lunes, 4 de noviembre de 2013

Ministra cubana desinformada

Oscar Sánchez Madan
Cuba actualidad, Cidra, Matanzas, (PD) María Esther Reus, la ministra de Justicia, no está bien informada. Durante la reciente presentación de un informe sobre el enfrentamiento jurídico-penal a la trata de personas y otras formas de abuso sexual, emitió criterios que no se ajustan a nuestra cruda realidad. Para ella, la mayor de las Antillas es un paraíso terrenal en dicha materia.
A diferencia de lo que expresó ante diversos medios de prensa, acreditados en La Habana, es más que evidente que el Estado cubano no garantiza al pueblo el disfrute de todos sus derechos humanos y que la explotación sexual en Cuba está probada con hechos irrefutables.
Un régimen totalitario que condena a muchos de sus ciudadanas y ciudadanos a vivir en la miseria y desamparados, fomenta el deterioro de los valores espirituales más preciados. La honestidad, el patriotismo, la laboriosidad, el humanismo, la solidaridad y la justicia fueron hechos polvo por el régimen castrista. Pero eso no lo reconoce la señora ministra.
Nuestro país se ha convertido en una sociedad de sálvese quien pueda en muchos aspectos.
En la Cuba real, no en la que la dictadura exhibe en la televisión, crece el número de personas que se ganan el sustento diario a cualquier precio.
La penosa situación económico-social-espiritual que enfrenta una nación donde los niveles de divorcios, alcoholismo y suicidios son de los más altos del mundo, ha obligado a muchos jóvenes de ambos sexos a prostituirse. Este fenómeno comenzó a visualizarse, en los años 90, cuando se inició el denominado Período Especial, profunda crisis que ha afectado a amplios sectores de la sociedad.
Cierto es que la prostitución generalmente no se ejerce de maneras individual y espontánea. La organizan proxenetas que colaboran entre sí, muchas veces con la anuencia de la policía. Las prostitutas y sus chulos, trabajan de forma permanente en zonas turísticas, etc. Muchos de ellos, además de practicar el sexo, como negocio, sirven de confidentes de la policía. Así conservan su lucrativo empleo.
En el caso de las muchachas más jóvenes –a veces menores de edad- colaboran con la policía voluntariamente, o lo hacen como resultado de la grosera extorsión de que son víctimas. Son conocidos muchos de estos casos en el territorio nacional. Sus victimarios tienen un poder tal, que fiscales y jueces no les exigen el cumplimiento de las leyes, porque les temen.
La impunidad está de moda en Cuba. De ahí que sean casi nulas las denuncias formuladas en este sentido, atendidas conforme a la ley, en instituciones estatales. Han sido sancionados algunos agentes, pero de acuerdo con la realidad que la ministra de Justicia desconoce, las cárceles deberían estar llenas de militares corruptos y abusadores. Bastaría interrogar a las víctimas y a oficiales de la policía honestos, para saberlo.
No pocos son los hombres -sobre todos jóvenes- que organizan y dirigen a las prostitutas, a las que muchas veces estafan. Algunos venden sus cuerpos a nacionales y extranjeros, siempre que les proporcionen una buena mesada.
Informó la ministra que en el pasado año los hechos de abuso sexual contra menores de edad fueron pocos -¡allá el que se lo crea!- y que en el país fueron juzgadas 241 personas por el delito de proxenetismo.
Con toda seguridad, esta cifra refleja la tolerancia existente ante un grave problema que afecta a la familia cubana, porque ese número no incluye a los prostitutos alcahuetes, quienes gozan de absoluta impunidad.
Se han conocido casos de abusos de menores que han sido obligadas a ejercer la prostitución. Hay que recordar que engañar a una adolescente o niña, que aún no ha madurado, es un fraude que debe ser penado por la ley.
La televisión estatal, en sus series Día y Noche y Tras la huella, nos ha ilustrado al respecto, al exhibir hechos basados en la realidad.
Resulta bochornoso que nuestro país esté incluido entre los destinos más comunes para el turismo sexual. Cuba compite con naciones como Brasil, China, Tailandia, Rusia, México, entre otras, en el "arte" de satisfacer los apetitos lascivos de turistas extranjeros -la mayoría ancianos- que nos visitan cada año.
El trabajo preventivo que debe realizarse en las escuelas, para controlar este dañino fenómeno está contaminado con las mismas insuficiencias que han enfermado al Sistema Nacional de Educación. La deficiente preparación de los maestros, -jóvenes en su mayoría-, muchos de los cuales tienen relaciones sexuales con sus alumnas y alumnos, constituye el principal obstáculo en esta labor.
Para resolver este grave problema social es imprescindible analizar las causas que lo engendraron. Asimismo, es necesario estar más informado y conocer el asunto a profundidad, para no incurrir en el mismo error de la señora ministra María Esther Reus, a quien sus asesores, sin dudas, han engañado.
Para Cuba actualidad: sanchesmada61@yahoo.com

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