jueves, 7 de febrero de 2013


Acoso Sexual

 | Por Aleaga Pesant
BAYAMO, Cuba, febrero, www.cubanet.org – Llevaba cinco meses en su destino, un país de Suramérica, cuando fue regresada a la Isla sin motivo aparente. Un par de meses antes, en una visita a la ciudad principal del territorio, donde estaba la dirección de los colaboradores, una colega y compatriota le comentó el interés sexual del jefe cubano por ella.
Sus escrúpulos sobre el tema los había perdido en otra misión anterior, en África, donde tuvo un affaire con un jefe nativo. Pero el nuevo pretendiente tenía esposa en Sancti Spíritus y una amante entre sus subordinadas, a la que acomodó en lo posible.  Era grosero, vulgar y alardeaba de sus relaciones extramaritales.
En su opinión, la decisión de no complacer al jefe pretendiente ocasionó la cancelación de su trabajo en el país y que la enviaran de regreso a Cuba. Argumenta que es muy probable que no le permitan salir nuevamente en misión internacionalista.
La historia es completamente real. Solo se omiten los datos personales, por el temor a nuevas represalias de esta médico, de treinta y siete años. Es una de las tantas historias de acoso sexual que sufren las indefensas profesionales cubanas, durante sus “misiones internacionalistas”, de mano de varones déspotas y corruptos, cubanos y del país receptor.
Estas profesionales participan en número superior a las veinte mil, en las llamadas misiones de colaboración médica en diferentes países. Se enfrentan al despotismo de jefes autoritarios y oportunistas, más la soledad en lugares apartados, con cultura e idiomas diferentes, y a la añoranza de la familia y la depredación sexual de los macho-comunistas.
La mayoría de estas mujeres, médicos y enfermeras, prefiere no hablar del tema del acoso sexual.  Saben que las represalias personales y profesionales caerán sobre ellas y perderán el objetivo por el que se sacrifican: traer algo de “pacotilla” para su hogar, donde muchas además son jefe de familia, en ausencia del padre.
La historia no es nueva; la separación y debilitamiento de las familias ha sido siempre práctica del sistema comunista. El envío de cientos de jóvenes cubanas a Angola, en el Contingente Pedagógico Ernesto Guevara, a finales de los setenta, fue una manera de llevar sexo al coronelato militar que estaba en combate. De ahí que las jóvenes fueran conocidas entre la tropa de jóvenes militares despechados de amor juvenil como las “cobra”.
Las “cobra” fueron sustituidas, a principios de la década de los ochenta, por las “artilleras”. Un regimiento de artillería antiaérea compuesto específicamente por mujeres. Este regimiento tenía sus bases muy cerca de Luanda, donde se encontraba el comando militar de las tropas cubanas. Las historias de acoso y violencia sexual sobre esas mujeres aun no son contadas. Pero existen videos donde se ve a generales cubanos escogiendo jóvenes para la noche.
En este país de simulaciones y miedos, contar ese tipo de historias puede perjudicar más a la víctima que al victimario.

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