Escrito por Osmar Laffita
Capdevila, La Habana
30 de marzo de 2011
(PD) De manera sorpresiva la prensa oficial dio a conocer el acuerdo No. 30/11 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba, que informa la devaluación del CUC un 8% y retoma la paridad cambiaria con el dólar americano de antes del año 2005.
Tal medida, aunque el documento no lo explique, está dirigida a incrementar las reservas de dólares, que tanto necesita el gobierno cubano, para poder honrar los compromisos pendientes de pagos con sus acreedores y el Club de París.
Tal paso es positivo, pero insuficiente, porque el valor real del CUC no se corresponde con el estado de depauperación en que está atrapada la economía cubana.
La medida está dirigida a provocar una reactivación de los principales rubros de la economía, como un mayor auge de las exportaciones, la entrada de turistas, un incremento en el envío de remesas y una mayor presencia de inversiones extranjeras.
El nuevo acuerdo del Comité de Política Económica es una muestra de que la medida tomada hace 7 años resultó un rotundo fracaso en todo el universo de la economía cubana, consecuencia del nocivo voluntarismo y las decisiones políticas erróneas, divorciadas de las reglas a la que están sujetas las actividades financieras, bancarias y crediticias.
Por donde quiera que se mire, los resultados cosechados en todo este tiempo han sido negativos: el Producto Interno Bruto (PIB) ha ido en picada, la deuda externa tiene afixiada a la economía, los desequilibrios internos y externos se hacen cada vez más incontrolables.
En el año 2008 Cuba fue asolada por tres devastadores ciclones. Las pérdidas superaron los 10 000 millones de dólares. Como consecuencia de este desastre, el gobierno decidió congelar 1000 millones de dólares de las cuentas pendientes de pago a 600 proveedores extranjeros radicados en Cuba, muchos de los cuales todavía no han podido repatriar sus ganancias.
Con la devaluación, el CUC vuelve a emparentarse en calidad de igual con la “perversa moneda del enemigo del norte”. Como el componente principal del PIB son los servicios y las remesas y la moneda principal en estas operaciones es el dólar, hasta ayer penalizado, estas actividades vuelven a estar sujetas a los complicados e impredecibles ciclos de la economía de los Estados Unidos.
La devaluación del CUC y su equiparación con el dólar americano, tendrá un efecto inmediato en el aumento de las exportaciones, por la oferta de productos a precio más competitivos, dirigidos a la reducción de las importaciones, lo que contribuirá a mejorar los actuales desequilibrios en los mecanismos de intercambio.
Tal medida propiciará un alza en el comercio exterior, porque al disponer de dólares, el gobierno tendrá que destinar fuertes sumas para importar todo tipo de bienes y servicios y comenzar a reconvertir el lamentable atraso industrial y tecnológico en que está atrapada la economía cubana.
Esta devaluación provocará un auge en la llegada de los vacacionistas que elegían otros destinos turísticos por el injustificable descuento que se aplicaba a su divisa al momento del cambio por un CUC falsamente evaluado.
Se espera un incremento de las remesas que envían los cubanos que radican en el exterior, fundamentalmente en los Estados Unidos. Su monto, calculado en 1000 millones de dólares, será un componente importante en el crecimiento del PIB.
La paridad entre el peso cuc y el dólar estadounidense da un tiro de gracia a las llamadas mulas, que durante años eran los encargados del tráfico de dólares que entraba a Cuba sin control del gobierno.
El gobierno busca situar a la economía cubana en los nuevos escenarios del comercio internacional y orientarla hacia el mercado del dólar americano, del cual nunca debía haber salido. Esta acción es un signo inequívoco de que para el presidente Raúl Castro, el crecimiento económico y los ajustes estructurales constituyen hoy una de sus primeras prioridades.
ramsetgandhi@yahoo.com
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