jueves, 8 de octubre de 2009

SIN INDUSTRIAS NO HAY PAIS


Cubamatinal/ Que seria de Cuba sin la entrada de divisas que representa la exportación de servicios profesionales y técnicos en particular de la salud, como la principal fuente de ingresos fiscales con que se cuenta para sufragar las elevadas importaciones derivadas en parte de la incapacidad para producir bienes permitiendo que la balanza de pago quede menos restringida, cuando por falta de inversiones no existe acumulación de capital imprescindible para sostener el crecimiento?

Por Sinué Escolarte

La Habana, 8 de octubre/ A partir del año 2004 luego de los convenios firmados por Hugo Chávez mediatizados por el ALBA, la oxigenación recibida por el régimen alcanzó el 12,1 % en el incremento del PIB. Esto incitó al Hombre Más Bueno Del Mundo, a gruñirle al planeta con vulgar triunfalismo volcánico, -tenemos dinero. La infinita libreta de racionamiento desaparecerá-.

Más que una advertencia fue una afirmación que se vería truncada por una serie sucesiva de hechos, algunos inesperados, para demostrar que dependiendo de otros países, gastando lo que no se produce, no se debe cantar victoria.

Bruscamente los términos de intercambio se hicieron más desiguales a partir del drástico aumento del costo del petróleo y los alimentos, a pesar de las ventajas que aun nos favorecen. La caída del precio del níquel, forzó el concepto de entrada de divisas que se redujo. La debacle que representó el paso destructivo de tres huracanes ocasionando perdidas calculadas en 10,000 millones de dólares junto a la profundización de la crisis financiera internacional, que influyó tanto en el turismo como en la remesa familiar, colocaron a la economía centralizada junto a los efectos del embargo, en el limite de sus posibilidades.

Los errores estructurales del proyecto socialista, escondidos tras los favores y la ayuda ofertada por los aliados, que ha permitido a la cúpula subsistir durante años como si fueran solventes, aparecieron, notándose el efecto en la disminución del dinamismo de las exportaciones, de las escasas inversiones y como consecuencia, de aquel 12,1 % que llegó a alcanzar el PIB en el 2004, descendió a 7,3 % en el 2007 y, 4,3 en el 2008, calculándose para el 2009 inferior al 2 %, obligando a la reducción urgente de los subsidios y el presupuesto estatal en esferas importantísimas para la política como la educación, la salud, acortando en los continuos viajes de dirigentes pedigüeños populistas y, de 700 millones de dólares predestinados para adquirir alimentos de su primer proveedor, Estados Unidos, solo se dispusieron de 300 en el primer semestre. Este seguir apretándose el cinto, supone un peligro potencial para la estabilidad social, cansada de frustraciones y sufrimientos.

A pesar de no disfrutar de un adecuado crecimiento del PIB, [0,4 en el primer trimestre] con el precio del barril de petróleo todavía elevado, debido a los incontables gastos en armamentos, apoyo a guerrillas, propaganda política y, regalos para mantener contenta a la muchedumbre latina, Chávez continua comprando servicios técnicos que dejan respirar al régimen cubano, expandiéndose con los que se venden a Nicaragua, China, Portugal, África, mientras en la televisión, se deja ver un reportaje en el que se expresan grandes inquietudes por la ausencia de personas con intenciones de trabajar en la agricultura, un funcionario asegurando que para el 2013 se sustituirán en un 60 % las importaciones de arroz, en los mercados agropecuarios escaseando las frutas, viandas, legumbres, vegetales, encareciéndose paulatinamente en contra de los 56 centavos de CUC diario que gana cada cubano, para sumirlo en la pobreza extrema, con la Plaza de La Revolución recientemente repleta, cantándole a la paz, como si nada ocurriera, como si fuera esa tarde, una tarde de un día cualquiera.

La industria en retroceso, se mantiene a la zaga con lo cual el comercio exterior es ínfimo y carente de diversidad, recargando la balanza de pagos hacia la exportación de servicios médicos, sin que se multiplique el efecto monetario con ingresos que solo se utilizan para consumir y la bajísima producción en el sector estatal para el consumo interno, incapaz de efectuar reformas eficaces aunque las anuncien esperanzadoras.

La solidez de esta nueva industria de bajo costo y calidad, creada por el intento socialista cubano de hacer médicos para vender, es insegura y, hace tiempo está dando muestras de agotamiento con las constantes fugas hacia otros horizontes de los denominados como: el hombre nuevo, capital humano y, sus efectos dañinos para el pueblo que padece sus ausencias. Sin la apurada fabricación y restitución de galenos, la frustrada planificación de recursos y la imposibilidad de comercio libre, ?con que se sostiene el fracaso?

Por este camino la deuda externa se elevó hasta un 11 % en el 2008 y las tensiones económicas han obligado a la posposición y el incumplimiento de gran parte de los compromisos financieros en el exterior y dentro del país, dejando el sendero cerrado a las posibles inversiones.

La satisfacción y el bienestar por la que se exigen esfuerzos, sacrificios, trabajo eterno, cada vez se aleja mas y los métodos para entretener, dejando pasar el tiempo sin soluciones, se agotan por minuto.

Como se puede apreciar el protocolo socialista está liquidado, no tiene con que ni de donde improvisar, ha colapsado, se comprueba fácilmente en las calles arruinadas, las tiendas prácticamente vacías y de pésima calidad las ofertas, las guaguas repletas, la indolencia a tope, la insatisfacción publica expresada en violencia y mal trato. Ya nadie cree en la excusa del embargo como principal culpable ante lo que se palpa a diario. Todo peor. Absoluta involución. La misma que me hizo recordar aquello que en los embulladores inicios revolucionarios era casi un lema. Sin industria... no hay país.

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