domingo, 24 de julio de 2011
Las mismas dificultades
Escrito por Amarilis C. Rey
Managua, La Habana
24 de julio de 2011
(PD) La dificultad es una integrante permanente en la vida del cubano. Y la adquisición de los uniformes escolares no está exenta de esta constante.
Por ese motivo durante la pasada semana, pudo verse en los diferentes sitios habilitados para la venta de estos artículos, grupos de personas que se aglomeraban en las afueras de los establecimientos esperando por el momento de la apertura.
Mucha de esta espera estuvo matizada por fuertes discusiones y hasta riñas entre las personas que defendían un turno en la fila, logrado con la llegada al lugar algunas horas antes.
En numerosos casos estos conflictos fueron exacerbados por los rayos del sol, que a tempranas horas del día comienzan a calentar el ambiente.
Isabel una anciana que reside en el capitalino municipio de Arroyo Naranjo, se dirigió a uno de esos mismos establecimientos en busca de una botella de cloro. Y así describió como encontró el ambiente:
“Yo solo quería comprar cloro, pero allí no había quien se acercara mucho. Aquellas mujeres estaban fajadas por entrar primero, parecían perros con todos los dientes afuera y los pelos parados; se decían insultos entre ellas y se empujaban. Y luego el sudor les corría por toda la cara. Sentí miedo y me fui. Creo que si intentaba entrar no me iban a dar tiempo a decir que yo no quería uniforme.”
En su edición del martes 11 de julio, el periódico Granma, anunció la venta de uniformes en todo el país y predijo para este año una buena distribución de estas prendas escolares de acuerdo a un trabajo conjunto del MINED ((Ministerio de Educación), MINIL (Ministerio de la Industria Ligera) y al MINCIN (Ministerio de Comercio Interior).
Afirma Granma que “La conciliación entre todas las partes implicadas es la principal garantía de calidad.”
Pero ¿Qué ocurre con los uniformes? Una de las madres que tuvo que sudar la gota gorda para comprar estas prendas de vestir, expresó:
“Uniformes hay, pero grandes y aquí los niños están raquíticos. La gente se tira primero para las tallas pequeñas, porque casi todos los niños llevan esas tallas. Lo que queda es comprar una grande y adaptarla, pero eso cuesta buscar una costurera y todo los demás inconvenientes.
Entonces que nos queda, entrar primero y fajarnos por una camisa y un pantalón que no haya que hacerle nada, que le quede bien al niño.
Y yo me pregunto: ¿Si el gobierno sabe eso, por qué no manda más cantidad de uniformes pequeños, y así uno pasa menos trabajo?”
Otra cuestión que también afecta, es que todos los niños no tienen derecho a comprar el uniforme. Esto depende del grado que cursen. Y esto trae que se desaten ventas ilícitas. Al menos eso expresó Carlos, quien tiene un hijo que ahora comienza el noveno grado.
“En este año a mi hijo no le toca uniforme, en séptimo le vendieron dos camisas y dos pantalones. Pero ya eso está pasado de lavarlo, y en este curso, le vendieron una camisa y un pantalón. Ahora, en noveno no le toca nada y tiene que seguir con eso mismo o comprarle uno nuevo, pero en bolsa negra que por cada camisa o pantalón tengo que pagar cincuenta pesos.”
Las medias también son integrantes del uniforme, pero sin embargo esas no se venden junto al módulo escolar y los padres tienen que comprarlas donde las encuentren.
“En el caso de las niñas, en las escuelas te exigen medias blancas, altas y que no tengan ningún logotipo. Hay que
comprarlas a sobre precio, o con divisa porque si no cumples con ese requisito, entonces te mandan a buscar de la escuela y te amenazan con ponerle al alumna hasta una amonestación en el expediente.” Dijo Clara madre de una estudiante de noveno grado.
Al menos por estos días, los uniformes han alterado otras rutinas no menos preocupantes que vive a diario la familia cubana.
amarilisrey@yahoo.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario