viernes, 2 de abril de 2010
Girón y la carga de los 600
Enviado por ei en Abril 2, 2010 – 15:10 pm.Miguel M. Fernández
A la espera de que Castro el Viejo llegue al colmo de la voluntad de poder y decida cuándo morirse, su maquinaria de propaganda echó a rodar por televisión la serie El que debe vivir (2010), sobre la pesada carga de 600 y pico de atentados contra su vida, y mandó también a empacarlos en un libro, que saldrá de imprenta española con autoría de Luis Adrián Betancourt. Nadie mejor que él para semejante tarea de choque, pues Betancourt piensa que liquidar a Castro «es una orden dada permanente, que no cambia, sea cual sea el presidente que haya en EE.UU.», pero el Comandante en Jefe «tiene una suerte que podría confundirse hasta con algo sobrenatural».
Al comentar Castro que los planes de atentados en su contra pasaban de 600, Ignacio Ramonet citó al tándem de José Ramón Fernández y José Pérez Fernández, que contaron 638 planes para asesinar a Fidel Castro (2001). El ex jefe de la Seguridad del Estado, general de división (retirado) Fabián Escalante Font, refiere «la increíble cifra de 634 atentados criminales [contra Castro] desde 1958 hasta el año 2000». La ristra se completaría yendo hacia atrás, presuntamente hasta la tentativa de matar a Castro mientras se hallaba en prisión preventiva por asaltar el Moncada (1953). La otra punta está bien fijada por el propio Castro y su cortometraje ¿Qué hace Posada Carriles en Panamá?, realizado por los Estudios Fílmicos del Ministerio del Interior y anunciado por Castro mismo en declaración oficial tras arribar al aeropuerto de Tocumén (Ciudad de Panamá, noviembre 17 de 2000) para intervenir en la X Cumbre Iberoamericana.
Luego de haber espulgado archivos y archivos, Betancourt afirma que «casos bien concretos y documentados encontré por lo menos cien». Y entre ellos habría estado más cerca del éxito el bazucazo que Antonio Veciana preparó en el apartamento 8-A de Avenida de las Misiones 29 contra la terraza norte del Palacio Presidencial, donde estaría Castro el 5 de octubre de 1960. Sin embargo, el «terrorista número uno de Miami», Orlando Bosch, se inclina por el atentado en Chile (1971): «Dos hombres de nuestro grupo fueron a este país con carnets de periodista del canal de televisión venezolano Venevisión. Llevaban una pistola calibre 45 dentro de una cámara fotográfica. El plan fue respaldado por el jefe de inteligencia chilena Manuel Contreras. Sus agentes dijeron a nuestros hombres que se tirasen al suelo después de disparar y que simularían que les detenían. Estaban a dos metros de Castro».
Así y todo podría ser más interesante discutir cuál de esos 600 y pico de atentados estuvo más lejos de su objetivo. Podría comenzarse con la tentativa del expedicionario de la Brigada de Asalto 2506 Alfredo Durán, quien andaba errante por los pantanos de Girón cuando vio acercarse a Castro en vehículo descapotado. La idea de matarlo pasó por su mente, pero detrás venía el miedo cerval a ser compañero de Castro en su viaje hacia la muerte. Desde luego que muchos han tenido la misma idea en otras circunstancias, pero tal parece que tan solo Durán se atrevió a manifestarla para su registro histórico y nada menos que frente al propio Castro, en la conferencia «Girón, 40 años después» (La Habana, marzo 20-25 de 2001). Castro repuso que había sido una suerte que Durán no disparara, «porque ninguno de los dos estaríamos hoy aquí» (foto).
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