
Aunque crece en Cuba la presencia de la mujer en el trabajo por cuenta propia, analistas consideran que su incorporación es más difícil que para los hombres.
martinoticias.com 12 de julio de 2011
Foto: Reuters ¡Café calentico!
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Es “la mezcla de voces con los gritos de otros vendedores y el ruido típico de los mercados de Cuba, describe la periodista Patricia Grogg, en un reporte publicado el marte por IPS.
El despacho de Grogg señala que Elisa, de 64 años, fue una de esos vendedores ambulantes clandestinos, hasta que fue multada por la venta de sus productos. "He pagado un alto precio por ello", ha dicho Elisa a IPS.
Alguien aconsejó a Elisa para que obtuviera un permiso para seguir vendiendo las bolsas de material plástico hechas por su sobrina en una máquina de coser prestada.
"Pero soy demasiado vieja para eso. ¿Y qué haría después si no puedo pagar los impuestos? "Se pregunta y desaparece entre los clientes.
El despacho de IPS apunta que en el primer trimestre de este año, unas 300.000 personas, en este país de 11,2 millones, se trasladaron desde el sector estatal al sector privado, al amparo de la expansión del trabajo por cuenta propia en 178 oficios y actividades.
Explica el informe de Grogg que en 1994 la nómina de trabajadores por cuenta propia aumentó de 50.000 a 121.000 pero el mayor número de cuentapropistas registrados oficialmente fue 165.000 en 2005. Sin embargo, según los investigadores, el crecimiento del sector se vio limitado por un gran número de restricciones.
Añade la periodista que ciertos economistas han afirmado que "la debilidad del marco legal para los trabajadores autónomos para desempeñar eficazmente sus actividades ha llevado a subsistir en un estado de ilegalidad.
El despacho de IPS indica tambien que “esta esfera de actividad, por otra parte, se ha caracterizado por su supuesto carácter temporal y una desconfianza con base ideológica de la misma en el contexto de la Cuba de sistema económico y político comunista.
Agrega la periodista que “en la década de 1990, muchas mujeres aprovecharon el sector económico no estatal, pero generalmente en papeles subordinados como ayudantes en negocios familiares, a menudo sin remuneración alguna, y como tal se mantuvieron esencialmente invisible.
Sin embargo –explica el reporte de IPS- según cifras oficiales, a partir de 2007 las mujeres constituían cerca de un cuarto de los trabajadores registarados como cuentapropistas, y expértos consideran que a partir de esta segunda ola de reformas ese número podría crecer.
Otros analistas –continúa Patricia Grogg- advierten que si bien las mujeres representan casi el 65 por ciento de los graduados universitarios y el 66 por ciento de la fuerza técnica y profesional del país, las opciones a su disposición para el trabajo privado son precarias y no calificadas, ya que son, en su mayoría, para los hombres.
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