MARTES, 08 DE JULIO DE 2014 15:58
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Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) El balsero cubano más conocido dentro y fuera de Cuba no vive como refugiado en los Estados Unidos, sino en Cuba, y es militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Huir de la persecución política, de la pobreza y de la falta de oportunidades ha empujado a cientos de miles de cubanos a embarcarse en frágiles embarcaciones para intentar llegar a las costas de Estados Unidos.

La cobertura mediática de la odisea del naufragio, unido al deseo del padre de tener de vuelta a su hijo, permitió a Fidel Castro entrampar al exilio cubano de Miami. Lo arrastró, junto a la pugna legal, a una pugna política de las que salió victorioso el anciano dictador: el gobierno norteamericano acató el fallo de los tribunales y devolvió a Elián a Cuba.
Lo que pudo llegar a ser la llegada de otro niño cubano más sin la autorización de uno de sus padres, o el caso de un simple litigio de patria potestad se convirtió en un aquelarre político en ambas orillas del Estrecho de la Florida.
La propaganda gubernamental le hizo creer al pueblo cubano que el niño Elián González estaba secuestrado por "mafiosos contrarrevolucionarios" de Miami y por el "imperialismo yanqui".
Fidel Castro sacó de la manga de su traje verde olivo una nueva guerra ideológica, a la que nombró Batalla de Ideas. Comenzó a funcionar un concentración bullanguera semanal a la que llamaron Tribunas Abiertas de la Revolución, en donde la gritería y el melodrama fue solo comparable en desatino a la gran cantidad de dinero malgastado en sufragar aquellos aquelarres, por fortuna desaparecidos ya de la escena nacional.
Dicen que "cuando chiquito no se vale", y Fidel Castro lo sabía. Por eso, después de humillar al exilio cubano y al gobierno norteamericano con las propias leyes de ese país, cuidó bien de preservar su trofeo de guerra y de convertirlo en un símbolo de la Revolución en contra de la Ley de Ajuste cubano y del "imperio yanqui".
El niño y su familia pasaron a formar parte de las vacas sagradas. El papá de Elián se catapultó de barman a diputado.
Ya el joven ex balsero es militante de la UJC, y en su vocabulario político están presentes frases de rigor como, "los intereses del imperio son monopolizar el mundo, desarrollar industrias, obtener capital".
Los espías cubanos presos en EEUU también forman parte de esa singular guerra de ideas. En la borrachera política, consecuencia del triunfo en el caso Elián, y con la promesa de "volverán", Fidel aseguró públicamente que los traería de vuelta como lo hizo con el niño de Cárdenas. Pero esta vez el tiro le salió por la culata.
Los dos que han vuelto lo han hecho cuando les ha correspondido según las leyes norteamericanas, las mismas que devolvieron a Elián a su papá.
Curiosamente, los platos rotos de esta guerra de ideas los está pagando Alan Gross, a quien seguramente el gobierno de Cuba le negará los beneficios penitenciarios de libertad condicional a los que tiene derecho como recluso, y lo mantendrá hasta último momento en su celda como moneda de cambio para canjear por sus espías.
Para Cuba actualidad: ajuliocesar68@gmail.com
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