Tres horas para cambiar un billete
GUANTÁNAMO, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Entrar en estos días a una agencia bancaria en la ciudad de Guantánamo es harto difícil. En esta ciudad, la quinta más poblada de Cuba, no hay suficientes oficinas para satisfacer las necesidades de la población. A ello se une el absurdo de que las empresas estatales están obligadas a depositar diariamente sus ingresos, una normativa que es la causa principal de la aglomeración de personas en los bancos.
Muchos administradores han decidido pagarle a un vecino -casi siempre un jubilado del barrio- o a algún conocido, para que realicen el depósito, pues esa sola gestión puede ocuparles toda una mañana, con la consiguiente desatención del lugar que administran.
Pero también existe desorganización e indisciplina en las agencias. Por ejemplo, en las de la calle Calixto García y esquinas a B. Masó y Emilio Giró, cuando el cliente entra, recibe un comprobante en el que le indican cuál es su número, qué operación va a realizar y cuántas personas tiene por delante, aunque éste último dato no es fiable. Ambas agencias instalaron un servicio computadorizado para llevar el control de la cola, la cual se dirige desde un monitor.
Cualquiera pensaría que la espera, aunque larga, es ordenada. Pero eso está muy lejos de ser realidad, pues cuando llega un “socio” de la persona encargada de entregar los comprobantes en la entrada y llevar el control de la computadora, a éste se le coloca de inmediato en la lista de “clientes priorizados”.
El 23 de diciembre tuve que ir a la agencia de la calle Calixto García y B. Masó. Después de esperar una hora afuera, pude entrar, a las 12:05. Sin embargo, eran las 2 y 15 pm y todavía no había podido realizar la operación de cambio, a pesar de que sólo tenía tres personas delante de mí, algo que ocurrió porque en vez de atender a las personas destinadas a la caja, colaron a tres de los “clientes priorizados”.
De nada valieron nuestras protestas ni reclamos de que al menos alternaran a un “cliente priorizado” con uno de la cola. Sólo cuando, a las 2 y 20 de la tarde, comenzó a trabajar otra cajera, la cola avanzó. Salí del banco a las 2 y 40 minutos, es decir, perdí 2 horas y 35 minutos de mi vida para cambiar un billete en mal estado.
Durante ese lapso no hubo más de tres empleados trabajando, a pesar de que el local estaba lleno y afuera permanecía una larga cola. Cuando el empleado de la agencia va a almorzar, tiene que cuadrar todo el dinero y entregarlo. Luego, cuando regresa, una hora después, debe hacer otro cuadre de caja, lo que implica nueva pérdida de tiempo.
Otro problema es que en una ciudad ya bastante poblada como Guantánamo, apenas hay cajeros automáticos (solo tres) , ni tampoco se ha extendido el uso de las tarjetas magnéticas, algo que sin dudas mejoraría ostensiblemente estos servicios. Según informaciones de la propia prensa oficialista, esas posibilidades continuarán siendo sueños por un buen tiempo. En cuanto a los servicios bancarios, Guantánamo continúa ajena al avance tecnológico y al respeto que merecen sus clientes.
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