Publicado para hoy 10 de julio
Por Osmar Laffita Rojas
Capdevila, La Habana,(PD) La delegación de empresarios madrileños que recientemente visitó La Habana no logró un acuerdo con los inquilinos del bunker para terminar el retraso de los pagos y poner fin a la retención de las cuentas bancarias de los empresarios españoles.
La mayor amargura y desesperanza del 85% de la fuerza laboral del país que trabaja para el estado, es que se espera que próximamente de cada cuatro trabajadores, uno quedará sin empleo.
Por otro lado, miles de personas están involucradas en algún tipo de actividad económica ilegal, única vía que encuentran para subsistir. La policía intercepta los ómnibus, camiones y coches ferroviarios interprovinciales, somete a registro arbitrarios los equipajes de los viajeros, con el fin de descubrir a los que trasiegan café, carne de res, mariscos y todo lo que ellos consideren ilegal.
La industria azucarera, que fue el motor de desarrollo de la isla por más de 200 años, prácticamente no existe. Muestra de lo mal que se encuentra esta industria, es la zafra finalizada en mayo, que no sobrepasó las 1,1 millones de toneladas, la peor en un siglo. La escasez de azúcar es tal que para garantizar la entrega racionada de las cuatros libras mensuales per cápita, el gobierno se ha visto obligado a importarla de Brasil y de Colombia. ¡Qué final tan triste para la primera industria de Cuba, donde se solía decir: “Sin azúcar no hay país”!
Como un paliativo temporal para hacer frente a la grave crisis en que estaba sumida la economía cubana, en 1993, el gobierno cubano puso en vigencia el Decreto Ley del Trabajo por Cuenta Propia. Esto posibilitó que en un breve tiempo hubiera más de 200 000 cuentapropistas. En parte fue una respuesta a la abusiva y fatídica Ofensiva Revolucionaria de 1968, que barrió de la noche a la mañana todo vestigio de iniciativa privada con la incautación forzosa, sin indemnización, de todos los comercios privados y los servicios en manos de particulares.
Pero como los viejos inquilinos del bunker, le tienen pánico al espíritu emprendedor de los cubanos, iniciaron el desmontaje de la actividad por cuenta propia, con un conjunto de medidas entre ellas, la eliminación de las profesiones más lucrativas, la aplicación de desmedidos impuestos y arbitrarias inspecciones. Por tales disposiciones, en estos momentos los cuentapropistas no sobrepasan los 143 800.
Del 1.763 000 hectáreas de tierra infectadas de marabú y malas hierbas, se han entregado cerca del 56% de ese total. Lo que significa que 110 000 personas se han beneficiado con esta medida al recibir como máximo 40 hectáreas de tierra en usufructo. En estos momentos, los nuevos agricultores se quejan de no contar con el apoyo del Gobierno, por carecer de crédito, insumos y semillas. La situación se complica, porque gran parte de estos productores no tienen experiencia de las faenas agrícolas, lo que demanda una mayor atención en su nueva actividad productiva. Pero este proceso confronta un sinfín de dificultades y trabas, motivadas por la burocracia del Ministerio de Agricultura, que obstaculizan su implementación e impide que fluya con ligereza la producción de los alimentos que la población demanda.
El país dispone de miles de hectáreas de tierra aptas para el cultivo que continúan abandonadas. En momentos en que la economía se encuentra en su peor crisis de liquidez de los últimos tiempos, en un ambiente de estancamiento y deuda creciente, en contra de toda lógica económica, el gobierno cubano destinó 1600 millones de dólares a la compra de alimentos en el mercado internacional.
ramsetgandhi@yahoo.com
Foto: Marcelo López
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