Por: Eduardo E. Rodríguez Candelario
Poesía dedicado a Orlando Zapata, Reyna Luisa Tamayo, las Damas de Blanco y todos los prisioneros políticos de Cuba. Miles de bendiciones para todos, mi corazón permanece con ustedes siempre.
En un rincón del cielo estoy,
junto con las huestes del todo amado,
regocijando estamos la valentía que reflejan,
sin rendir los principios a los pies de los que repelan.
¿Cómo es posible que de tan pequeño ente pueda irradiar tanta bondad?
Con manos sutiles impartir tanto calor de dovoción Humano, el poder concebir,
que a la misma vez se demuestre tanto valor y resolución determinado.
El mundo padece su dolor, madrecita del alma,
aflicción que proviene por los que descansan en paz.
Jamás podrán borrar de la faz,
la agonía que han provocado con tanta antipatía,
una ideología malsana que agobia al valor martiana.
Las Montañas y los valles algún día se levantarán,
para gritar un cese al atropello,
de una vileza de odio y maldad,
que algún día terminará en lo más profundo de la tenebrosidad.
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