jueves, 19 de diciembre de 2013

El fútbol vence al béisbol en los cubanos

El fútbol vence al béisbol en los cubanos

 | Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, diciembre de 2013,www.cubanet.org.-- Si perverso fue prohibir, durante más de medio siglo, que los medios nacionales publicaran una sola letra, o una imagen, relativa a la práctica del béisbol de Grandes Ligas, más perverso aún, y además ridículo, es dar al fin la autorización para que se televisen algunos partidos, pero actuando con astucia manipuladora para no mostrar en pantalla a los grandes peloteros cubanos del profesionalismo.
Claro que esa prohibición también terminará cayendo, ya que de pronto a los caciques de Cuba se les han llenado los ojos con el oro negro de nuestras estrellas del béisbol profesional. Y ahora van por ellos, cueste lo que cueste.
Su peculiar patrioterismo y su trasnochado concepto de unidad nacional bien valen aunque sea una mínima participación en los beneficios del contrato por 68 millones de dólares que acaba de firmar José Dariel Abreu, quien, hace sólo unos meses, era un infeliz esclavo de sus dotaciones, y hoy ostenta el título de agente libre internacional mejor pagado en toda la historia de las Grandes Ligas.
Mucho se ha escrito y se habla últimamente sobre el asunto. Y también mucha agua le estamos echando al molino con el inexcusable favoritismo que han dispensado al fútbol en los medios oficiales de divulgación, en franco detrimento del béisbol. Ante dos enemigos peligrosos -parecen haber discurrido nuestros caciques, de cara al fútbol y al béisbol profesionales-, enfrentemos primero al menos peligroso, por ser más ajeno y lejano. Pero les salió mal el cálculo.
El fútbol como espectáculo
La avalancha del fútbol como espectáculo en las pantallas cubanas coincidió en tiempo con una etapa de evidente merma en la calidad de nuestro béisbol amateur. Y es así cómo los aficionados al llamado pasatiempo nacional ven con preocupación cómo las nuevas generaciones cambiaron sus ídolos deportivos.
Donde antes se hablaba con pasión de nuestros astros en las ligas nacionales, actualmente se habla de Lionel Messi y de Cristiano Ronaldo. Tal como veíamos antes a los niños y adolescentes jugando a la pelota en las calles, hoy los vemos jugando al balompié. En cualquier caso, lo preocupante no es que el fútbol haya estado ganando terreno en la preferencia de la afición cubana, sino que este fenómeno fuese el resultado mondo y lirondo de una manipulación política.
Además, aunque se comente menos, también el fútbol ha sufrido en Cuba las agresiones del estatuto o más bien del capricho político, pues, tal y como lo recoge la historia, antes de la revolución existió aquí un fuerte movimiento futbolístico. Pero se pusieron fatales los jugadores y sus aficionados, porque Fidel Castro, al igual que otros dictadores latinoamericanos, prefería el béisbol, así que dispuso su apadrinamiento con prioridad casi absoluta, mientras convertía a los jugadores en sus propagandistas políticos y en sus sirvientes personales.
Por supuesto que de todas formas el béisbol era igualmente preferido por la mayoría de los cubanos. Al punto que sólo un milagro de mala leche pudo ocasionar el cambio que hoy se opera entre nuestros aficionados. Pero esto no impide reconocer el ninguneo que sufriera el fútbol, a pesar de que se practicaba oficialmente en el país desde el 11 de diciembre de 1911, y aun cuando ya en los lejanos años veinte existían en La Habana más de 40 equipos competitivos.
Estadios de fútbol en ruina
Roberto González Echevarría, eminente cubano, profesor de la Universidad de Yale, y autor de “La gloria de Cuba”, un libro singular sobre la historia de nuestro béisbol, cuenta que fue tal el auge del fútbol en la Isla que sus directivos importaban futbolistas pagándoles las mismas grandes sumas que a los peloteros. Incluso afirma que a los partidos de fútbol les reservaban los mejores turnos en el estadio Almendares Park, porque recaudaban más dinero que el béisbol.
Particularmente notable fue el papel que jugara el equipo Deportivo Puentes Grandes, conformado íntegramente por futbolistas cubanos. Sin embargo, el campo donde forjó su fama se encuentra abandonado y en muy deplorable estado, desde hace decenios. No lo ha salvado siquiera el hecho de que allí (en predios de la antigua cervecería La Polar) radique el museo del fútbol, el cual, por demás, ha ido perdiendo sus valores museográficos y ahora está a punto de desaparecer, limitado a un manojo de viejas fotos en la gaveta de un buró.
Descorazona saber que Tony Oliva, un negro pobre de Pinar del Río, que tuvo que escapar de la Isla con pasaporte falso, y que en Estados Unidos logró romper casi todos los récords ofensivos del béisbol profesional, ha vivido penando durante toda la vida por no poder compartir cada una de sus hazañas con el público cubano. Y su caso no es único, como bien se conoce. Pero no tiene por qué ser menos triste el caso de varios futbolistas cubanos que hoy juegan en ligas de Estados Unidos, Puerto Rico, España, Italia, Alemania, Holanda, Noruega… y jamás se mencionan en los medios nacionales, al punto que resultan olímpicamente desconocidos por nuestros nuevos apasionados del fútbol.
La Habana, diciembre 16 de 2013.
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