martes, 5 de febrero de 2013


Julio Antonio Aleaga Pesant
internacional logCuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Las negociaciones de paz, que se realizan en La Habana entre la guerrilla autodenominada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno constitucional de ese país, recuerdan la tendencia de ciertos jugadores de dominó, que piensan que la mejor salida en ciertas situaciones es trancar el juego como forma de ganar.
En los últimos días hemos visto a los bandoleros y narcotraficantes plantear puntos a la otra delegación, que son como para levantarse e irse de la mesa. Primero, un cese al fuego y las operaciones de las partes. Segundo, una Asamblea Constituyente. Tercero, una reforma agraria.
Cualquiera de ellos seria avalados por cualquier observador imparcial y deseoso de la paz. Pero en letra chiquita se lee que mientras ellos piden el cese al fuego, sus hermanos de lucha del Ejército Nacional de Liberación (ELN) secuestran especialistas en minas en el centro del país, lo que mantienen el estado de tensión de las fuerzas de seguridad. La Constituyente, como se demuestra en los últimos diez años en América Latina, sería deconstructor y avalaría el discurso de una propuesta que no venció por las armas. Con el dinero del narcotráfico y una ayudita de los hermanos bolivarianos, podría manejar las elecciones de los constituyentistas para influir en el resultado final. La Reforma Agraria, seria a su gusto y semejanza, para destruir la riqueza agrícola del país.
De que trabaron el juego de la negociación, lo trabaron. Venezuela, como país acompañante y socio de la guerrilla, llamó a su embajador en la Organización de Estados Americanos Roy Chaderton, para que con su labia llamara a capitulo a los insurgentes. Pero ese será el capítulo que comenzará el 31 de enero.
Aunque todos hablan de avances, el juego tiende a trancarse y en esas circunstancias, todos somos perdedores.
Para Cuba actualidad: aleagapesant@yahoo.es

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