jueves, 22 de septiembre de 2011

Incultura financiera conspira contra microempresa cubana



“La gente no sabe cómo llevar la contabilidad, cómo acceder a un crédito, no tiene disciplina financiera, ni tributaria. "

martinoticias.com 22 de septiembre de 2011

Foto: Reuters

Las iniciativas de los cuentapropistas cubanos son resultado del instinto. El deseo de progreso económico los ayuda a saltar los obstáculos, sin embargo, la poca cultura en temas financieros impide el progreso real y muchos de estos negocios fracasan en los inicios.

Dentro de los nuevos empresarios cubanos “hay dos segmentos claramente establecidos: los que están informados y aprovechan diferentes formas de crédito económico, las remesas familiares o el pedido de dinero… la mayoría desconoce cuáles son los mecanismos para los créditos y los pagos,” opina el economista cubano Julio Aleaga Pesant.

“La gente no sabe cómo llevar la contabilidad, cómo acceder a un crédito, no tiene disciplina financiera, ni tributaria, todo esto producto de 50 y tantos años de una mentalidad acostumbrada al paternalismo del estado,” asegura la economista Karina Gálvez Chiu.

“El desconocimiento mayor se debe a que no existe un conocimiento bancario que haga uso del crédito como una forma de crecimiento económico, toda vez que como ha dicho recientemente Raúl Castro no se permitirá el gran enriquecimiento. El capitalismo de Estado, impide que se den créditos que realmente promuevan la construcción económica de la sociedad,” explica Aleaga.

No hay ninguna garantía de éxito para estos negocios, pues están muy lastrados por el pensamiento económico estatal. El que presta servicio, no se da cuenta que el cliente es lo más importante, porque está repitiendo el esquema del estado paternalista. Pasara bastante tiempo para que comprendan la importancia del servicio al cliente y de los valores agregados a los productos que oferta.

Sobre la necesaria preparación a los cuentapropistas, Aleaga asegura que en estos momentos en Cuba existen profesionales preparados para instruir a los nuevos cuentapropistas, pero aguardan por un espacio de mayor libertad. “Hay un gran capital humano preparado, pero no están los mecanismos para que desarrollen toda su potencialidad y tiene que ver con la indecisión del estado central.”

“Tenemos que empezar por conceptos como gestión de ventas, servicios, público, objetivo, relaciones públicas y estudios de mercado. Es todo un mundo de información el que hay que poner a disposición de los nuevos empresarios”.

Hasta el momento el gobierno cubano ha anunciado nuevas leyes para las propiedades de viviendas y de automóviles, al igual que para la solicitud de microcréditos y la flexibilización del trabajo por cuenta propia, pero en opinión de Gálvez “no pasa de ser para un mínimo de supervivencia para la gente que se ha quedado sin trabajo”.

La primera herramienta para el progreso de estas pequeñas empresas, es – según Aleaga – “la gestión del conocimiento, y el desarrollo de bancos que promuevan los créditos a los pequeños empresarios como sucede en el mundo entero”.

Agrega que para un cambio real y definitivo se necesitaría liberalizar en todo lo posible el mercado, “un gran tsunami de liberalización, que dentro de par de años debe tener una rectificación para combatir los casos de mal manejo, corrupción o daños al medio ambiente”.

Gálvez señala que haría falta un cambio de estructura: el desbloqueo de la iniciativa privada, de modo que cualquier ciudadano pueda ejercer su oficio de manera particular, la apertura a la inversión a los cubanos que están fuera de Cuba, la creación de un sistema financiero de microcréditos “que ayuden a los pequeños propietarios que durante todos estos años no han tenido oportunidad de hacer capital” y el establecimiento de un sistema tributario que permita redistribuir el ingreso para contribuir a la parte social de la economía.

“Hace falta formación pero además: verdaderas oportunidades”, concluyó la economista Karina Gálvez.

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