viernes, 30 de julio de 2010

SILVIO Y SUS DONES

Publicado para hoy 31 de julio


Por Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)

Guanajay, Habana,(PD) Ante la avalancha de críticas y condenas que de forma internacional desmienten al régimen de La Habana, éste decidió jugar una de sus más preferidas y privilegiadas cartas. Lo hizo desde la cultura. ¿El elegido? Silvio Rodríguez, cantautor cubano de fama internacional y con mucho dinero, por cierto, muy bien ganado a fuerza de talento y perseverancia. Nadie lo duda, no seríamos honestos si apuntáramos lo contrario.

Desde una posición acomodaticia y con la barriga llena, pide ahora, entre canción y canción, el autor de la emblemática Unicornio, la solidaridad del público con cinco cubanos al parecer secuestrados por la CIA y acusados de espionaje, con lo que se vino abajo un avispero completo.

Eso pidió Silvio durante su gira por varias ciudades de los Estados Unidos, el país enemigo pero que muchos cubanos añoran sin importarles credo ni filiación política cuando se trata de democracia y billetes. En eso de los billetes se lleva las palmas el Ministerio de Cultura.

Pero entre tantos pedidos y canciones, el cantautor cubano no fue justo. Debió ampliar el diapasón y pedir también la liberación de Ana Belén Montes*, norteamericana de origen puertorriqueño y analista del Departamento de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos arrestada por el FBI y condenada a veinticinco años de prisión por- según los desclasificados y periódicos- poner en peligro de zafarrancho de combate la seguridad de su país, que privilegiada por el alto cargo que ocupaba en el Pentágono se dio a la tarea de espiar para Cuba.

El juez Ricardo M. Urbina, de origen puertorriqueño igual que la acusada, y el tribunal de distrito de Columbia, luego de escuchar la confesión de culpabilidad de la acusada y quien la condenó, dijo al dictar sentencia: “Hoy es un día muy triste para usted, para su familia y sus seres queridos y para cada norteamericano que sufre la traición a su nación. Si usted no podía amar a su país, debía al menos no causarle daño”.

Pero de ella nada se habla de Cuba para adentro ni el trovador cubano pide su excarcelación. Todo se oculta. Asi olvidó tambien pedir clemencia para los traidores de su patria Walter Kenall y Gwendolyn Myers, un matrimonio de norteamericanos de 72 y 71 años respectivamente, que desde hacía tres décadas eran informantes del régimen de La Habana.

No, Silvio no fue justo. Sus neuronas no estaban activadas para tales peticiones como sí lo estuvieron tantas veces para criticar duramente a las distintas administraciones norteamericanas. También fue una de las figuras que más ardorosamente firmaron la carta para llevar al pelotón de fusilamiento a tres jóvenes de raza negra en el 2003 cuyo único y mayor delito fue el de querer vivir en libertad.

El mundo, a pesar de tantos ingenuos y lampiños mentales, no es ciego. No se puede drogar todo el tiempo a las personas con el papel de inocente. Es altamente dudoso que durante cincuenta años Cuba siempre sea la víctima de los enfrentamientos con el vecino país del norte. La gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Pero esta vez fue una mano muy larga y con muchos tentáculos para que ojo alguno no la divisara.

En Nueva York, mientras el trovador cantaba y trataba de sensibilizar al público con su objetivo, por supuesto muy bien diseñado, manos de dioses levantaban frente a él la foto de Orlando Zapata Tamayo, muerto recientemente tras una prolongada huelga de hambre a favor de sus derechos y luego de recibir varias palizas en prisión por su posición contestataria.

El elegido del régimen regresa a la patria después de su gira por Estados Unidos con aire triunfalista y sobrados dones y dólares y con la conciencia tinta en sangre por el dolor de un pueblo y sus necesidades, por las madres, esposas e hijos que tienen a sus familiares presos por el apego a la verdad.

En cambio, artistas cubanos residentes en Estados Unidos han pedido permiso para venir a cantar a Cuba sin que hasta el momento ninguno lo haya logrado. ¿O acaso Willy Chirino, Albita Rodríguez, o la ya fallecida Celia Cruz no lo solicitaron? Estoy seguro que de poder venir a Cuba, estos artistas cubanos, contrario a Silvio, harían a favor de la verdad. No dudo ni un momento que pedirían la libertad de las varias decenas de periodistas independientes y presos políticos que se pudren en las mazmorras del totalitarismo. No descarto la idea de que ellos guardarían un minuto de silencio por las víctimas de la represión, ni olvidarían pedir por aperturas democráticas y elecciones libres y transparentes donde tengan cabida todos los cubanos.
makandalmm@yahoo.com

*Los Ángeles Times, 17 de octubre de 2002
*El Nuevo Herald, 29 de septiembre de 2001
*Agence France Presse, 4 de octubre 2001

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