viernes, 29 de octubre de 2010

MERCADO ÚNICO



Por Gladys Linares


Lawton, La Habana, 30 de octubre de 2010, (PD) La Habana se destruye a pasos agigantados. No hay que caminar mucho para ver casas en ruinas, sin techo o apuntaladas, y edificios derrumbados o en peligro de derrumbe.

Por ese camino va el Mercado Único, conocido por los cubanos como el Mercado de Cuatro Caminos, por su ubicación. Inaugurado en 1920, fabricado a un costo de 2 millones de pesos, está situado en una zona céntrica.

Consta de dos plantas. La planta baja era utilizada fundamentalmente para el comercio mayorista. Allí acudían a abastecerse los pequeños comerciantes, aunque también compraba la población en general. En la planta alta se ofertaba comida las veinticuatro horas del día. Había grandes ventanales que daban iluminación y ventilación natural. No eran pocos quienes acudían después de un baile, una tertulia, o a la salida del cine, a disfrutar de una buena comida china o criolla vendida en las más rigurosas condiciones de limpieza.

“Los sábados salíamos a bailar – me cuenta Amelia -, y después íbamos hasta el Mercado Único de Cuatro Caminos, para comer arroz frito. Hoy me parece mentira verlo tan destruido. Por eso evito pasar por allí”.

Al intervenir los negocios privados, cuando la ofensiva revolucionaria de 1968, cerraron la planta alta, que poco a poco se deterioró. En la actualidad le faltan muchísimas tejas y está llena de goteras. Un ciclón derribó el puente que servía para transportar la mercancía, pero aún se pueden ver sus restos. La mayoría de los cristales de los ventanales están rotos. Hoy este lugar es solo un grato recuerdo para las viejas generaciones que tuvieron la posibilidad de disfrutarlo.

En la actualidad la planta baja se utiliza para vender productos de la agricultura, pero con precios inalcanzables para la mayoría de la población, y nunca con la calidad de otros tiempos. La falta de higiene e iluminación, el hacinamiento de los vendedores, los pisos rotos, las filtraciones, hacen de esta gran obra de la arquitectura cubana un lugar deprimente. Como prueba del pasado esplendor de otra época, apenas quedan las bellas cornucopias en la fachada de Monte y Cristina.

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