miércoles, 6 de febrero de 2013

EN TU LECHO UNA FLOR

Extienda mi vida para verla aunque sea una vez más, 
dame la dicha de tocar su mar azul.

No quiero irme sin besar la cuna del indio jaguey,
ya que el camino a la guadaña es larga, no podré girar.

Vagar sus senderos es mi anhelo, senderos del Gran Águila de Valencia,
a la lid, redimir, quiero emular su insigne contener, para esto espero volver.

Me abruma la distancia, quiero regresar.
¿Seré acogido ó si acaso me espera un infierno?
¿Golpizas, el encierro ó la muerte inducido?
¿Ó, al llegar, habrán damas obsequiándome gladiolos blancos con afecto y ambiente resplendor?

Quiero recoger un puñado de tierra, de ese suelo amado,
conservarla para depositarlo junto a mí en la partida final, 
cuanto me duele que no pudiera ser en mi tierra natal, 
mis mejillas se humedecen, el dolor me embriaga, 
pero tengo la esperanza de que en el más allá no estaré solo,
ya que me estará esperando Laura, una hermana en Dios,
ingente martir de la cuna de José Julián.

Madre querida jamás podré colocar en tu lecho una flor, 
ni depositar un beso de profundo amor,
me lo impide la perversidad que cubre mi patria en furor;
sujeción, cadenas y gran temor.

Ruego al señor descansar en la vid peciolada de vida,
pero reposar mis restos junto al gran Martí.

Por: Eduardo E. Rodriguez Candelario 

Miembro Comunicador de la O.C.P.I.P.R.

Que Dios bendiga a Cuba

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