MARTES, 31 DE DICIEMBRE DE 2013 00:41
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Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Con laLey Habilitante y el Plan de la Patria, el presidente Nicolás Maduro se erige en el dictador que querían tener los socialistas venezolanos para seguir el legado de Fidel Castro.
A los cubanos nos conviene que así sea, porque avizoramos el derrumbe inmediato de la economía venezolana y con ello la desaparición del último sostén del castrismo.
No es que nos alegremos de las desgracias de ese pueblo, pero un poco de indolencia y otro poco de falsas esperanzas han dado como resultado este desastre social y económico que se hace llamar socialismo del siglo XXI. Con él les llegó la corrupción a escala olímpica, la improvisación, el clientelismo, la inflación y el hambre. Que no lo dude nadie: les va a costar muy caro el imitar el sistema cubano de subdesarrollo.
El experimento no es nuevo. La Rusia soviética se expandió como una plaga sobre toda Europa y llegó a alcanzar el Caribe, pero mientras más se expandía más débil se hacía.
La pretensión de convertir a Venezuela en una potencia y echarse sobre los hombros nada menos que la salvación del planeta, no es más que eso: una pretensión exagerada y costosa.
Los mecanismos económicos erróneos, sumados a la filosofía populista de repartir más de lo que se produce, llevarán a la locomotora de los países bolivarianos al despeñadero. Los vagones que no se desenganchen a tiempo de la locura madurista caerán también.
El enajenamiento castrista ha hecho metástasis y la actitud suicida de los que prefieren sacrificar el bienestar de los pueblos a su propia egolatría ya se hace sentir.
No hay que ser visionario para saber que donde quiera que se aplique la misma fórmula se obtendrán los mismos resultados: cartilla de racionamiento, cucarachas en los hospitales, improductividad, tierras ociosas, pérdida de valores y éxodo.
Para Cuba actualidad: hildebrando.chaviano@yahoo.com
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