Docencia médica en crisis
MARTES, 23 DE JULIO DE 2013 00:13 ESCRITO POR JORGE OLIVERA CASTILLO
Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Los médicos sudafricanos graduados en Cuba no cumplen con los estándares de su país natal parabrindar una debida atención a los pacientes que sufren de enfermedades como la tuberculosis, el SIDA u otras de gran incidencia, han manifestado recientemente autoridades sanitarias de la nación africana, además de cuestionar la viabilidad del programa de formación de profesionales de la salud en las escuelas de la Isla.
El costo de los seis años de estudio, que incluyen el aprendizaje del idioma español, es considerado excesivo al cotejarlo con los bajos resultados académicos, lo que supone una probable revisión de los acuerdos.
En la actualidad, más de 1000 estudiantes de Sudáfrica cursan estudios de medicina en Cuba.
La queja se une a otras provenientes de varios países latinoamericanos que regularmente envían jóvenes a formarse como médicos en diversas especialidades.
Lo cierto es que casi ninguno de los egresados logra pasar las evaluaciones pertinentes para desempeñar una labor responsable en los hospitales de sus respectivos países. En una gran parte de los casos, tienen que conformarse con plazas por debajo del perfil profesional adquirido en Cuba.
Las opiniones más críticas en relación a este fenómeno, indican que las capacidades de los que concluyen sus estudios son tan precarias que apenas podrían hacer un buen papel en el ámbito de la enfermería.
Es decir, que los recursos y el tiempo invertidos en la formación de miles de alumnos de decenas de países del Tercer Mundo son malgastados sin que hasta el momento haya intenciones de enmendar las faltas correspondientes.
Tales anomalías ponen en evidencia unas de las aristas de la crisis que afecta a todos los sectores económicos y sociales.
La docencia en Cuba, sin que medien especificaciones, se encuentra desde hace años en un franco declive.
El sector de la salud no escapa a la escasez de insumos, la falta de rigor profesional, el pobre equipamiento en laboratorios y recintos, también imprescindibles, dentro de los cronogramas de estudio.
Al retornar a sus países, los graduados se enfrentan a contextos sanitarios para los que no han recibido el entrenamiento necesario. O sea, que el aprendizaje recibido se limita a un nivel básico y en extremo mediocre.
Aunque permanezca fuera de los objetivos a ventilar en discursos y campañas publicitarias, la masividad de estos programas respondió desde su comienzo al adoctrinamiento de cada uno de los participantes.
Se supone que todos los que han pasado por las escuelas de medicina cubanas, compartan sus experiencias con pacientes y amistades al retornar a sus lugares de origen.
Visto desde esas perspectivas, el socialismo real cobra significados muy diferentes del que tiene el cubano promedio.
Que, por ejemplo, el hijo de un campesino boliviano sea elegido para estudiar medicina en La Habana, constituye un acto por el cual estará eternamente agradecido. Esa familia responderá sin pensarlo dos veces a la ideología que propició "el milagro".
Tal enfoque presenta sus grietas a partir del agotamiento de las estrategias que buscan más que solidaridad, dividendos políticos y monetarios.
El descontento de gobiernos, y sobre todo de médicos y funcionarios autóctonos vinculados al sector de la salud, crece. Las críticas provenientes de Sudáfrica son un botón de muestra de algo que tiende a generalizarse.
No es lógico desembolsar decenas de miles de dólares al año para que en vez de médicos, se reciban enfermeros de segunda y tercera categoría.
Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com
MARTES, 23 DE JULIO DE 2013 00:13 ESCRITO POR JORGE OLIVERA CASTILLO
Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Los médicos sudafricanos graduados en Cuba no cumplen con los estándares de su país natal parabrindar una debida atención a los pacientes que sufren de enfermedades como la tuberculosis, el SIDA u otras de gran incidencia, han manifestado recientemente autoridades sanitarias de la nación africana, además de cuestionar la viabilidad del programa de formación de profesionales de la salud en las escuelas de la Isla.
El costo de los seis años de estudio, que incluyen el aprendizaje del idioma español, es considerado excesivo al cotejarlo con los bajos resultados académicos, lo que supone una probable revisión de los acuerdos.
En la actualidad, más de 1000 estudiantes de Sudáfrica cursan estudios de medicina en Cuba.
La queja se une a otras provenientes de varios países latinoamericanos que regularmente envían jóvenes a formarse como médicos en diversas especialidades.
Lo cierto es que casi ninguno de los egresados logra pasar las evaluaciones pertinentes para desempeñar una labor responsable en los hospitales de sus respectivos países. En una gran parte de los casos, tienen que conformarse con plazas por debajo del perfil profesional adquirido en Cuba.
Las opiniones más críticas en relación a este fenómeno, indican que las capacidades de los que concluyen sus estudios son tan precarias que apenas podrían hacer un buen papel en el ámbito de la enfermería.
Es decir, que los recursos y el tiempo invertidos en la formación de miles de alumnos de decenas de países del Tercer Mundo son malgastados sin que hasta el momento haya intenciones de enmendar las faltas correspondientes.
Tales anomalías ponen en evidencia unas de las aristas de la crisis que afecta a todos los sectores económicos y sociales.
La docencia en Cuba, sin que medien especificaciones, se encuentra desde hace años en un franco declive.
El sector de la salud no escapa a la escasez de insumos, la falta de rigor profesional, el pobre equipamiento en laboratorios y recintos, también imprescindibles, dentro de los cronogramas de estudio.
Al retornar a sus países, los graduados se enfrentan a contextos sanitarios para los que no han recibido el entrenamiento necesario. O sea, que el aprendizaje recibido se limita a un nivel básico y en extremo mediocre.
Aunque permanezca fuera de los objetivos a ventilar en discursos y campañas publicitarias, la masividad de estos programas respondió desde su comienzo al adoctrinamiento de cada uno de los participantes.
Se supone que todos los que han pasado por las escuelas de medicina cubanas, compartan sus experiencias con pacientes y amistades al retornar a sus lugares de origen.
Visto desde esas perspectivas, el socialismo real cobra significados muy diferentes del que tiene el cubano promedio.
Que, por ejemplo, el hijo de un campesino boliviano sea elegido para estudiar medicina en La Habana, constituye un acto por el cual estará eternamente agradecido. Esa familia responderá sin pensarlo dos veces a la ideología que propició "el milagro".
Tal enfoque presenta sus grietas a partir del agotamiento de las estrategias que buscan más que solidaridad, dividendos políticos y monetarios.
El descontento de gobiernos, y sobre todo de médicos y funcionarios autóctonos vinculados al sector de la salud, crece. Las críticas provenientes de Sudáfrica son un botón de muestra de algo que tiende a generalizarse.
No es lógico desembolsar decenas de miles de dólares al año para que en vez de médicos, se reciban enfermeros de segunda y tercera categoría.
Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com

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