viernes, 5 de noviembre de 2010

PARA RECUPERAR EL POCO ESPACIO QUE CEDEN



Por Augusto César San Martín Albístur


Centro Habana, La Habana, 6 de noviembre de 2010 (PD) Desde que los actuales gobernantes cubanos tomaron el poder en 1959 han sido escasas las ocasiones en que han cedido espacio y beneficiado al pueblo. Una de las pocas medidas en ese sentido fue la autorización de entrada a la isla de la comunidad de cubanos exiliados en Norteamérica.

Con ella, comenzó abrirse el orificio en la cortina de hierro que mantiene a los cubanos aislados del mundo y empezó a desestabilizarse el absolutismo gubernamental. A través de la realidad palpable que describieron aquellos cubanos se intuyó que la isla no era el paraíso y el resto del mundo el infierno que describían los medios de difusión controlados por las autoridades.

La entrada de la comunidad cubano-americana provocó que la población de la isla se contaminara con los aires de libertad y progreso. Esta purificación estimuló el éxodo masivo del Mariel, conflicto que el gobierno supo tratar con astucia, al drenar las cárceles y hospitales psiquiátricos para llenar las embarcaciones que llegaban desde la Florida.

A pesar del tiempo transcurrido, Cuba continúa su retroceso. Pese a todas las dificultades, el régimen cubano, con el control absoluto del país, no ha dejado escapar una gota de poder y se las ingenia para sortear las crisis sin escuchar reclamos internacionales y mucho menos del pueblo.

Ante la crisis permanente de la economía cubana, ¿convendría al régimen el fin del embargo? El embargo no es el eje de los males económicos de Cuba. Su fin significaría la entrada de influencias difíciles, aunque no imposibles de manejar, como sucedió con la entrada de los “comunitarios”. El gobierno cubano no se abrirá totalmente a los EUA sin esgrimir peros para salvaguardar el derrumbe de sus ruinas. ¿Cómo volver a la crisis si el país prospera con la ayuda del histórico enemigo? Ese sería el mayor reto. ¿Para qué correr riesgos? El embargo norteamericano es el más útil argumento ante los fracasos del sistema.

Exhalar aire para mantener el poder ha sido siempre la estrategia gubernamental. Una vez recuperado, vuelve a sus andanzas y corta , bajo cualquier pretexto, los hilos de lo que pudo aparentar ser una política de cambio.
De forma lenta, el actual presidente de Cuba, Raúl Castro, otrora Ministro de las Fuerzas Armadas, ha militarizado la economía del país y ubicado a los militares en posiciones favorables para controlar el ingreso de divisas convertibles . El segundo paso, algo apresurado por las circunstancias, ha sido autorizar a los cubanos a que trabajen por cuenta propia, siempre y cuando paguen el diezmo al Estado. Con esta medida, entre otros cosas, aspira a reubicar a los trabajadores que quedarán desempleados en los próximos meses debido a los recortes que debe hacer el gobierno.

Aunque algunos medios de prensa se empeñen en llamarle “empresarios” a quienes se afilien a la nueva política económica, dudo que el control gubernamental dejará a algún cubano en la isla alzarse con poder económico. En disímiles ocasiones, las autoridades han puntualizado con acciones judiciales hasta donde llega el límite. Recordar la operación “Maceta”, que llevó a prisión a no pocos artesanos.

Ahora el gobierno quiere cobrar impuestos hasta a los limosneros. En la lista de trabajos autorizados se encuentra el de las señoras que aprovechan el interés del turista extranjero por el costumbrismo cubano y se visten y maquillan de época para deambular por las principales calles de la Habana Vieja y pedir dinero a cambio de ser retratadas. Es posible que estas “empresarias” solo ganen para el sustento. Su prosperidad está por ver, la del gobierno está implícita en los remedios a los que estamos acostumbrados.

Quienes opinan que las novedades económicas en Cuba son piruetas aprovechables para atraer la atención de políticos en los Estados Unidos y la Unión Europea, deben tener en cuenta que el gobierno no hace más que devolvernos convenientes migajas de nuestros derechos ciudadanos , que en cualquier momento pueden controlar o suprimir.

Nuestros plenos derechos económicos no llegarán con los actuales mandatarios. Eso no lo afirmo yo, lo ha ratificado el gobierno cubano durante casi cincuenta y dos años.

El régimen busca oxígeno a cualquier precio. Si logra obtener el suficiente para mantenerse jadeando, entonces sabremos cuáles son sus verdaderas intenciones. Auguro que como en otros momentos, detendrá la extensión de licencias y suspenderá otras hasta reducirlas a los limites convenientes. Sacrificar parcelas del poder, como lo hizo al dejar entrar a los exiliados, no tiene segunda versión. Sabe que puede perder cualquier cosa menos el control del país. Es la única forma de poder recuperar el poco espacio que cede.

sanmartinalbistur@yahoo.com
Foto: Marcelo López

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