sábado, 1 de mayo de 2010
HOY EN EL CALENDARIO CUBANO 1 DE MAYO
En un desfile del 1º de Mayo en Cuba
• Primero de Mayo - Día del Trabajo. Día feriado.
• Santos católicos que celebran su día el 1º de Mayo:
- En el Almanaque Cubano de 1921:
Santos Felipe y Santiago el Menor y Santa Paciencia, mártir
- En el Almanaque Campesino de 1946:
Santos Felipe y Santiago el Menor y Santa Paciencia, mártir
El 1º de Mayo en la Historia de Cuba
• 1895 -
Diario de José Martí en Cuba.
José Martí, Máximo Gómez y acompañantes llegan al campamento de Aguacate.
• 1881 -
- Promulgación en Cuba de la constitución vigente en España.
Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 249-250 nos describe los acontecimientos del 1º de Mayo de 1881 en la Historia de Cuba:
“La capitulación de El Zanjón distó mucho de ser aquello por cuya consecución habían peleado los cubanos durante una década. El país no había sido llevado a la ruina, empezando por la de los mismos propulsores de la Revolución, para llegar a soluciones que no comprendían la independencia patria. Pero lo de El Zanjón no representó una humillación de los que guardaban las armas y se acogían a la esperanza de que la Isla entraría en una era de rectificaciones fundamentales, provenientes de la Metrópoli. El regreso a la paz con el consentimiento de los que habían iniciado y mantenido la lucha bélica se hallaba precedido de un concierto basado en el respeto a la dignidad humana.
“El periódico oficial de la Colonia publicó en febrero de 1878 el convenio de El Zanjón. Los habaneros leyeron en la Gaceta algo más: leyeron una declaración de Joaquín Jovellar acerca de la cesación de las hostilidades entre cubanos y españoles. El Capitán General advirtió que el documento de El Zanjón era una segura garantía de paz inmediata. Una paz así lograda por Martínez de Campos, que dirigía la guerra desde el bando español, deparaba gloria al General en Jefe, según Jovellar. Y el propio Jovellar afirmó que aquel pacto era digno para las fuerzas capituladas.
“No dejaba de tener importancia que los procuradores del régimen colonial hablasen de la dignidad de los separatistas en son de respeto. Ciertamente, la tramitación dada a los preliminares de la paz entre españoles e insurrectos se apartaba por completo del tono de la política colonial en cuantos casos los dominadores habían tenido que apreciar la conducta de los criollos. Estos cesaban de ser vasallos, ni respetados ni atendidos: los detentadores de la gobernación del país aceptaban la existencia de hombres en quienes aparecían hermanados el decoro y el heroísmo. Los que durante más de nueve años habían batallado con las armas en las manos y encarado los mayores sacrificios no podían ser tratados como vulgares vencidos: merecían una consideración especial, de la que era buena muestra la forma empleada por los primates de la Colonia para lograr la pacificación.
“La paz nueva anunciada por los españoles no contó con el asentimiento unánime de los rectores del Reino. Mientras hablaba del uso de la fuerza para dominar a los cubanos Antonio Cánovas del Castillo, hombre de letras, otro personaje, varón de armas, Arsenio Martínez de Campos, abogaba por el cumplimiento de las promesas por él hechas a los capitulados de 1878. El abogado quería emplear la violencia. El militar prefería el señorío de la justicia. En estas contradicciones pasaban los años. De tarde en tarde advenía algún avance. Un avance de la buena política colonial fue la promulgación en Cuba, el 1° de mayo de 1881, de la constitución vigente en España. En este día los optimistas de la Isla se sintieron satisfechos pensando que, efectivamente, se hacían extensivas a la Colonia las medidas reparadoras que el Rey y el Gobierno propugnaban en la Metrópoli.”
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