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EL CAIRO/PORT SAID (Reuters) - Al menos una persona murió por disparos y decenas resultaron heridas el viernes en Egipto cuando la policía antidisturbios se enfrentó con manifestantes que pedían la marcha del presidente Mohamed Mursi, dijeron testigos.
Varios jóvenes lanzaron cócteles molotov y fuegos artificiales contra el muro exterior del complejo presidencial de Mursi en El Cairo al caer la noche. La policía respondió con cañones de agua y gases lacrimógenos, que provocaron escaramuzas en las calles aledañas.
Dos vecinos dijeron haber visto a un manifestante caer muerto en El Cairo ante ellos por disparos con munición de plomo.
"Está verificado. Estoy en la morgue. Le dispararon dos balas, y ése es el informe del hospital. Los disparos le dieron en el cuello y el lado derecho del torso", dijo uno de los testigos, el abogado Ragia Omram.
Fuentes médicas y de seguridad confirmaron que Husein Qurany, de 23 años, murió por los disparos.
El responsable del servicio egipcio de ambulancias dijo que al menos 54 personas resultaron heridas en enfrentamientos en todo el país, en su mayoría en El Cairo.
El resurgimiento de la violencia puso fin a unos pocos días de calma tras la semana con más muertos en los siete meses que lleva Mursi en el poder.
Las manifestaciones que marcaron el segundo aniversario de la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak han costado la vida a casi 60 personas desde el 25 de enero, lo que llevó al jefe del Ejército a advertir esta semana de que el Estado está al borde del colapso.
La policía antidisturbios, persiguió a los manifestantes en el palacio y prendió fuego a sus tiendas, mientras fuegos artificiales se reflejaban en sus escudos y brillaban a su alrededor. Los cócteles molotov hicieron arder brevemente un edificio dentro del complejo.
El jefe de la Guardia Republicana, que protege el palacio presidencial, condenó lo que describió como intentos de escalar los muros del complejo y franquear uno de sus accesos. En un comunicado a la agencia estatal de noticias, instó a los manifestantes a mantener sus protestas pacíficas.
Más tempranos, hombres vestidos de negro en señal de duelo marcharon en Port Said, en el canal de Suez, donde tuvieron lugar los enfrentamientos más violentos de los últimos ocho días, cantando y agitando los puños en una de las protestas que reunió a miles de personas en todo el país.
También se produjeron enfrentamientos en la plaza central de Tahrir, núcleo de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak hace dos años. La policía lanzó gases lacrimógenos contra jóvenes que les tiraban piedras.
En Alejandría, los manifestantes bloquearon carreteras, hicieron una sentada en unas vías e intentaron entrar en un edificio de radio y televisión.
Los manifestantes acusan a Mursi de traicionar el espíritu de la revolución al concentrar demasiado poder en sus manos y en las de los Hermanos Musulmanes. Los Hermanos Musulmanes, en tanto, acusan a los detractores de Mursi de intentar derrocar al primer presidente electo democráticamente en los 5.000 años de historia de Egipto.
"Estoy aquí porque quiero mis derechos, los que pedía la revolución y nunca se lograron", dijo Mohamed Ahmed, de 26 años y que protestaba frente al palacio presidencial.
Para los manifestantes en Port Said el viernes también marcaba el primer aniversario de los disturbios en un estadio de fútbol que terminaron en la muerte de 70 personas.
Las sentencias a pena de muerte dictadas el sábado contra 21 personas en Port Said alimentaron la violencia de la semana pasada en la localidad, donde decenas de personas murieron tiroteadas en enfrentamientos con la policía.
RECHAZO A LA VIOLENCIA
Las protestas tuvieron lugar pese a la intervención del jeque Ahmed al-Tayyeb, director de la Universidad y mezquita al-Azhar, quien reunió a políticos rivales el jueves y los persuadió de firmar un texto en el que rechazaban la violencia y se comprometían al diálogo como única forma de poner fin a la crisis.
Políticos opositores a Mursi dijeron que el pacto no requería que cancelaran las manifestaciones.
"Derrocamos al régimen de Mubarak con una revolución pacífica y estamos determinados a lograr las mismas metas de la misma forma, pese a los sacrificios y la opresión barbárica", escribió por Twitter Mohamed ElBaradei, ex jefe de la agencia nuclear de Naciones Unidas y líder secular en Egipto.
El principal grupo de oposición, el Frente de Salvación Nacional, negó tener la culpa de que las manifestaciones se volvieran violentas.
Desde el despacho de Mursi dijo que se "considerará a las fuerzas políticas que puedan haber participado en la instigación plenamente responsables a nivel político, pendientes los resultados de la investigación".
El ascenso de un islamista elegido tras casi 60 años de gobiernos autoritarios regidos por militares laicos en el país más poblado del mundo árabe es el cambio más importante logrado por dos años de revueltas.
Pero siete meses después de llegar al poder tras una victoria electoral estrecha frente a un antiguo político de Mubarak, Mursi no ha logrado unir a los egipcios y las protestas dejan al país en una situación casi ingobernable.
La inestabilidad ha empeorado la crisis económica, forzando a El Cairo a recurrir a sus reservas de divisas para apuntalar la libra egipcia.
(Reporte adicional de Tom Perry, Shaimaa Fayed y Alexander Dziadosz en El Cairo, Abdul Rahman Youssef en Alexandria y Yusri Mohamed en Ismailia, escrito por Peter Graff; editado por Hernán García)
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