lunes, 1 de agosto de 2011

Llegar a fin de mes


Escrito por Augusto César San Martin


Centro Habana, La Habana


01 de agosto de 2011


(PD) Llegar a fin de mes con el salario resulta un verdadero reto para la profesora de secundaria Martha Peñón.

Madre divorciada de 48 años y graduada de Pedagogía en 1985, devenga un salario básico de 26.40 dólares, al que suma 3.20 dólares por la maestría y 1.80 dólares de antigüedad, para un total de 31.40 dólares.

Resulta extenuante para Martha el tiempo que dedica a equilibrar su economía doméstica. “No me queda otro remedio que vender lo que aparezca en la escuela”, confiesa la profesora.

Los negociantes del barrio le entregan mercancías que revende a alumnos y profesores de la escuela. La reventa le deja ganancias de 10 dólares en el mes.

Reconoce que en ocasiones tiene que restringir su economía. El padre de su hija no la ayuda y ella debe enfrentar sola los pagos de la casa, vestir y calzar a su hija de 16 años y buscar alimentos baratos en el mercado negro.

La comida es lo más difícil. El precio del aceite de soya en el mercado estatal es de 2.40 dólares el litro. La carne de res en la bolsa negra se encuentra a 2 dólares la libra y el pollo a un dólar la libra. La carne de cerdo en el mercado estatal fija el precio de 1.40 dólares.

Tres veces a la semana, cuando regresa del trabajo, en la puerta de su casa la esperan seis estudiantes. Los padres de estos alumnos pagan 2.40 dólares al mes por repasos de dos horas.

Durante los exámenes finales es la etapa de mayores ganancias. Las ofertas de repaso individualizado se multiplican. En este tiempo, recibe atenciones monetarias de los padres de sus alumnos en un último esfuerzo por lograr el aprobado.

La profesora no encuentra discordancia entre su profesión y la forma que resuelve para equilibrar su economía. Recibir presentes y cobrar los repasos a sus alumnos no afecta su ética profesional. “Yo también pago estudios a mi hija”, comenta sin dejar de atender la cocina.

Martha considera que los títulos pedagógicos no compensan sus finanzas. Cada mes se esfuerza por reservar algo de dinero para los contratiempos, pero resulta imposible. Acumular necesidades es la rutina de todos los meses. Martha se propuso romperla y para hacerlo necesita prescindir de las normas.

acesar2004@gmail.com

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