martes, 31 de mayo de 2016

CANCION QUE COMPUSE, QUE LA DISFRUTEN, PARA COMPARTIR...

ASI PENSABA JOSE MARTI

POR: DELFIN LEYVA











Odio el mar, sólo hermoso cuando gime 
Del barco domador bajo la hendente 
Quilla, y como fantástico demonio, 
De un manto negro colosal tapado, 
Encórvase a los vientos de la noche 
Ante el sublime vencedor que pasa:? 
Y a la luz de los astros, encerrada 
En globos de cristales, sobre el puente 
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.? 

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío 
No cual la selva hojosa echa sus ramas 
Como sus brazos, a apretar al triste 
Que herido viene de los hombres duros 
Y del bien de la vida desconfía; 
No cual honrado luchador, en suelo 
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda 
Sino en traidora arena y movediza, 
Cual serpiente letal. ?También los mares, 
El sol también, también Naturaleza 
Para mover al hombre a las virtudes, 
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada. 
Sin palmeras, sin flores, me parece 
Siempre una tenebrosa alma desierta. 

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa 
Y ni siquiera a mí: pero por bella, 
Ígnea, varia, inmortal, amo la vida. 

Lo que me duele no es vivir: me duele 
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo, 
Mis penas, mis escudos de nobleza. 
No a la próvida vida haré culpable 
De mi propio infortunio, ni el ajeno 
Goce envenenaré con mis dolores. 
Buena es la tierra, la existencia es santa. 
Y en el mismo dolor, razones nuevas 
Se hallan para vivir, y goce sumo, 
Claro como una aurora y penetrante. 
Mueran de un tiempo y de una vez los necios 
Que porque el llanto de sus ojos surge 
Más grande y más hermoso que los mares. 

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto 
De torpes y glotonas criaturas 
Odiosas habitado: se parecen 
A los ojos del pez que de harto expira 
Los del gañán de amor que en brazos tiembla 
De la horrible mujer libidinosa:? 
Vilo, y lo dije: ?algunos son cobardes, 
Y lo que ven y lo que sienten callan: 
Yo no: si hallo un infame al paso mío, 
Dígole en lengua clara: ahí va un infame, 
Y no, como hace el mar, escondo el pecho. 
Ni mi sagrado verso nimio guardo 
Para tejer rosarios a las damas 
Y máscaras de honor a los ladrones: 
Odio el mar, que sin cólera soporta 
Sobre su lomo complaciente, el buque 
Que entre música y flor trae a un tirano.



UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA.

POR: GUIJE CUBA


el 31 de mayo en la Historia de Cuba

• 1869 -

- Violencia de los Voluntarios de La Habana.



Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 309-310 nos describe los acontecimientos del 31 de Mayo de 1869 en la Historia de Cuba:

   “Los triunfos de la insurrección no podían sino montar en cólera a los defensores intransigentes de la Colonia, La noticia de que los libertadores, cuyas filas crecían de continuo, lograban reunirse, ponerse de acuerdo en los puntos fundamentales de la guerra y constituir los poderes públicos correspondientes a un estado constitucionalmente regido, enardeció a los mantenedores del principio de la integridad del territorio hispánico, en el que incluían a Cuba. Una hoja suelta dada a la publicidad el 15 de mayo de 1869, obra de los voluntarios de La Habana, reflejó su soberbia, traducida en odio al general Domingo Dulce y a muchos de sus subalternos. Los intransigentes no reparaban en los desafueros cometidos por sus propios, enjuiciados contra los hijos del país, sino, y únicamente, en la pujanza de la insurrección, pujanza atribuida a negligencia, ineptitud o algo peor de los jefes acusados.

   “El general Antonio Peláez, que operaba principalmente en la región de las Cinco Villas desde los comienzos de la insurrección, fue blanco de los dardos lanzados por la obcecación de los voluntarios. En la hoja suelta ya citada lo hicieron objeto de ataques demasiado duros. Para aquellos acérrimos defensores de la opresión pocos eran los soldados dignos de la causa española. ¿Por qué? ¿De dónde emanaba tan radical criterio? Los voluntarios de La Habana pensaban que los suyos no eran leales sino cuando se entregaban a todo género de desafueros y crímenes. En el papel que hicieron circular el 15 de mayo de 1869 hablaban de esta suerte:

   “"A la absoluta nulidad de nuestra superior autoridad agréguese la conducta infame de los generales Peláez, Buceta y Letona y los brigadieres y coroneles del ejército en operaciones, así como de los que, desempeñando las comandancias y capitanías de partido, han puesto precio a su patriotismo de un modo escandaloso y cínico, manchando sus manos con el vil metal de la insurrección."

   “El lenguaje era procaz. Pero no podían contentarse los voluntarios con la injuria de sus palabras. El general Dulce, el principal entre los acusados, tuvo que apurar los más duros trances. No bastaba un escándalo, aun cuando éste ocurriese en torno a la primera autoridad de la Isla. Al enterarse de que había llegado a La Habana el general Antonio Peláez, los alborotadores prepararon una ruidosa cencerrada, y, en grupos y sin uniformes, se presentaron en el Campo de Marte, frente al hotel donde aquel se hospedaba, al anochecer de 31 de mayo de 1869. Por dicha para el perseguido, se hallaba en aquellos momentos con el Capitán General en el Palacio del Gobierno, de donde partió a refugiarse en un buque. El propósito de los ciegos servidores de España consistía, después de todo, en ofrecer el espectáculo de un escándalo más.”

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Victimas denucian brutalidad policial

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TODOS MARCHAMOS

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LA CUBA DE AYER

lunes, 30 de mayo de 2016

CANCION QUE COMPUSE, QUE LA DISFRUTEN, PARA COMPARTIR...

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA.

POR: GUIJE CUBA


Natalicios cubanos:



Valdés Aguirre, Fernando: -Nació en Güines el 30 de mayo de 1837 y falleció en Cayo Hueso en 1871. Estudió el bachillerato en La Habana y en París la carrera de Farmacia. Publicó: “Apuntes para la historia de Cuba primitiva”, “Compendio de Química”; colaboró en todos los periódicos de su época, fue miembro de la Academia de Ciencias, de la Sociedad Económica, etc., y escribió algunos versos.

Guije.com - estudios en la cultura y la historia de Cuba El 30 de mayo en la Historia de Cuba

• 1896 -



- Desembarcó en la ensenada del Cargado, Oriente, la expedición del “Three Friends” dirigida por Rafael Portuondo, en la cual vinieron 48 patriotas, 975 rifles, 31 revólveres, un cañón y abundante parque. Esta embarcación hizo varios viajes a Cuba.

• 1866 -

- Mando de Francisco Lersundi.



Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 307-308 nos describe los acontecimientos del 30 de Mayo de 1866 en la Historia de Cuba:

   “A bordo de una fragata de guerra arribó al puerto de La Habana el teniente general Francisco Lersundi, para hacerse cargo de la Capitanía General. La recibió del general Domingo Dulce el 30 de mayo de 1866. Dulce, continuando hasta cierto punto la política de tolerancia y concordia iniciada por Serrano, dejaba ganados buenos afectos entre los hijos del país. Pudo llamarse un cubano más, con el aplauso de quienes ocupaban las avanzadas de la política de la Colonia. En realidad, Francisco Lersundi no era el hombre indicado para ser consecuente sucesor de Serrano y Dulce, considerada la obra gubernamental de cada uno de ellos desde el punto de vista de los que para Cuba querían un régimen de civilidad.

   “Poco más de cinco meses duró el mando de Lersundi. El país estaba por la propaganda reformista desarrollada por los hombres de buena fe que aún cifraban esperanzas en las rectificaciones de la Metrópoli. Lersundi no podía sostenerse con facilidad en las alturas del mando de Cuba. Sus antecedentes lo acreditaban cumplidamente de reaccionario de pura cepa. Moderado en la política de la Península, ilógico hubiera sido esperar de él destellos de liberalismo en la Isla.

   “Los elementos adictos a España bajo el yugo férreo del despotismo se ocuparon en aprovechar las condiciones personales de Lersundi. Los reformistas, firmes en sus propósitos y demandas, supieron mantenerse con dignidad en horas difíciles. Las relaciones entre unos y otros, entre los ganosos de una obra de regeneración y los reaccionarios que rodeaban a Lersundi, fueron agriándose día tras día. No tardó en llegar el de la crisis. Con motivo de ciertas manifestaciones de entusiasmo a que se entregaron los liberales de Puerto Príncipe los secuaces de Lersundi quisieron ver amenazas de revolución, y acabaron por decidir al Capitán General a que dictase la orden de cerrar los comités reformistas autorizados por Serrano y consentidos por Dulce.

   “Los que se habían propuesto defender los derechos políticos de Cuba continuaron su labor, a despecho de los rigores de Lersundi. El Capitán General se jactaba de haber limpiado el país de gente de mal vivir, y llegó sin duda a pensar que podía con igual facilidad reducir a la impotencia a los sostenedores de ideas avanzadas. Ocasión hubo en que le pareció que las aspiraciones de los cubanos y hasta los gérmenes revolucionarios rodaban por tierra con sólo trasladarse él de su residencia veraniega de Marianao a La Habana o recorrer algunas poblaciones de la Isla, sin otra consecuencia, según la expresión de un panegirista suyo, que recibir obsequios, paralizar los negocios y. recargar los presupuestos locales con los gastos que su presencia ocasionaba. Las cosas seguirían su marcha. Lersundi cesó en el mando de Cuba en momentos en que los liberales de esta Antilla no se atreguaban en el afán de producir una mudanza esencial en los negocios públicos.”

NO TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A LA CUBA DE MARTÍ

ENVIADO POR: ANDY PICHS



NO TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A LA CUBA DE MARTÍ
Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
"Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre", Discurso de José Martí, pronunciado en Tampa el 26 de noviembre de 1891.
El camino de los cubanos por recuperar la república que perdimos en 1959 ha sido tan largo y ha estado tan lleno de obstáculos que la mayoría de nosotros hemos perdido el rumbo con la capacidad de conducirnos a la Cuba de José Martí. La Cuba que, ya fuera por egoísmo, desidia o mala fe, cinco generaciones de cubanos fuimos incapaces de construir. Muchos de nosotros hemos antepuesto nuestros intereses particulares a los intereses colectivos de la nación cubana. Otros hemos abdicado de la responsabilidad de construir una nación "con todos y para el bien de todos". Y otros hemos contemplado a las instituciones públicas como instrumentos para servir nuestros intereses más mezquinos. El resultado ha sido 57 años de asesinatos, torturas, cárceles y miseria. 
Quiero, sin embargo, dejar muy claro que no considero a la Cuba anterior a 1959 como una república perfecta. Todo lo contrario. Tenía un sin número de defectos que necesitaban ser corregidos. Pero si estoy convencido de que piso terreno firme cuando digo que era mil veces más libre, más próspera y más justa que esta pesadilla que sufre hoy el pueblo cubano. Necesitaba un ajuste en el rumbo pero no el giro de 180 grados que la mayoría aplaudimos como corderos sin honor ni pudor algunos. 
Pero, parafraseando una frase de García Lorca sobre los españoles, los cubanos "no conocemos el término medio". Todo lo hacemos a la tremenda como cuando una vez justificamos nuestro apoyo incondicional a unos forajidos sin antecedentes democráticos, formación política, ni principios morales diciendo: "cualquiera es mejor que Batista". Ahora la historia se está repitiendo en esta lucha contra la tiranía de los diablos de Birán. Confieso que me quita el sueño escuchar a cubanos patriotas y bien intencionados decir que la meta inmediata es derrocar a los Castro y que los detalles sobre la reconstrucción de nuestra patria pueden ser precisados más adelante. 
A esos compatriotas les reconozco que esta lucha tiene que comenzar por lograr una Cuba sin miedo, sin hambre, sin presos, sin torturas y sin tiranos. Pero les digo que de ninguna manera puede terminar ahí. Recordando a Séneca les advierto que: "Ningún viento es favorable para quien no sabe a dónde va". Y que quienes hemos estado luchando por tanto tiempo por el ideal de una Cuba Martiana tenemos no solo el derecho sino el deber de saber que se proponen hacer si llegaran a ser gobierno aquellos a quienes les damos nuestro apoyo en esta lucha por la libertad y la prosperidad de nuestra patria. ¡Basta ya de seguir actuando como corderos!
Para contar con cierta garantía de que cumplirán las promesas que nos hagan tenemos que comenzar por el ordenamiento jurídico, cuya piedra angular en toda república democrática es la constitución nacional. Desde nuestras guerras de independencia hasta la fecha Cuba ha tenido por lo menos siete constituciones. La Constitución de Guáimaro (1869), la Constitución de Baraguá (1878), la Constitución de Jimaguayú (1895), la Constitución de la Yaya (1897), la Constitución de 1901, la Constitución de 1940 y la Constitución de 1976, con varias enmiendas posteriores a esa fecha. 
En un marcado contraste y un período mucho más largo, los Estados Unidos han tenido una sola constitución, firmada el 17 de septiembre de 1787. Y en todo ese período, este país se ha visto involucrado en dos guerras mundiales y en varias guerras periféricas, ha superado una gigantesca crisis económica, ha sido gobernado por unos cuantos ineptos como Herbert Hoover, Jimmy Carter y Barack Obama y ha sido estremecido por luchas internas para subsanar injusticias como la esclavitud, el racismo y la discriminación contra las minorías. Sin embargo, ninguno de sus políticos o sus militares se ha atrevido a dar un golpe de estado o intentado imponer su voluntad por medios contrarios a la democracia o violatorios del estado de derecho.
¿Qué enseñanza podemos sacar de esta disparidad? La respuesta sería demasiado larga y ustedes saben que nunca abuso del tiempo o la capacidad de concentración de mis lectores. Por lo tanto, seré breve e iré al punto. Para los norteamericanos la constitución es un documento serio y sus promesas de campaña son una obligación que contraen los gobernantes con un pueblo que tradicionalmente les ha exigido que las cumplan. Y con la excepción de la anomalía que ha sido Obama, las violaciones de la constitución o de sus promesas han traído consecuencias drásticas para quienes las han violado, como lo comprobaron en su momento Richard Nixon, Herbert Hoover y Jimmy Carter.
Para los cubanos, el ordenamiento jurídico y las promesas de nuestros políticos han sido cosas muy diferentes. Nadie que sepa algo de derecho constitucional puede poner en dudas la eficiencia, la capacidad y la claridad de nuestra carta magna de 1940 para servir de base a una república democrática. Si nuestros políticos y gobernantes la hubiesen respetado no habríamos caído en el abismo del castrismo. Pero ignoraron sus cláusulas, violaron sus promesas y se burlaron del pueblo cubano. Por aquello de que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece", nosotros somos los principales culpables.
Pero, desgraciadamente, no caben dudas de que no aprendemos. Seguimos promoviendo nuestros intereses particulares, ignorando los intereses colectivos de la nación cubana y dando cheques en blanco a aspirantes a gobernantes que contradicen con su conducta lo que prometen hacer en una Cuba futura. Hablan en generalidades, algunos por ineptitud, otros por maldad y muchos por cobardía. Nosotros las aceptamos y seguimos improvisando sin tomarnos el tiempo de evaluarlos por su conducta. Y esa es la única forma en que podremos tener alguna seguridad de que no estamos perdiendo el tiempo ni contribuyendo a otro fracaso en nuestro camino hacia la Cuba de José Martí. Una Cuba donde "la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre".
Cuando alguien se refiere a Raul Castro como General o Presidente (un general que no ganó una sola batalla y un presidente que jamás ha obtenido un solo voto), cuando alguien se niega a calificar al régimen de tiranía, cuando alguien expresa esperanzas de que los tiranos dejen el poder por medios pacíficos, cuando alguien se niega a calificar de farsa los amañados procesos electorales, cuando alguien mantiene silencio ante los asesinatos de Laura Pollán y Oswaldo Payá, cuando alguien aplaude el financiamiento de Obama a los tiranos o cuando alguien mantiene silencio ante el contubernio de la Iglesia Católica con los sátrapas no necesito más pruebas para calificarlos de colaboradores con nuestros tiranos o por lo menos de falsos opositores. No importa con cuanta elocuencia traten de encubrir su deplorable conducta. Con esa gente nunca podremos construir la Cuba de Jose Martí y yo me niego a ser cómplice de ese delito de "lesa patria". 
5-23-16
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