martes, 5 de febrero de 2013


Frei Betto, Cintio Vitier y el oportunismo castrista

 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -En el contexto de la recién finalizada III Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, el teólogo brasileño Frei Betto recibió el Premio Internacional José Martí 2013 de la UNESCO. En sus palabras de agradecimiento, Betto afirmó que tres magisterios le habían hecho entender la grandeza y la vigencia de Martí: los de Fidel Castro, Cintio Vitier y Armando Hart. En el caso de Cintio, exaltó el ensayo Ese sol del mundo moral, el que se había convertido en uno de sus libros de cabecera.
Ahora bien, sería interesante preguntarle a Betto, que cuándo tuvo la oportunidad de acceder a ese libro, si en los años en que estaba prohibido en Cuba, o después que las autoridades de la isla permitieran su primera edición entre nosotros. Porque Ese sol del mundo moral vio la luz inicialmente en México en 1975, pero tendrían que pasar muchos años para que llegara a los lectores cubanos, y en una época en que no había período especial, y el papel no estaba escaso.
Se trata de un texto que refleja la tendencia seguida por la eticidad cubana, desde los albores de nuestra nacionalidad, hasta arribar a Martí, pasando por las actuaciones de Félix Varela y José de la Luz y Caballero. ¿Y qué tendría de subversivo lo anterior para que el castrismo condenara ese ensayo al olvido?  Pues no hay que olvidar que el año 1975 marcó un momento culminante en la sovietización de la sociedad cubana, cuando las ciencias sociales de la isla debieron renunciar a ideas y conceptos propios para asimilar el marxismo-leninismo vulgar que contenían los manuales soviéticos. Entonces, de ninguna manera se podía tolerar un libro que afirmara que las fuerzas motrices del desarrollo social eran la ética y la moral, y no las fuerzas productivas o la lucha de clases, tal y como aseveraban los referidos manuales.
No importaba que Cintio Vitier, a pesar de su condición de católico militante -una condición que, como sabemos, constituía un estigma en esa época-, aprovechara una nueva edición de su ensayo Lo cubano en la poesía, en 1970, para expresar su apoyo a la revolución cubana. Y tampoco importaba que Ese sol del mundo moral fuera una obra de encendido fervor martiano, y en parte hasta fidelista, pues el autor estimaba que esa eticidad había sido la savia de la que se nutrió el castrismo. Sobre todas las cosas, había que evitar que se incomodaran los amos del Kremlin.
Veinte años más tarde, en 1995, en momentos en que ya la Unión Soviética no existía, fue cuando la cultura oficialista dio el visto bueno para que apareciera una edición cubana de Ese sol del mundo moral. Para ese entonces habían ido a parar al cesto de la basura los manuales soviéticos, el ateísmo científico, e infinidad de dogmatismos que pretendieron inútilmente ser trasplantados en nuestra realidad. Recuerdo haber participado en más de un conversatorio ofrecido por Cintio Vitier ya al final de su vida, y casi siempre, del seno de los participantes, brotaba la misma pregunta: ¿a qué achacaba él la excesiva demora de la edición cubana de ese ensayo?  Y la respuesta del poeta de Orígenes era invariable: incomprensiones, intolerancias…  Claro, Cintio nunca se atrevió a expresar públicamente los nombres y apellidos de los intolerantes; intolerantes que él, por supuesto, conocía muy bien.
Los mismos que hoy se proclaman campeones de la martianidad, y que enmendaron la Constitución para, entre otras modificaciones, definir al Partido Comunista como, primero martiano, y después marxista-leninista, no tuvieron reparo alguno en impedir la divulgación del legado del héroe de Dos Ríos cuando así lo indicaban otras conveniencias.
La propaganda oficial cubana, como parte de su arsenal antinorteamericano, declara con frecuencia que Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses. El episodio que hemos comentado evidencia que ese, precisamente, ha sido el comportamiento del castrismo durante su extensa estancia en el poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario