lunes, 1 de noviembre de 2010

Dilema en Cuba


Bertha Soler, esposa de Angel Moya Acosta.


(Radio Martí, 01/11/10) - Dentro de pocos días se despejará el dilema de si dejarán o no las autoridades comunistas cubanas en libertad a una docena de disidentes presos que se negaron a ser deportados a España en el marco de un acuerdo entre el gobierno y la Iglesia Católica de Cuba.

Hasta ahora, 39 personas optaron por acogerse al convenio anunciado en julio tras una reunión del general Raúl Castro con el cardenal Jaime Ortega, y en la cual estuvo presente el entonces canciller español, Miguel Angel Moratinos. Esos 39 fueron desterrados a España y sus pasaportes tienen un sello de salida definitiva, lo que ha generado protestas.

Sin embargo, 13 de una lista inicial de 52 disidentes cuyo accionar había sido pacífico rechazaron abandonar la isla y no está claro cuál será la actitud del gobierno marxista ante ese desafío.

"Nosotros queremos permanecer en nuestra patria. El quiere continuar con su actividad", dijo a la agencia Prensa Asociada, Bertha Soler, esposa de Angel Moya Acosta, prisionero de conciencia condenado a 20 años de cárcel en la Primavera Negra del 2003.

En su momento, la Iglesia Católica dijo que las liberaciones se llevarían a cabo en el transcurso de cuatro meses, plazo que se cumplirá el 7 de noviembre.

Soler es parte de las Damas de Blanco, una organización formada por esposas del "Grupo de los 75", disidentes arrestados en la Primavera Negra y sometidos a juicio sumarios.

Una veintena de ellos fueron excarcelados, bajo licencia extrapenal por motivos de salud, a lo largo de estos siete años, y varios incluso dejaron la isla.

"El plantea que no se quiere ir del país por lo menos en lo inmediato", manifestó por su parte la Dama de Blanco, Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda, condenado a 20 años de prisión.

A lo largo de los cuatro meses desde que comenzaron las liberaciones en julio, es la Iglesia Católica, y en particular Ortega, quien se encarga de anunciar los nombres de los liberados.

Según los que llegaron a España el propio cardenal Ortega los llamó por teléfono y les ofreció la salida. En las últimas semanas incluso se acogieron a las gestiones de la institución religiosa ocho presos --ya viajaron a Madrid-- que no estaban en el listado original de 52, pues su accionar fue supuestamente violento y tenían causas de terrorismo o piratería.

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