Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Las autoridades culturales de la Isla andan ocupadas con la saga de mal gusto que promovieron. En su afán por dar por terminado al rap que se salió de control, trataron de sustituirlo por el reguetón y hoy en su mejor estilo estalinista, cargan con todas las tintas de todos sus plumíferos contra el reguetón.
También una telenovela que ocupa la atención del público se ha convertido en blanco de las autoridades culturales. Se trata de "Santa María del Porvenir". Un trabajo del periodista oficialista y crítico cultural Pedro de La Hoz, marca la pauta del disgusto oficial con la susodicha telenovela. De La Hoz nos dice -y nadie sabe de donde lo habrá sacado- que "un sentimiento de frustración se ha apoderado de los televidentes que siguen la novela cubana".
El hombre de a pie que sigue "Santa María del Porvenir", sueña con ese espacio idílico y le gustaría mudarse para el espacio novelado. Allí viviría sin chivatos y sin Comité de Defensa de la Revolución. Los policías de azul de la telenovela, parecen ángeles de ensueño en comparación con los desaprensivos agentes de la Policía Nacional Revolucionaria. Por supuesto, no cabe comparación con los impresentables especímenes de la policía Seguridad del Estado. Estos en su inhumanidad y su absoluta falta de escrúpulos, requieren algo más que una telenovela.
El alcalde de Santa María es con todas sus trapacerías, un ser humano mejor logrado que cualquiera de los secretarios municipales del gobernante Partido Comunista conocidos en la actualidad. Entonces, la telenovela se convirtió -quizás sin que sus realizadores se lo hayan propuesto- en el espacio idílico en que todos quisiéramos vivir.
El pueblo en que transcurre la trama cuenta con un párroco que por tratar de salvar almas hace concesiones que en términos de abyección, se quedan muy por debajo de las que en la actualidad se han hecho, desde podios eclesiásticos con jerarquías superiores en mucho a las del humilde y simpático clérigo que interpreta el actor Michaelis Cue.
La Cuba que en Santa María del Porvenir nos muestra la telenovela es espacio receptor de emigrantes por antonomasia. No se trata de un lugar del que los jóvenes quieren escapar a cualquier costo como el que compartimos y sufrimos. Es aquella Cuba perdida de la que nos hablan con nostalgia los mayores y que no logramos ni tan siquiera concebir.
El pueblo cuenta con un burdel, pero la atmósfera del lupanar se queda circunscrita a sus límites. Allí, las prostitutas no son extorsionadas ni perseguidas por la policía, como sucede en la Cuba real. Las prostitutas de la novela -salvando las distancias- serían respetadas señoras de la realidad actual. En La Habana real, la policía curiosamente parece apoyar la presencia de travestis en las calles, en detrimento de las prostitutas afirmadas en la identidad de su femineidad. No está claro si actúan en seguimiento de sus más profundas inclinaciones o si solo se trata de una orden recibida desde niveles superiores. ¡Sabe Dios!
La atmósfera ensoñadora de cubanía, solidaridad, amor y respeto que se respira en la novela, hace un llamado a la memoria afectiva que nos habla de tiempos infelizmente rebasados. Ciertamente, los telesueños despertados por Santa María del Porvenir molestan a las autoridades y a sus plumíferos a sueldo. ¡Ah! Antes que lo olvide, en Santa María del Porvenir, ¡no hay Castro!
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com
Fotograma
Para Cuba actualidad: j.gonzalez.febles@gmail.com
Fotograma
No hay comentarios:
Publicar un comentario