PUBLICADO PARA HOY 21 DE AGOSTO
Por: Pr Manuel Morejón Soler
San Miguel del Padrón, La Habana(PD) “Dijo luego Dios: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus funcionarios, pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos.”
(Éxodo, 3:7-8).
En la Biblia, la oración es adoración e incluye todas las actitudes del espíritu humano en su acercamiento a Dios. El cristiano adora a Dios cuando le ofrece culto, confesión, alabanza, súplica y peticiones por medio de la oración.
¿Cuál fue el clamor del pueblo que el Señor escuchó y por el cual descendió para liberarlos?
Egipto es un símil de esclavitud y opresión, porque allí el pueblo hebreo estaba sometido a maltratos, abusos y atropellos para que con menos, produjeran más. Por ello es que ese pueblo clamó a Dios por causa de las injusticias del faraón y sus funcionarios y pidió justicia contra el adversario.
Podemos referir un pasaje bíblico (Salmo 109: 6-11) sobre la indignación del justo ante las mentiras y calumnias, donde David, el salmista, pide al Señor: “Pon sobre él al impío/ y Satanás esté a su diestra. / Cuando fuere juzgado, salga culpable/ y su oración sea para pecado. / Sean sus días pocos / tome otro su oficio / sean sus hijos huérfanos / y su mujer viuda. / Anden sus hijos vagabundos y mendiguen / y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. / Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene.”
Entonces, cuando el apóstol Pablo exhorta a orar y pedir por los reyes (Primera de Timoteo 2:2), ¿tiene que ser necesariamente a favor de estos? ¿O es para que se haga justicia sobre el adversario?
Para entender mejor este pasaje bíblico, debemos remitirnos a su contexto histórico. Entre los años 54 y 68, el emperador romano era Nerón, quien era especialmente cruel con los cristianos. En el año 64 Nerón necesitó justificar el gran incendio que devastó Roma y culpó a los cristianos. Entonces la persecución contra ellos se extendió por todo el Imperio Romano. Los cristianos no sólo fueron privados de sus derechos en la sociedad, sino que muchos fueron muertos de forma extremadamente brutal, quemados o echados a las fieras en el circo.
Bajo aquellas terribles circunstancias, ¿no es más lógico que se le pida al Señor que haga Su Justicia antes que bendecir al emperador?
imorejon@yahoo.es
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