El periodista español autor del libro de crónicas “Cuba a cámara lenta” dice que la reconciliación nacional puede ser un buen camino.
martinoticias.com 06 de septiembre de 2011
Foto: EFE
César González-Calero fue cinco años corresponsal en Cuba de varios medios de prensa.
Luego de haber sido cinco años corresponsal en Cuba y escrito un libro que fue reconocido con el premio Eurotars Hotels, el periodista español César González-Calero dice que “hace tiempo que se están tendiendo puentes entre la isla y el exilio”.
En una entrevista que se publica este martes en la edición digital del diario La Vanguardia, González-Calero señala que “ese puede ser un buen camino” y recuerda una canción del trovador Frank Delgado titulada "La otra orilla", que a su juicio se convirtió en un himno generacional porque habla “de esa necesaria reconciliación”.
La alusión a los puentes bien podría guardar relación con posturas como la recientemente asumida por el cantautor cubano Pablo Milanés, quien se distanció de viejas opiniones oficialistas, dijo en Miami que ya no era “fidelista” y se mostró indignado por las golpizas de que son víctimas las Damas de Blanco en la isla.
González-Calero, que ahora reside en Buenos Aires y escribe para el periódico La Nación, confiesa que para hacer su libro “Cuba a cámara lenta” se sumergió en el país que no aparece en los folletos turísticos, y fue testigo de una realidad diferente a la que el gobierno cubano había sintetizado en la idea del denominado “hombre nuevo”.
Según el periodista español “a pocos kilómetros de las plazas atestadas de turistas de La Habana Vieja, por ejemplo, en el suburbio de Alamar, hay un grupo de jóvenes artistas contraculturales que organizan performances con muy pocos recursos pero con un gran talento. No hay mojitos ni cohíbas en Alamar. Y la canción Guantanamera suena a ritmo de rap”.
En materia de transformaciones, dice que aunque a los escritores críticos con el régimen o a los que viven fuera de la isla todavía no se les publican sus obras, en Cuba sí ha ido cambiando la relación de ciertos dirigentes “con algunos grandes escritores que en su día estuvieron orillados”.
González-Calero precisa que ese no es el caso de Guillermo Cabrera Infante, por ejemplo, “pero sí el de Lezama Lima o Virgilio Piñera, marginados durante muchos años y ahora reivindicados”, señala.
Refiriéndose al ascenso al poder de Raúl Castro apunta que, como el título de su libro, en Cuba las cosas suceden a “cámara lenta”, a saber, “la desaparición de la figura del líder omnipresente (Fidel Castro)”, y lo que él considera cambios económicos: el ”aumento de los cuentrapropistas”, la autorización de “la compra-venta de viviendas” y el “reparto de tierras ociosas a campesinos”.
González-calero también cree que en cuanto a los derechos de los homosexuales “hay un cambio de actitud”, y en su opinión han quedado atrás experiencias nefastas como las de las granjas de reclusión de "inadaptados", las UMAP de los años 60.
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