viernes, 10 de diciembre de 2010
PASADO Y PRESENTE DE LA TORTURA
Por Jorge Luís González Suárez
El Cerro, La Habana, 11 de diciembre de 2010, (PD) Me encontraba en casa de una amiga, cuando de pronto descubrí entre sus libros un título que llamó mi atención: “Historia de la Tortura” de Lewis Lyons (Editorial Diana, México, 2005).
En sus páginas se resume en un análisis ameno e informativo la trayectoria de este controvertido tema.
La tortura es una forma que adopta el castigo. Sus propósitos son la retribución, inhabilitación, disuasión y reforma del ejecutante de un delito y está presente en cada régimen penal.
Torturar es un acto que amenaza la estabilidad de la comunidad, pero también se relaciona estrechamente con los que atentan contra el poder económico y político de la elite dominante.
La Convención de las Naciones Unidas definió la tortura como: “Acto con el cual se inflige intencionalmente a una persona severo dolor y sufrimiento, físico y mental, con fines tales como obtener información o una confesión de ella o de un tercero, castigarla, intimidarla o coaccionarla por cualquier motivo basado en la discriminación cuando es infligido por o a instancias, consentimiento o aquiescencia de un funcionario público u otra persona que actúe con carácter oficial”
El autor del libro hace un recorrido por la tortura desde la antigüedad y señala las características adoptadas por esta manera de martirio a seres humanos y como se ha puesto en práctica por los distintos códigos penales en las diferentes civilizaciones.
Comienza con el Código de Hammurabi, en Mesopotamia, el más completo de su época, que aplicaba la Ley de Talión. Menciona también las Leyes de Manú en La India y los Diez Mandamientos Bíblicos como un reflejo de leyes divinas
El Código Tang, en China, y la Sharia, dogmática legislación de principio religioso del Islam, muestran también en su accionar la imposición por medios violentos.
Las grandes culturas occidentales flexibilizaron un poco las medidas. Grecia aportó algo significativo hasta hoy: la democracia. Roma dio el Código Legal Romano, objeto de estudio hasta nuestros días.
Pero los avances relativos que se suscitaron no fueron óbice para que continuaran los atropellos contra las personas, incluida la pena capital, en todo el mundo. Estas normas perjudicaban más a las clases inferiores, sobre todo a los esclavos.
La Edad Media, con su carga oscurantista, mantuvo el suplicio de forma cruel igual que en tiempos anteriores. Las penas que se infligían a los transgresores eran cortar orejas, manos, pies, sacar ojos, quemar en la hoguera, crucificar, flagelar y muchas más.
La tortura en el mundo moderno se mantiene también. Golpes, fuertes sacudidas, quemaduras con cigarros, cautines y descargas eléctricas son otros procedimientos usados en la actualidad.
China es el país donde estos escarmientos se hallan más extendidos. El caso de Zhou Jiang Xiong, en 1998, fue relevante. Fue colgado de cabeza, azotado, golpeado con mazos, y castrado, como castigo por no declarar donde se hallaba su mujer embarazada sin permiso. Lo hallaron culpable de violar el control estricto de la natalidad vigente en esa fecha.
Actualmente, la tortura mental es el procedimiento más sutil empleado por los gobiernos en todo el mundo. Lavado de cerebro, campamentos de reeducación, desorientación, humillación y asilos mentales forman parte de las nuevas estrategias empleadas para disfrazar esta realidad. Su control por Amnistía Internacional no la disminuye.
El texto no hace ninguna referencia a algún tipo de tortura en Cuba, sin embargo el escritor señala “….prohibida en todo el orbe, su práctica está documentada en todos los continentes….”.
Nuestro país no es la excepción. Durante la dictadura de Batista se aplicaba la tortura física. Ahora se asume la tortura con carácter psicológico hacia todos aquellos que disienten de los preceptos de la clase en el poder. Formas más refinadas de amedrentar y disuadir son usadas por los aparatos represivos para mantener el status quo. Cuba es uno de los países que mantienen la pena de muerte sin derogar.
Las personas de acá, debido a los contrasentidos de nuestra vida, tienen un símil para expresar el agobio que les produce. La frase popular lo resume todo: “esto es una tortura”.
primaveradigital@gmail.com
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