jueves, 29 de septiembre de 2011

Raúl Castro ordena cierre del Ministerio del Azúcar



La industria azucarera, que una vez llegó a ser orgullo de Cuba, es víctima de un exterminio que el gobierno lleva a cabo por capítulos.

martinoticias.com 29 de septiembre de 2011

Foto: Reuters

La tradicional estampa del ingenio en la campiña cubana está próxima a ser un vestigio del pasado.

Hace décadas, uno de los dichos más populares en Cuba era el de “sin azúcar no hay país”, hasta que en uno de sus iluminados arranques apocalípticos, en 2002, Fidel Castro ordenó al entonces ministro de la industria –y general—Ulises Rosales del Toro que a lo sumo en dos años eliminara 95 de los 156 ingenios que había en la isla.

Ese fue el principio de un final gestado a lo largo de años de ignorancia agrícola y económica, improvisación, indolencia e irresponsable arrogancia convertidas en política de estado por un dictador que llegó a tildar de “ruina para el país” una industria históricamente atada a los orígenes de la nación.

En un nuevo capítulo del exterminio azucarero llevado a cabo por las autoridades cubanas, el presidente Raúl Castro decidió ahora “extinguir” el Ministerio del Azúcar, pues, según dijo el diario oficial Granma, en una reunión del Consejo de Ministros el pasado sábado se descubrió que tal ministerio ”no cumple ninguna función estatal”.

Cuba, que una vez fue el mayor exportador mundial de azúcar, se ve obligada hoy a importarla de Brasil, República Dominicana, Colombia y tros países para poder cubrir parte de la demanda nacional y sus compromiso de exportar unas 400 mil toneladas a China.

De ocho millones de toneladas de azúcar sin refinar que según el gobierno se llegaron a producir en 1990, los resultados de las zafras tocaron fondo hace dos años, cuando la producción apenas llegó a 1,1 millones de toneladas, la misma cantidad fabricada en 1894, cuando la isla aún era colonia de España.

El gobierno se ha vuelto a trazar una meta que en sus manos en todos los sectores de la economía ha sido por décadas efectiva fórmula para el fracaso: hacer más con menos, y ha decidido mantener activos sólo 56 centrales azucareros, de los cuales sólo 46 molerán en la próxima zafra, que comienza en diciembre.

Su plan, más bien su deseo, es elevar la producción de azúcar sin refinar desde 1,2 millones de toneladas a 1,45 millones en la próxima campaña, con miras a obtener resultados superiores para el año 2015 de aproximadamente 2,5 millones de toneladas.

Con los precios actuales del azúcar crudo en el mercado internacional -- por encima de 25 centavos de dólar la libra--, y descontado el consumo nacional (que según cifras oficiales es de 600 mil toneladas) Cuba pudiera estar recibiendo más de $3.000 millones de dólares por exportación de azúcar con sólo producir la misma cantidad que Castro heredó de la República en 1959: seis millones de toneladas.

Un ingreso nada despreciable tomando en consideración que a pesar de que el gobierno ha querido reemplazar los ingenios por hoteles para extranjeros, el turismo sólo dejó el año pasado, de acuerdo la Oficina Nacional de Estadísticas, poco más de $2.200 millones de dólares en ingresos brutos.

Eso sin contar que la isla pudiera haber tenido ahora además una importante industria de derivados de la caña, y ser un próspero productor de etanol como lo es Brasil, con lo que según expertos en la materia pudiera estar obteniendo ingresos superiores a los $6.000 millones de dólares.

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