domingo, 28 de agosto de 2011
Sí se pudiese preguntar
Escrito por Amarilis C. Rey
Managua, La Habana
28 de agosto de 2011
(PD) Desde los primeros grados en la escuela primaria y desde hace muchos decenios, los niños en Cuba se incorporan a las filas de la Organización de Pioneros “José Martí”, y desde ahí gritan a diario que quieren ser como el Ché, y les repiten hasta el cansancio, durante toda su vida de estudiante, que la Revolución es invencible.
La misma propaganda inocula como una inyección intravenosa que el sistema es bueno, que la educación es gratis, que el médico no cuesta, que nunca sabes a quién tienes al lado, y que todo el pueblo está dispuesto a morir por defender el sistema socialista que traerá un futuro luminoso.
José Alberto tiene apenas 17 años. Por ser un niño celiaco, (padecimiento que lo obliga a mantener una dieta rigurosa), a pesar de su inteligencia, no pudo continuar estudios pre universitarios porque esos centros estaban en zonas rurales; sus padres hicieron lo imposible por tratar de encontrar un lugar de estudios donde pudiera almorzar en su casa, pero nada lograron.
De familia pobre, este joven comenzó a laborar en una de las fincas que administra el comandante histórico de la revolución Guillermo García Frías a través de la empresa Flora y Fauna.
Recientemente la madre de José Alberto contó un incidente ocurrido entre su hijo y un nieto de García Fría.
“El joven, que es más o menos de la edad de mi hijo, lo recriminó por unos caballos que pastaban fuera del área establecida. Mi hijo alegó que los animales no pertenecían a la empresa. Sin embargo fue tratado groseramente por el otro muchacho, quien alegó con prepotencia: ‘No te vayas a equivocar que yo soy el hijo de Loreta, nieto de Guillermo García.
“José Alberto se sintió humillado- acotó su madre- y en ese tono me contó como aquel joven vestía con ropa de marca y conducía su auto particular.” Un sueño casi imposible para cualquier cubano pobre.
En el mes de noviembre de 2005, Fidel Castro dijo en una comparecencia en la Universidad de la Habana, que la corrupción podía acabar con la Revolución. Y Raúl Castro hace solo unos días aseguró que todos los cubanos eran iguales ante la ley.
Si se pudiese preguntar a alguien de los que dirigen este país, ¿por qué se sufre tanta desigualdad entre cubanos? ¿Por qué una elite tiene mucho y la inmensa mayoría nada?
El 18 de agosto, medios internacionales informaban de la golpiza a que fueron sometidas 47 damas de blanco que se disponían a caminar por las calles habaneras en protesta por la represión que también sufrieron sus homólogas en la ciudad de Santiago de Cuba, al oriente del país.
Ese mismo día, otras siete mujeres fueron arrestadas para impedir su participación en la protesta y liberadas posteriormente.
Según la información, las Damas de Blanco santiagueras llevan cuatro domingos de espanto, de golpizas, insultos, empujones, pedradas. Han sido arrastradas por brigadas paramilitares y por la policía, al querer expresar sus peticiones de libertad en la catedral de Santiago y en el Santuario del Cobre.
Si se pudiese preguntar: ¿A qué teme el gobierno cubano cuando un grupo de mujeres pide libertad para sus seres queridos y para todos en este país?
La imagen de hombres que pegan y maltratan a mujeres le da la razón a la protesta de las Damas de Blanco: “Queremos libertad.”
amarilisrey@yahoo.com
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