viernes, 29 de octubre de 2010
COMO VI A CUBA
Por John Doe
Salt Lake City, Utah, USA, 30 de octubre de 2010 (PD) El socialismo promovido por la dictadura cubana fuerza al pueblo a aceptar el robo de propiedades y la prohibición de toda idea contraria a las de las personas que tomaron el poder por las armas en 1959.
¿Qué tal los ciudadanos cubanos –como los norcoreanos o los chinos- que no están de acuerdo con el gobierno y que desean expresar libremente sus puntos de vista? Hay muchas prisiones en Cuba, pero no son suficientes para encarcelar a todos los que no están de acuerdo.
No voy a tratar los muchos problemas políticos del actual régimen cubano, pero al hablar acerca de la vida de los cubanos, es forzoso mencionar esos problemas.
He viajado a 35 países: ricos, pobres, hermosos, feos, libres, injustos, democracias, dictaduras basadas en el miedo. Cuando describo lo que he visto y experimentado en mis viajes a Cuba y la comparo con otros países, tengo suficiente experiencia y conocimientos para poder hacerlo con precisión y con la verdad.
Conozco la falta de buena educación en pequeños pueblos de México y la falta de suficientes maestros en Cuba, la amabilidad de los canadienses y el gozo para el baile de los cubanos, las diferencias que había entre las dos Alemania así como las que hay entre Cuba y Puerto Rico, el standard de vida de Dinamarca a Japón y de Turquía a Cuba pasando por la India, la discriminación contra cierta clase de seres humanos en varios países, entre ellos Cuba…
Conozco los policías profesionales y serviciales de Canadá y Japón, así como agentes de policía ladrones y corruptos en México o los policías cubanos que molestan a las personas por tener una opinión distinta que la autorizada.
Entre los países socialistas –que hoy en día son una muy pequeña minoría- conocí la República Democrática Alemana, la Unión Soviética, la República Popular China y Cuba, cada una con su propia historia.
Algunas personas viajan a Cuba para broncearse en sus bellas playas y disfrutar de servicios turísticos a precios más bajos que en otros países. Pero muchos viajamos a Cuba para observar, aprender y hacer amistades. Algunos queremos aportar conocimientos que puedan ayudar a construir un futuro mejor para nuestros amigos cubanos. Por eso, deseo compartir comentarios francos, realistas y útiles sobre la vida de los cubanos.
Al llegar a Cuba, uno siente un poco de nerviosismo, porque aterriza en una tierra donde la libre expresión de opiniones puede causar problemas. Quise traer un montón de libros para mis amigos en la iglesia, pero los reglamentos cubanos prohíben la importación de material religioso en cantidades que excedan las personales. Tuve que examinar bien mi laptop antes del viaje porque sé que las autoridades cubanas investigan su contenido al llegar, en la aduana. Tuve que esconder los datos de contacto de un amigo mío porque es periodista independiente y el gobierno lo ha amenazado con enviarlo a prisión.
He viajado por decenas de países, y este nerviosismo sólo lo siento cuando visito países gobernados por dictaduras comunistas. Parece que sólo pueden mantener el control sobre los pueblos a través de muchos reglamentos restrictivos, las amenazas y mucha vigilancia (como la de los CDR, que espían para el gobierno). ¿En qué otro país se amenaza a los hombres que no trabajan con cuatro años de cárcel, como en Cuba?
En 1988, durante mi primera visita a La Habana, fui interrogado por la policía por haber fotografiado estantes vacíos en una tienda. Y a una amiga que me esperaba en el lobby del hotel la interrogaron durante una hora por el simple hecho de haber hablado con un extranjero.
Lo chistoso es que abundan los carteles que proclaman que todo el pueblo apoya a la revolución, cuando lo cierto es que la gran mayoría vive bajo la dictadura porque no le queda otra opción. Escuché a muchas personas quejarse del gobierno, no escuché a nadie defender a las autoridades.
La mentalidad de los comunistas cubanos es muy triste. Todo está militarizado, hasta los dibujos animados para los niños en la TV. Por todos lados hay carteles que proclaman en letra de molde que Estados Unidos es el enemigo. Es muy triste que críen a la juventud cubana en la creencia de que Fidel Castro es un héroe sin fallas y que los presidentes norteamericanos son diabólicos en su odio contra los cubanos. Fidel Castro admitió recientemente su error al perseguir a los homosexuales en los años 60 y hace menos de 20 años modificaron el ateísmo oficial de la constitución, pero los ciudadanos nunca pueden hablar de los errores del Compañero Fidel, que sabe la solución de cada pregunta.
Los cubanos que visitan la Sección de Intereses Norteamericana, los que platican con turistas extranjeros o los que pueden comunicarse por correo electrónico hacia el mundo exterior saben las verdades que ocultan los medios oficiales. Todos los cubanos saben de muchas mentiras oficiales y muchas veces ni ellos mismos creen lo que sale de sus bocas cuando repiten lemas oficialistas.
Las tiendas en pesos cubanos ofrecen poco. Las tiendas en cuc ofrecen mucho más a su clientela con moneda convertible. En el supermercado cerca de mi hotel había de todo, los estantes estaban llenos de productos importados con precios equivalentes o superiores en algunos casos a los de las tiendas en países más desarrollados. Casi todos los compradores eran extranjeros. Allí compré jugos y galletas a precios inflados, pero los tuve que pagar porque no pude encontrar esos productos en otras tiendas.
Una lata grande de mermelada cuesta 150 pesos cubanos (la mitad de un salario mensual). En las que antes de la revolución eran grandes tiendas por departamentos, como la Woolsworth`s, sólo se venden algunas pocas cosas, en un rincón, detrás de mostradores de vidrio. Adornos o colores no hay muchos. La tienda estaba vacía y oscura. La escalera mecánica no funciona porque no hay nada que comprar en los otros pisos.
Comprar algo en una tienda es una experiencia desagradable. El personal no te presta atención, ni cuando le pides ayuda para encontrar lo que necesitas. Cuando te dan lo que pediste, no son amables. La calidad es pésima, no hay sutilezas. Una vez me vendieron un helado casi derretido, servido en un cucurucho de papel, que chorreaba bajo el sol y no tenía una servilleta con que limpiar mis dedos pegajosos. Hasta en un restaurante privado, cuando pedí una servilleta, sólo tenían papel higiénico.
Obviamente, en las tiendas estatales no les importa nada, ni el cliente ni los ingresos de la tienda. Por eso fracasan económicamente (y también socialmente).
En el Museo de la Revolución vi un antiguo periódico en el que Fidel Castro anunciaba que iba a crear 200 000 nuevos empleos en un año. Pero durante mi último viaje, su hermano Raúl anunció que iba a eliminar 500 000 empleos estatales en seis meses.
Los cubanos merecen algo mejor, pero ¿cómo lo van a obtener si en las llamadas elecciones sólo se les permite una opción? Los hermanos Castro son como todos los dictadores, que no sueltan el poder cuando sus gobiernos fracasan. Son peores que los comunistas soviéticos y de Europa del Este, quienes al final admitieron que sus sistemas habían fracasado y que sus pueblos querían algo mejor. La buena noticia es que Fidel y Raúl Castro están al final de sus vidas. ¡Que Dios proteja a los buenos cubanos!
primaveradigital@gmail.com
*Nota del editor: El autor decidió mantener su anonimato para poder visitar la Isla y no tener dificultades con las autoridades. La buena noticia es que reaccionó el primero entre los 300 millones de americanos. Buena suerte en Utah. Donde aún no la tenemos es en Washington. ¡Voila!
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