domingo, 16 de enero de 2011

Mayeya juega con los santos



Escrito por Luis Cino Álvarez


Arroyo Naranjo, La Habana, 17 de enero de 2011 8 (PD) Primera vez que el periódico Granma se hace eco, aunque sea de pasada, de la letra del año de la Asociación Yoruba, que no por también oficialista dejaba de estar ninguneada, aunque bastante menos que los santeros más auténticos de la Comisión de 10 de Octubre. A propósito, este año casi coinciden las letras del año habitualmente paralelas de los dos bandos de babalaos, los oficialistas y los que parecen de verdad. Vaya usted a saber por qué.

No es para menos el eco yoruba en el órgano oficial del Comité Central del Partido Único. Hay que estar organizados y tener fe en los cambios hechos por los Jefes, que el progreso y la prosperidad vienen en camino, dicen los babalaos de Ifá. En la misma tesitura, igualito que los generalotes-empresarios, el obeso ministro de Economía Murillo y los pejes grandes metidos a la cañona a economicistas del Buró Político comuñanga. Sólo les faltó agregar el ¡sí se puede!

Da gusto tanto consenso. Los cubanos podemos sentirnos protegidos y seguros, incluso ahora que vienen los despidos, el fin de los subsidios y el alza de los precios. Hay dos policías por esquina, las fuerzas armadas movilizan a los reservistas, los segurosos están hasta en la sopa, los chivatos del CDR y las brigadas de respuesta rápida nos vigilan hasta cuando entramos al baño y el Ministerio del Interior anuncia que disminuyen los delitos. Y como si fuera poca tanta seguridad, los 24 orishas, invocados por los babalaos de la Asociación Yoruba, también velan por nosotros. No tanto como por la salud de los Jefes, pero velan...

En la letra del año, el signo Baba Eyiobe habla de que el triunfo está basado en trabajar más y "en la organización en todos los aspectos". El progreso estará regido por Oggún, patrón de los herreros y -¡qué casualidad!- de los militares.

Dicen los babalaos que para este año se vislumbran "grandes posibilidades" y "prosperidad a los pies de Yemayá". ¡Y tantos cubanos que pensaban que la lagartija trocaba sus desesperados mensajes a Obbatalá y que las velas, los toques de tambores, los cocos, los animales sacrificados y la cascarilla no eran suficientes para ganar el favor de los santos y quitarnos el obsobbo!

Pero Mayeya, que no tiene dinero para montar un timbiriche ahora que la botan del trabajo ni agua que tirar para sacar de su casa el enfumbe porque sólo la bombean unas horas en días alternos si no la traen en pipas una vez a la semana, desoye aquello de "no juegues con los santos" y los pone de penitencia en el altar si no gana en la bolita y su marido no viene a dormir. Y me preocupa, porque creer en los santos era lo único parecido a la esperanza que le quedaba...

Provengo de una familia comunista y atea (con la excepción de mi abuela paterna) y no me considero particularmente supersticioso, pero cubano al fin, ni a palos piso el agua que tiran a la calle mis vecinos cuando hacen en su casa un ebbó y mucho menos acepto –por aquello del polvo de sapo- el café que me brindan ciertas personas que sospecho no me quieren bien. Y todo por lo que escuché decir siempre a mis mayores por mucho que hubieran negado sus creencias en un tiempo: "esas cosas se respetan por si acaso".

Pero si Mayeya juega con los santos y la letra del año la citan en Granma, por mucha aprensión que me den los acertijos de los dos leopardos que no pueden morderse en las cabezas y peor aún el de "lo que se va, vuelve", no me pidan que crea y menos que respete lo que digan los babalaos oficiales. La letra del año se me empieza a parecer demasiado a los Lineamientos de la Política Económica y Social para el VI Congreso. Y los toques de los tambores ceremoniales a la musiquita cirquera que ahora toca Baby Lores.


luicino2004@yahoo.com

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