viernes, 28 de octubre de 2011
¿Qué quiere Cuba con China?
Los tiempos en que La Habana prefirió amigarse más con Moscú que con Pekín parecen haber sido olvidados tanto en la isla como en China.
Roberto Casin 28 de octubre de 2011
Foto: Reuters
Raúl Castro con el vicepresidente chino, Xi Jinping, durante su visita a La Habana en junio pasado.
El gobierno cubano lleva unos cuantos años ya haciendo buenas migas con las autoridades chinas después de haberlas relegado casi al olvido o a la indiferencia, que es peor, para dar prioridad a sus lazos de todo tipo con la ya extinta Unión Soviética.
Pero una vez esfumadas las multimillonarias subvenciones que daban a la isla los soviéticos, los esfuerzos del gobernante Raúl Castro por acercarse más a Pekín parecen estar dando resultado desde que en noviembre de 2008 incluso cantó en mandarín para recibir en La Habana al presidente chino, Hu Jintao.
La señal más reciente de que la amistad chino-cubana marcha a todo tren, y sobre todo tipo de rieles, es la visita que realiza ahora a la isla al frente de una delegación el coronel general Guo Boxiong, miembro del Buró Político del Partido Comunista de China y vicepresidente de la Comisión Militar Central de ese país.
La delegación, que va a estar de visita hasta el 29 de octubre en Cuba, tiene como objetivo “impulsar los vínculos militares bilaterales sobre la base de los estrechos lazos de amistad y solidaridad” que unen a los dos países, según una escueta nota –para no perder la costumbre de la cautelosa brevedad—difundida por el diario Granma.
Para darle mayor realce fílmico a la visita, el coronel general declaró que China y Cuba son "dos países socialistas, pertenecientes a un Partido Comunista con iguales ideologías y aspiraciones”, y se dio un paseo hasta el puerto de La Habana, donde desde el pasado 21 de octubre está atracado el buque-hospital de la fuerza naval china cuyo nombre es puro simbolismo: “El Arca de la Paz”.
A pesar de que Cuba fue el primer país latinoamericano en reconocer a la República Popular China, en 1960, las relaciones bilaterales tuvieron en lo adelante sus pequeñas alzas y grandes bajas, debido a la sólida alianza entre cubanos y soviéticos, históricos rivales de los chinos, hasta que con las reformas de fines de los años 1980 comenzó a avecinarse en Europa el desplome del bloque oriental.
El acercamiento cobró vida después de junio de 1989, cuando el gobierno cubano cerró filas junto a Pekín y aplaudió a las dos manos la brutal represión de las autoridades chinas contra los jóvenes en la Plaza de Tienanmen. Luego, para el gobierno cubano todo fue cuestión de ofrecer, adular, sonreír y esperar.
La organización GlobalSecurity, especializada en la compilación de información sobre asuntos de seguridad militar, reportó que desde fecha tan temprana como mediados de 1999 los chinos estaban utilizando instalaciones en Cuba para recopilar datos de inteligencia en el noreste de Santiago de Cuba y en una base en Bejucal, al suroeste de La Habana.
Pero habida cuenta de las penurias afrontadas por el gobierno de la isla, la economía manda y en junio pasado los dos países suscribieron una decena de acuerdos, convenios y memorandos económicos que incluyen créditos, donativos, y la cooperación en las áreas financiera, técnica, petrolera, informática y comunicaciones para reforzar la resurgida amistad bilateral.
China es uno de los países favorecidos por los contratos de exploración petrolera concedidos por Cuba en su llamada Zona Económica Exclusiva, en las aguas del Golfo de México que bañan la parte noroccidental de la isla. Pero además, es el segundo socio comercial de La Habana después de Venezuela, y los intercambios bilaterales aumentaron en 2010 a $1.800 millones de dólares, $254 millones de dólares más que en 2009.
La solidaridad política paga, y Cuba anhela beneficiarse aún con mayores réditos después de que los chinos superaron el año pasado a los japoneses como segunda potencia económica mundial, y el Fondo Monetario Internacional vaticinó hace apenas seis meses que el Producto Interno Bruto de China podría rebsar al de EE.UU. en 2016.
Aunque muchos no dan por tan seguro el augurio, la sola idea de que China es hoy en día el mayor acreedor de la deuda de EE.UU. debe haber infundido esperanzas al gobierno de la isla de que por arrimarse a buen árbol tendrá otra vez sombra que lo cobije. Después de todo, el gobierno de la isla lleva medio siglo viviendo de lo que le regalan y del prestado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario