Febrero, 7 -2017
Sr(a) Fiscal Provincial
Villa Clara
Sr(a):
Suscribe el presente documento Roberto Rodríguez Acevedo, ciudadano cubano que al momento de redactar estas líneas se encuentra confinado en la Prisión Provincial (Provisional) ubicada en la ciudad de Santa Clara.
Los factores que me inducen a escribirle se basan en el deseo de establecer cuanto considero como verdades, completamente ignoradas en la etapa Prearresto, sumarial y la presente, inmediatamente anterior al virtual juicio oral.
Por tercera ocasión en 18 años, período de mi vida en que pasé a la oposición al Sistema Político Cubano, soy acusado del delito de “Estafa”, como seguro sucedáneo de otras tipicidades delictivas mucho más difíciles de probar sin una demostrada incriminación.
En los tres casos, autoridades de la Policía Nacional intentaron previamente vincularme a otros entuertos de violación legal, más sofisticados y utilizables cuando se trata de alejar Disidentes de las Embajadas Occidentales que les reciben ejerciendo derechos inalienables.
Tráfico de Influencias y/o de Personas como Plato Fuerte para acusaciones de marras, siempre con perfiles de intención que otorguen potenciales perspectivas capaces de justificar culpas en sedes diplomáticas consideradas por la cúpula política cubana como núcleos enemigos alentadores de subversión.
Como una y otra vez la insidia paraliza su acción nociva por ausencia completa de cargos reales, finalmente se adopta el socorrido recurso desacreditador de la “Estafa”; de ese modo se representa a figuras políticas consagradas al recurso de usar auras políticas para violar la ley y enriquecerse.
Y es que a falta de juridicidad se apela a otras áreas no muy ortodoxas, pero de segura eficacia: lo espureo sostenido por la fuerza.
El resto es muy simple, se consiguen 2 ó 3 sujetos dispuestos a mentir o alterar verdades para consignar la comisión de culpas y el resto se reduce a “legalizar” la ilegalidad.
Si el opositor político se resiste a las afrentas citadas, entonces crear ambientes intimidantes se impone, como bárbara fórmula coactiva dirigida a la anulación de rebeldías.
Las Estaciones de Policías locales y Unidades Provinciales de Investigaciones Criminales y Operaciones (UPICO), aportan el ambiente intimidatorio y los ejecutores de golpizas son una salvaje garantía para quebrar la voluntad de quienes se disponen a enfrentarlos, declarándose inocentes.
El anecdotario de escenas violentas sobre los prisioneros es tan dramáticamente alto, que cuando chocamos con esas descarnadas verdades prácticas, siempre sentimos insuficientes verismos incapaces de abarcar su extensión auténtica:
Le narro brevemente mi personal vivencia:
“El pasado 14 de noviembre difundí por cuatro municipios populosos de La Habana el contenido impreso de un artículo de opinión titulado.” “Donald Trump y las luces en el túnel”.
“La distribución de esos textos se extendió a Plaza, Playa, 10 de Octubre y Centro Habana, en horas muy tempranas del día citado arriba.”
“A las 5:00 pm se produce mi arresto en el Reparto Vedado con aparatoso despliegue de unidades móviles y efectivos élites de la Policía Nacional.”
“Se me conduce a la 3ra Estación de la PNR en la intersección de las calles Zapata y C. Allí fui amenazado de forma convincente y quedó muy claro que sería confinado en prisión por mis actividades subversivas inaceptables.”
“En definitiva, el verdadero motivo del castigo que padezco”.
“Soy liberado bajo promesas coactivas de expedita inmediatez a las 11:40 pm del propio 14/11”.
“Salgo para Cienfuegos esa noche para despedirme de mi madre y en horas tempranas del 15 mando por mi compañera y la niña de 5 años, que deben enfrentarse a la Dantesca escena de un oficial de la PNR, tripulante del Jeep “839” perteneciente a las Patrullas de Caminos, quien pistola en mano las conmina a bajarse del carro.”
“Sin importar el miedo inconmensurable concitado por el excesivo uso de la intimidación y la fuerza en dos seres indefensos e inocentes.”
“Esa acción, cobarde y artera, tuvo lugar sobre el mediodía del 15 de noviembre, muy cerca del km 250 de la autopista nacional y cercano al área de entronque con el municipio Ranchuelo, perteneciente a Villa Clara”.
“Apercibido de la acción de represalia que venía sobre mí, en definitiva el seleccionado objetivo de tal ambiente amedrentador y calculado, decidí esperar tranquilo por el anunciado zarpazo, que llegó en la madrugada del miércoles 16 de noviembre, protagonizado por alrededor de 60 efectivos de las tristemente célebres “Boinas Negras” de la PNR, así como representantes del DSE, el DTI y Oficiales de Instrucción”.
“A cargo del descomunal operativo estuvo el oficial Onofre, del DTI de Cienfuegos y el más reputado abusador entre los policías con vocación de esbirros en esa provincia.”
“Se ocuparon 65 impresos del artículo de opinión escrito por quien suscribe y ya citado, además del manuscrito de un Ensayo Político con el título: “El surrealismo político y las insólitas cegueras.”
“La guardia pretoriana ocupó además, cerca de 4000 pesos cubanos (cup) y más 200 pesos convertibles, cuyo origen estaba avalado por documentos que probaban haberlos recibido el día antes, pero igual incautaron ese patrimonio vital”.
“Fui conducido a la 1ra Estación de la PNR, sito en la Ave. 54 e/ 59 y 61; esposado a una silla de metal, allí se pretendió que firmara la conformidad con la detención y ocupación arbitraria de mis bienes”.
“Respondí a la conminación declarándome en huelga de hambre y en rebeldía contra las motivaciones políticas de mi arresto”.
“Liberaron de cadenas mi cuerpo cuando fui conducido de regreso a la nauseabunda celda donde estaba emparedado y allí estuve hasta las 5:00 pm que llegó el automóvil que me conduciría a Santa Clara, lugar último donde se decía estaba pendiendo sobre mí una acusación de “Estafa”.
“Eran tres los tripulantes del carro, un sargento de la PNR que conducía el vehículo, un Mayor silencioso y vestido de verde olivo y otro sujeto de civil sin parar de hacerse notar como el funcionario a cargo, llamado Silvio”.
“El tal Silvio ordenó a su chofer que me esposara y éste lo hizo con tan premeditada brutalidad que aún hoy, cerca de tres meses después, no me ha permitido recuperar la normalidad circulatoria en el dedo pulgar de mi mano derecha, pues pese a pedir que se aflojasen las cadenas, el Mayor Silvio se mantuvo impertérrito ante mi reclamo”.
“En el camino hacia la Unidad Provincial de Investigaciones Criminales y Operaciones (UPICO), Silvio hizo detener el vehículo donde se me conducía, nada menos que en la casa del señor Daniel, mecánico de la Jefatura Provincial del Minint en Villa Clara… y uno de mis denunciantes”.
“Se bajó del carro de una cantinflada verbal en otra y en voz alta repetía que iba a visitar la casa de su hermano Daniel, para tomarle el café y un buche de ron”.
“Expresiones pedestres y sutilezas intimidantes aparte dadas las circunstancias inmorales del obligado contexto, Silvio y el chofer me dejaron con el silencioso mayor, a quien evidentemente eso no le agradó, o actuó siguiendo un guión previo”.
“El sargento chofer y Silvio demoraron más de 30 minutos en el interior del inmueble citado y finalmente Silvio hizo que el inexpresivo mayor entrara también a la casa, dejando al chofer para cuidarme”.
“Cuando llegamos a la UPICO me esperaba el Mayor Braulio de Instrucción y ahí mismo comenzó la fase de sarcasmos amenazantes y provocaciones de insultos verbales”.
“Con la mañana llegó en la persona de un sujeto conocido por Buró, alto corpulento y de la raza negra, el non plus ultra de la provocación, el abuso de poder y la irreverencia”.
“Buró no tuvo que esforzarse mucho para corroborar su asegurada reputación de sádico y sicópata incontrolado y con infinita disposición a ejercer la violencia, como su único camino posible para obtener confesiones en los cuartos de interrogatorio”.
“Entró con el investigador a cargo y tras demostrarse una nula perspectiva de incriminarme con él sólo argumento de acusaciones insidiosas, infundadas y teniendo como único respaldo la voluntad de perjudicarme sin la debida cobertura de juridicidad, Buró se convirtió de repente en todo cuanto había oído de ruin, salvaje y deshumanizado”.
“Buró me increpó en los más soeces términos, e hizo gala de su completo dominio de toda herramienta verbal canallesca entre parias y marginales violentos y me amenazó con hacerme comer a la fuerza, o si no me desarmaría en piezas”.
“La viril respuesta a sus amenazas de rufián uniformado, así como mi más repulsivo desprecio en forma de frases que lo devolvieron al fango de sus orígenes, me otorgó una apreciable iniciativa y preservé mi integridad física momentáneamente”.
“A tiempo completo, bajo coacción, decidí firmar la declaración que facilitaría la salida de ese primer círculo del Infierno y el jueves 24 de noviembre se me trasladó en carácter de Prisión Preventiva, al llamado Hospitalito de Guamajal”.
“El viernes 25, en horas de la mañana, solicito al carcelero que me ponga el agua para aseo y rasurado”.
“Recibo del guardia una respuesta irreverente y nada respetuosa, yo te veo limpio y rasurado; entonces, se trata de insolencias y provocaciones, le dije”.
“El guardia se marchó y en 3 ó 4 minutos, lo que explica la premeditación del acto, apareció con otros cinco uniformados armados con la porra que llaman Tonfa, liderados por un teniente llamado Raciel”.
“El teniente Raciel fue directamente al punto de violencia física por consumar y en pocos minutos profirió una gran cantidad de insultos, de los más orgánicos y cobardes”.
“Cuando repliqué y traduje su actitud como la del verdugo sediento de sangre y dolor, cuya ejecutoria desmentía las proyecciones públicas de los fundadores y líderes del sistema que proclaman desde hace 58 años, una y otra vez, la absoluta falta de violencia de las autoridades contra detenidos o presos, me empujó contra la cama de metal y a empellones, con irracional violencia, fui amarrado con correas a los barrotes de dicha cama”.
“No paré de tildarlo como el cobarde y miserable verdugo que era, con la cofradía de soldados esbirros acompañantes en su aberración”.
“Atado como un animal, reducido como una alimaña y vejado con violencia verbal y física, se me mantuvo en tal condición, hasta que 30 ó 40 minutos después, el miserable mayor desató las correas y me condujo a empujones hasta una ambulancia, rodeado de los mismos chacales menores para regresarme a la prisión”.
“A nadie le importó el episodio donde se aplicó violencia sicológica y física contra mi persona y unos días después, cuando ya habían pasado 15 de la huelga de hambre que mantenía, se me envía a la Prisión Provincial de sancionados, conocida como “El Pre”.
“El propósito de enviarme a El Pre era confinarme en una celda tapiada sin cama, ni colchón, ni agua. El hedor de las deposiciones fecales desbordadas en el agujero diseñado como retrete, así como la presencia de una humedad penetrante en un espacio de apenas 2.5 x 2 metros, hacía el aire irrespirable y la fetidez ambiental producía tos perruna y nauseas”.
“Unos 30 ó 40 minutos después, en medio de la respuesta anginosa predecible de mis patologías cardiacas, abrieron la celda y me condujeron otra vez hasta la presencia del médico que había practicado examen físico previo y tuvo el valor de expresar, y hacerlo constar en acta, mi absoluta incompatibilidad con el régimen penal”.
“Un nuevo examen lleva al médico a escalar su posición original, tengo 122 pulsaciones y 170 con 140 de T/A.””A punto de colapsar”.
“En ese momento hace su aparición un alto funcionario de la Seguridad del Estado en la Provincia y se dirige a mí; fue la única vez, que forzada o no, noté un poco de compasión en medio del problema político a generarse de producirse mi muerte”.
“Compasión coyuntural unida al predominante deseo de hacerme desistir de la huelga, que racionalmente no podría continuar tras sobrepasar los límites de resistencia física permitidos por mis patologías sistémicas”.
“Es bueno aclararle Sr. (a) Fiscal Provincial, que habiéndome sometido a escrutinio médico por especialistas vinculados al Ministerio del Interior, se detectaron (y certificaron) las siguientes patologías:
Cardiopatía Isquémica (grado II).
Hipertrofia ventrículo derecho.
Aurícula izquierda con dilatación ligera.
Arritmia ventricular con desfibrilaciones frecuentes.
Hipertensión severa.
Polineuritis.
Lesión hepática crónica.
Hernias discales: c-3 / c-4 / c-5 / c-6 / c4-c5 L-2 L-3 / L3 L4
Tratamiento permanente:
Aspirina, espirinolactona, sotalol.
Nitrosorbide, captopril, Clordiaxipozido (diario).
Neurobión y Complejo vitamínico (25000) B-1, B-6 y b-12 semanal.
Interferón, Ribavirina, Lipochol y Omega 3.
“Por padecer el conjunto de esas patologías, que ofrecen un mínimo de perspectivas mortales al menos en 4 ó 5 de los casos, fui declarado incompatible con el régimen penitenciario por una Comisión Médica Legal las dos veces que me sometieron a escrutinio forense en 2005 y 2015”.
“Ahora se actúa de mala fe y me confinan en Prisión sobre bases apócrifas, con excusas para justificar la ilegalidad y la intención expresa de quitar del medio a quien enfrenta y descalifica el principal activo de enfrentamiento con que cuenta la Seguridad del Estado, en el intento de anulación de la disidencia en la isla”.
“Ya mencioné el origen de uno de los dos testigos del Ministerio Público, mecánico y cófrade de una encumbrada clientela del MININT.”
“La otra persona que me acusa, Yeili, trató de insertarse en mi vida política y personal; insistió durante muchos meses en integrarse a la oposición política al gobierno cubano, leyó y recopiló artículos escritos por mí considerados como extremadamente subversivos en la Policía Política del Sistema”.
“Tanto ella como Daniel se ofrecieron en los términos más encendidos, a realizar cualquier acción para dañar de cualquier modo al gobierno; muy en especial Yeili, quien profería una amplia gama de insultos y denuestos contra el orden político imperante en Cuba”.
“De no haber optado por disentir pacíficamente y asumir como guía de acción la filosofía de la no violencia, Yeili y Daniel se presentaban a sí mismos como una alternativa de confrontación caliente con la Inquisición del régimen”.
“Estoy seguro de que las grabaciones aplicadas contra quien suscribe dejaron un gran vacío de irrealización y esterilidad operativa; más de un funcionario del G-2 debieron reconocer que la Agente “Julieta” Yeili pasó por muchos fracasos, al yo no dejarla llegar a “Reflexión” (así se llama el glorioso movimiento opositor al que pertenezco) y decidieron confinarme”.
“Debo consignar el hecho de que para poder llegar a la perspectiva de canalizar un documento como este, debí firmar bajo todo el tinglado de inauditas presiones ya citadas arribas, textos donde la instrucción consigna acusaciones formales que sólo pueden conseguirse mediante métodos intimidatorios, coactivos y cobardes”.
Usted puede recorrer Estados Unidos, Europa, América Latina. Yo dudo que haya un régimen penitenciario más humano – Fidel Castro.
Fiscal:
Los Estados Policiacos crean sociedades sumisas, privadas de dar a conocer la capacidad de pensar lógica y libremente. Sacrificarlo todo para emancipar nuestros semejantes y contribuir con sencilla y raigal determinación a tal fin, es una meta de lo más grandioso y sublime a que pueda aspirarse.
Ante semejante propósito, ¿Acaso importa el precio a pagar, aún si fuera ese talismán que es la vida?
El destino de aquellos miserables traidores que pululan en la Patria que deshonran, aplicando torturas físicas y ultrajes sin nombre a quienes están indefensos, es ser expuestos un día a la luz del único sol de los corderos: la esperanza.
“Artículo 58” (Constitución de la República)
“El detenido o preso es inviolable en su integridad personal”.
Ante la asfixia perenne del estado de tiranía el individuo cede, el poder absoluto lo obnubila y anula cualquier intención de enfrentar el efecto aplastante de la fuerza sin control, ejercida con impunidad completa.
Así se liquida en Cuba la más sólida posesión del derecho, se destruyen los argumentos incuestionables de la verdad objetiva y se ponen de rodillas las instituciones de justicia, que dejan de serlo cuando la equidad y la imparcialidad del juicio se subordina a la arbitrariedad y a la corrupción del poder totalitarios, que no admite replicas.
En un entorno desanimador, sintiéndose amenazado el individuo con intimidantes coacciones, acostumbrado a decepciones inauditas por cobardía y a toda la paralizante y perenne vigilancia de unas autoridades con poder ilimitado y con influjo perceptible interactuando en la vida de todos, se dejan masacrar en las Estaciones de Policía y en la Prisiones.
La impunidad de sus verdugos, la ausencia total de efectos punibles ante actitudes de maltratos y torturas contra prisioneros, es la más efectiva y cruel de todas las mordazas.
“Artículo 59” (Constitución de la República)
“No se ejercerá violencia ni coacción de clase alguna sobre las personas para forzarlas a declarar”.
“Es nula toda declaración obtenida con infracción de este precepto y los responsables incurrirán en las sanciones que fija la ley.”
Si la Constitución se asumiese como la máxima Ley en Cuba y no existiesen ni hombres ni entidades por encima de ella, el Mayor Silvio y su cínica violación deberían responder ante un tribunal por crear ambientes intimidatorios al reo, como premisa extorsionante para forzarme a declarar.
El Teniente Raciel y el oficial de Instrucción conocido por Buró, esbirros despreciables, caerían en áreas punibles como resultado de sus desmanes y atentados contra la integridad síquica y física de los detenidos y reos.
Pero eso no ha sucedido, como tampoco serán procesados por su sistemática y diaria acción criminal, la Fuerza de Tarea Policial denominada como “El Galeón”, pelotones de infantes y oficiales que asolan las áreas rurales del país fracturando huesos y propinando salvajes golpizas a culpables e inocentes en medio de su camino.
A nadie le preocupan las violaciones a la integridad de los prisioneros en las cárceles cubanas, la tortura física llamada Carretilla, donde el prisionero encadenado es izado por los brazos esposados a la espalda y una fila india de guardias armados de porras y otros instrumentos idóneos para infligir dolor, lo golpean de uno en fondo hasta desmayarlo.
Luego lo reaniman con agua y reanudan sus prácticas infames.
En la prisión “Guamajal” existe un bárbaro procedimiento y es que luego de la golpiza colectiva, en la embriaguez del sadismo lanzan el cuerpo inerme del torturado escalera abajo con las predecibles consecuencias de peligro para la vida y huellas indelebles para el cuerpo macerado.
En la entrevista con Gianni Miná realizada en los años 80, refiriéndose a evidencia de torturas y su denuncia en el testimonio de hombres que han pasado por las cárceles cubanas Fidel Castro dijo…
“Porque si un individuo se niega a acatar la disciplina y usted no va a usar la violencia para que cumpla la disciplina, si no quiere vestirse y usted no va a usar la violencia, usted tiene que utilizar algunas medidas disciplinarias sin violencia”.
“Es posible que ellos hayan tenido este tipo de dificultades, pero que hablen de castigos físicos es una mentira total, absoluta, es una infamia, que hablen de tortura, es una mentira absoluta, total.”
Señor Fiscal (señora):
Ya termino.
Solamente me remito a hechos; cuando usted reciba esta carta con el testimonio irrecusable de vivencias terribles ya su contenido estará en las redes sociales y en sedes diplomáticas amigas.
El documento en cuestión se hará público y tendrá la cobertura de Carta Abierta.
No espero nada positivo de su Ministerio, hace mucho tiempo me convencí acerca del punto de que la Fiscalía existe en Cuba para acusar y emparedar los objetivos de represión marcados previamente por la Policía Nacional y por los omnipotentes Órganos de la Seguridad del Estado.
Concebir la bizantina idea teórica de que el Ministerio Publico podría tener en Cuba, entre sus funciones esenciales, la protección a ciudadanos contra quienes se han cometido, por parte de representantes de la autoridad Policial, infracciones previstas por la ley, va más allá de la utopía si es que ello es posible.
En el sagrario de su competencia, deberían encargarse de encausar sin doble rasero a todo ciudadano cubano que reciba un tratamiento visiblemente prejuiciado por las instituciones represivas, con la prevención ostensible de que pensar diferente a la intolerancia oficialista lo convierte en enemigo público.
Entonces, se nos presenta fuera de toda duda razonable que la presunción de inocencia hasta demostrar lo contrario, parece no caber en quienes se nos asigna la condición de desafecto al Sistema Político estatal cubano.
Si no se establece pues, una separación entre la razón de Estado – o lo que se define en términos de decisión Política- de cuanto se juzga en los procesos penales – o lo que precede a las decisiones legales -, tampoco podría acercarse jamás ninguna aproximación jurídica, a la definición de justicia.
La libertad y la participación convocada por la Presidente Raúl Castro, inclusiva de todo ciudadano cubano como un derecho inalienable, se encuentran viciadas ante el concepto selectivo del ciudadano frente a la aplicación de la Ley y la igualdad jurídica, se convierten entonces en una mera abstracción retórica.
En semejantes condiciones coactivas, cuesta trabajo entender una ejecutoria de autodeterminación en el individuo, no es posible conseguir la equidad en las relaciones éticas entre el ciudadano y el estado, si el poder constituido priva del derecho a elegir otra actitud que no concuerde con una ideología incapaz de tolerar el mínimo siquiera de enfoque disidente.
Eso desemboca siempre en estados jurídicos de completa indefensión para quienes se definen con autonomía de pensamiento y en el disfrute de total impunidad, dentro del contexto represivo hacia quienes disienten de sociedades excluyentes.
La misma impunidad que eclosiona en abominaciones represivas como la tenebrosa ASI (Área de Seguridad Incrementada), una creación que supera todo en materia de vejaciones sin nombre.
Significa Área de Seguridad Incrementada y es conocida además con el eufemismo “Régimen”; en sus silenciosos corredores reina el silencio de los sepulcros, solo interrumpido a veces por los alaridos de quienes reciben el furor vesánicos de sus carceleros sádicos… y el ruido morbo de los penados que se lanzan desde el techo al suelo con sabanas en el cuello, para evadir de una vez la crueldad de torturas físicas perennes.
En medio de quienes sufren en las prisiones cubanas ya se alzan voces que rompen con la camisa de fuerza del miedo.
Frente al doble rasero de una Fiscalía que fríamente concreta el designio de destruir la vida de quien esté marcado como víctima del aparato represivo se alza este testimonio que acusa.
No siento ningún temor a las predecibles acciones que puedan organizarse contra mi persona y pongo a la consideración del mundo, aquellas verdades terribles que muchos callan por temor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario