A LUXEMBURGO


Por Osmar Laffita Rojas

Capdevila, La Habana, (PD) La reunión de París entre el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y su colega cubano Bruno Rodríguez, previa al cónclave de la UE celebrado el 14 de junio en Luxemburgo, sirvió para la revisión anual de la relaciones del bloque con el gobierno cubano.

La Moncloa se fijó como meta suprimir la Posición Común antes de que finalizara la presidencia de turno de la UE, algo que las autoridades cubanas por múltiples vías abortaron.

Este encuentro sustituyó al que debió haberse celebrado el pasado 6 de abril en Madrid y que se suspendió como consecuencia de la muerte en febrero del disidente cubano Osvaldo Zapata tras 85 días en huelga de hambre, la represión contra las Damas de Blanco y la huelga de hambre de Guillermo Fariña.

El canciller cubano, en un comunicado al final de la reunión, reiteró su interés en continuar la cooperación con los 27, pero advirtió que la gran impedimenta para que esta fluya es la vigencia de la "Posición Común". Dejó clara la voluntad de mantener una relación respetuosa con Bruselas, pero que pasa por el trato al gobierno cubano en igualdad de condiciones".

En relación de un cambio de postura de la UE hacia Cuba, en la reunión de Luxemburgo no hubo progreso alguno. Para que haya un cambio, se necesita un consenso a nivel de bloque que por ahora, parece lejano.

La Posición Común es clara en cuanto a los progresos que se esperan de Cuba. Los cancilleres europeos descartaron que hasta el presente se hayan producido gestos en esa dirección.

En el marco de la reunión de Luxemburgo, Francia planteó que Cuba "no ha dado los pasos esperados, en especial en materia de derechos humanos y libertades fundamentales”. Esta situación hace imposible dar "nuevos pasos" en el diálogo entre la Unión Europea y La Habana.

El canciller cubano no dejó ninguna duda sobre este asunto, cuando planteó que Cuba no ha presentado ningún proyecto particular a la Unión Europea (UE), porque “es un tema interno".

Con este cubo de agua fría tirado por Bruno Rodríguez en la reunión de París, a Moratinos no le quedó otra salida que mostrarse muy escueto en su respuesta al ser interrogado sobre si lo que acababa de escuchar le parecía susceptible de convencer a quienes en la UE se resisten a abandonar la Posición Común. "Bueno, vamos a trabajar", dijo Moratinos.

Al canciller español, ante este desaire, no le quedó otro remedio que reconocer que entre las partes existen diferencias, pero “persiste la voluntad de acercar posiciones entre la UE y Cuba".

En dirección contraria, su homólogo cubano dejó claro que la posición común "es un tema interno de la UE", la denunció como el principal obstáculo para la normalización de las relaciones" entre La Habana y Brusela por “su carácter injerencista y por ser obsoleta”.

La UE mantendrá la posición común hacia Cuba, dado que no se ha logrado la unanimidad necesaria entre los integrantes del bloque para modificarla por un nuevo marco bilateral de relaciones que apueste por la democratización de la Isla, como propone España.

Una de cal y otra de arena. España no logró que los veintisiete en la reunión de Luxemburgo modificaran su postura sobre Cuba, pero al menos, se acordó revisar en septiembre la política hacia La Habana, en función de los resultados del diálogo entre la Iglesia Católica y el régimen cubano, lo que permitirá un nuevo análisis de la Posición Común y la posibilidad de iniciar el establecimiento de un nuevo marco bilateral entre la UE y Cuba.

Sabia y muy correcta la decisión adoptada en la reunión de Luxemburgo, dar un margen para el desarrollo de las conversaciones entre la Iglesia Católica y el Gobierno del Presidente Raúl Castro. Un compás de espera que permitirá a la UE tomar una decisión adecuada, porque todo va a depender del desenlace de estas conversaciones.

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