sábado, 3 de abril de 2010

Huelga de hambre en Cuba


Por Editorial Diario El Comercio

La huelga de hambre debilita su aspecto físico a pasos agigantados. Su espíritu crece y su convicción ha remontado fronteras. Guillermo Fariñas, más conocido como “Coco”, ha roto las fronteras de la incomunicación de Cuba y se habla de él por doquier. Fariñas se niega a comer en nombre de los 26 presos de conciencia que hay en las cárceles cubanas. A esta altura, su causa es agitada por los defensores auténticos de los derechos humanos del mundo

No es un tema de ideología; la relación de los estados con los seres humanos y el maltrato merecen igual atención, sin distingo de banderías políticas. Lo mismo para condenar, como ocurrió en su tiempo, a la represión y la tortura en las dictaduras militares del cono Sur de nuestro continente. Igual para deplorar el estado infrahumano de los presos en Guantánamo en manos del ejército norteamericano, imputados de delitos de terrorismo.

Cuando las imágenes de la muerte de Orlando Zapata, otro disidente, traspasaron el cerco y se divulgaron por el mundo, el Gobierno, cuyo régimen mantiene el poder en Cuba en manos del Partido Comunista desde la revolución de 1959 que derrocó a la tiranía de Fulgencio Batista, desplegó su discurso circular para decirnos que eran maniobras del imperialismo.

Hoy, frente al caso de Fariñas se repite la misma cantaleta. Pero ese discurso ya no cala. Se escucha la voz de los cantores Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. El primero dijo que hay muchas cosas que revisar en Cuba. El segundo fue más frontal y criticó lo que ocurre.Ayer,en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, madres y abuelas lloraban por sus seres desaparecidos. Hoy desfilan en las calles de La Habana las damas de blanco. El principio es el mismo: la libertad, la dignidad humana, la vida.

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