Publicado para hoy 16 de julio
Algunos de los disidentes cubanos llegados a España (i-d) Omar Rodríguez, Julio César Gálvez, Ricardo González, José Luis García Paneque.
(Radio Martí) - En una rueda de prensa en Madrid, seis de los presos políticos cubanos excarcelados, han denunciado que casi la totalidad de los prisioneros en las cárceles de Cuba, sufren situaciones pésimas.
Los prisioneros, que llegaron este martes a España como parte de un acuerdo entre el gobierno de Raúl Castro y la Iglesia Católica en Cuba, destacaron que su excarcelación no significa que en Cuba hayan mejorado los derechos humanos y coincidieron en señalar que, primero que a ellos, debieron haber liberado a los enfermos.
Omar Rodríguez Saludes subrayó el grave estado de salud de Guido Sigler Amaya, cuyo hermano, Ariel, fue excarcelado recientemente con licencia extrapenal por su estado de salud, en "pésimo estado".
"Un hombre que era atleta, con altura, y salió totalmente inválido. Es una vergüenza como fue tratado", dijo.
Saludes reiteró que las autoridades cubanas debían tener en cuenta a los presos que quedaron en Cuba.
Los opositores liberados han recordado también a otros compañeros como Efrén Fernández, "que sufre afecciones en la sangre y en la piel y que está siendo ahora tratado".
"Sería bueno que las autoridades cubanas tuvieran en cuenta la situación de estos hermanos nuestros que quedaron dentro de Cuba. Son ellos lo que debieron haber sido liberados", reiteró Rodríguez Saludes.
El también opositor excarcelado tras las negociaciones, Julio César Gálvez, afirmó que casi la totalidad de los prisioneros, "políticos y comunes", en Cuba sufren las situaciones de falta de higiene en las cárceles.
"Esa situación no es mala, es pésima. Convivimos con ratas, con cucarachas, con alacranes, incluso con excrementos. La comida que se le da a la población penal, el almuerzo está hecho desde las dos o las tres de la madrugada", detalló.
"Hay casos de dengue, brotes de tuberculosis, edificios con cerca de 1.500 personas afectados por esta enfermedad. Hay celdas de tres metros y medio por tres metros y medio donde hay 36 a 40 personas, con presos durmiendo en el piso y un sólo tanque de agua que abren una vez al día durante diez minutos", describió Gálvez.
En ese sentido, Normando Hernández relató su experiencia en la cárcel, donde tuvo que convivir con presos infectados con el virus de la tuberculosis, aunque no lo desarrolló.
Sin embargo, la infección le ha dejado como consecuencia fuertes problemas digestivos derivados de la medicación que tuvo que tomar y que su organismo no resistió.
"Los médicos se reunieron conmigo y me dijeron que tuviera cuidado para no desarrollar el virus, porque moriría como un tuberculoso crónico", recordó.
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