viernes, 27 de septiembre de 2013

Desde la cuna


Wilfredo Vallín Almeida
la cons3
Cuba actualidad, La Víbora, La Habana, (PD) Hace unas semanas leí el periódico Granma que contenía el discurso del general Raúl Castro ante la Asamblea Nacional del Poder Popular y donde éste hacía un balance nada alentador de la situación nacional actual.

También repasé con detenimiento la carta que hace poco escribiera un grupo de obispos cubanos y que recuerda otra escrita por ellos, ya hace algunos años, bajo el título "El Amor todo lo espera".
Ayer, tuve la oportunidad de ver un video corto en el que aparece Roberto Carcasses cantando en la "Tribuna Antimperialista".
Para mi estos tres acontecimientos se relacionan muy estrechamente. Paso a explicarme.
En una parte de su intervención, el señor presidente de los Consejos de Estado y de Ministros dice textualmente: "Lo más sensible es el deterioro real y de imagen de la rectitud y los buenos modales del cubano. No puede aceptarse identificar vulgaridad con modernidad;...vivir en sociedad conlleva, en primer lugar, asumir normas que preserven el respeto al derecho ajeno y la decencia".
En mi modesta opinión, aquí hay una gran verdad y es que, desgraciadamente, todo lo que dijo el presidente (y no dijo todo) es una aciaga realidad pues admite que "el hombre nuevo", del que tantas veces se nos hablara, nunca ha existido ni existirá. De sus palabras puede derivarse con facilidad que el verdadero resultado de esa quimera es un colosal daño antropológico hecho al pueblo de Cuba en sus convicciones y valores.
Pero más adelante en su intervención hay un gran error, pues siempre según sus propias palabras: "La pérdida de valores éticos y el irrespeto a las buenas costumbres puede revertirse mediante la acción concertada de todos los factores sociales empezando por la familia y la escuela desde las edades tempranas, no obstante, un proceso complejo que tomará bastante tiempo."
Para lo anterior, será menester que la familia vuelva a ser en Cuba lo que un día fue, hace más de 54 años. Está por verse que eso pueda lograrse nuevamente.
Es necesario, además, que quienes eduquen sean verdaderas instituciones, evangelios vivos. Hay dos cosas que nuestros niños deberán aprender bien para que tengan un futuro como se merecen: una ética humanista sólida y un profundo conocimiento del derecho, de sus verdaderos e inalienables derechos.
Pero para que esto llegue, es imprescindible que la petición de Carcasess (ser un hombre libre en la posesión y uso de esos derechos) se convierta en realidad junto a la petición de los obispos cubanos (es menester un cambio en el sistema político del país).
Entonces, y sólo entonces, se podrá ir retomando poco a poco todo aquello que nos identificaba, que hemos dejado en este camino de más de medio siglo, y que hoy nos hace tan desventurados
Cuando eso llegue, los cubanos deberemos tener el recuerdo, la obligación y el cuidado de suministrar a nuestros descendientes esa medicina contentiva de la ética y del derecho necesarios para una vida libre y plena ...desde la cuna.
Para Cuba actualidadvallinwilfredo@yahoo.com

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