
Por Roberto Valdivia
Ciego de Ávila,(PD) A 57 años de los sucesos del 26 de julio, el régimen castrista ha convertido la fecha en la más importante de sus efemérides, incluso por encima del primero de enero de 1959, día que comenzaron a gobernar la isla. Así año tras año y durante décadas, organizan una emulación que incluye el cumplimiento de planes productivos y compromisos en diferentes esferas de la vida socio-política de la nación, días feriados, fiestas populares, entrega de estímulos. Idearon un jolgorio al que han bautizado Día de la Rebeldía Nacional. Hasta una cancioncita han creado con una letra que para muchos nada tiene que ver con los hechos, pues afirma que “el 26 es el día más alegre de la historia.”
Y es que precisamente el 26 de Julio de 1953 nada tiene de festivo. Ese día aprovechando la celebración de los carnavales de Santiago de Cuba y sin existir ningún conflicto armado en la nación, un grupo de hombres armados dirigidos por el entonces joven Fidel Castro, disfrazados con el uniforme del ejército nacional, atacaron el cuartel Moncada, segunda fortaleza militar del país en hora en que el personal aún dormía, mientras otros lo hacían en el Carlos Manuel de Céspedes, en la ciudad de Bayamo.
La acción, en la que murieron varios militares y asaltantes, no logró su objetivo y fue considerada un fracaso que solo consiguió llevar luto a los hogares cubanos porque respecto al tema de la canción, como se dice en buen cubano, el palo no viene con la cachimba.
Si lo analizamos desde el punto de vista económico, hay menos motivos de celebración. Para nadie es un secreto que el régimen enfrenta hoy su peor período de crisis, sus medios informativos así lo reflejan.
Mercados agropecuarios desabastecidos, problemas con el transporte y la energía, eliminación de comedores obreros, racionalización de empleos, son entre otros algunos ejemplos.
Una de las provincias seleccionadas, destacadas por la cúpula gobernante en la emulación (¿?), es Ciego de Ávila. El pasado 19 de Junio las autoridades del territorio enarbolaron banderas y a golpes de conga y ruidos de sirena, contagiaron a un grupo de sus seguidores en la celebración. No obstante y pese a los esfuerzos, la gran mayoría de la población no estuvo presente y no son pocos los que cuestionan el por qué de tanto alboroto.
Coincidiendo con la fecha, la prensa local aportó información con resultados insatis- factorios en diferentes esferas y sectores de amplia sensibilidad para la población, tales como la producción de alimentos, la construcción y reparación de viviendas y la atención primaria en algunas áreas de salud, seguridad social, la falta de sentido de pertenencia (¿dejadez?) y las indisciplinas sociales. Sobradas razones para el cuestionamiento.
No obstante, haya o no motivo de celebración, existe un elemento a tener en cuenta y es que a pesar de lo sangriento de los hechos, el gobierno, el mismo al que le atacaron los cuarteles y mataron sus hombres, promulgó una amnistía que puso en libertad sus enemigos a escasos 22 meses de estar en prisión.
Este 26 de julio cuando los sobrevivientes amnistiados celebren la fecha, deberían recordar que en las cárceles cubanas hay decenas de presos políticos sancionados injustamente a largas condenas por el solo delito de estar contra la política del régimen y manifestarlo por escrito o verbalmente. Jamás se mancharon las manos de sangre, si acaso de tinta. Ellos merecen la libertad.
Los años han demostrado que el sistema político-económico del régimen castrista fracasó, debido entre otras cosas a su naturaleza totalitaria, intolerante y excluyente. Enfrenta hoy su peor período de crisis. Según la sabiduría popular, la cosa no está para fiesta, sino más bien para preocuparse.
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