Ramón Moya, un hombre libre
“No hay dinero suficiente en el mundo para pagar el amor con que trabajo, por eso regalo muchas de mis obras”
viernes, octubre 31, 2014 | Roberto Jesús Quiñones Haces | 0 Comentarios
GUANTÁNAMO, Cuba – Trabaja la temática político social, sus obras han sido exhibidas en el Museo de Bellas Artes en La Habana, premiadas en eventos nacionales y objeto de la atención de la crítica especializada.Ha expuesto también en la Bienal de La Habana.
Ramón Moya Hernández nació el 31 de agosto de 1950. Campesino, de origen muy humilde, a los 14 años fue para La Habana y comenzó a estudiar plomería. Allí se hizo mecánico tornero y luego fue a trabajar como constructor en la fábrica de níquel Ernesto Che Guevara de Moa, provincia de Holguín.
Totalmente desapegado a los bienes materiales, Moya puede ser confundido por quienes no lo conozcan, pero detrás de esa apariencia despreocupada hay un ser de extraordinaria inteligencia y sensibilidad que estima, por encima de todo, su propia libertad creadora. Es uno de los artistas imprescindibles de la plástica guantanamera.
Cubanet: ¿Estudiaste arte en alguna academia?
Moya: No, lo que yo estudié fue mecánica, maquinaria agrícola, tornería. Mi escuela de arte ha sido la vida.
Cubanet: ¿Y cómo fue que te volviste un artista?
Moya: Fue la gente la que comenzó a decirme artista porque cuando comencé a tallar madera ni yo mismo sabía que lo era.
Cubanet: ¿Cómo fue ese proceso?
Moya: Un día iba por un trillo y vi una raíz grande, la cogí y se la llevé a un carpintero amigo mío, le dije lo que veía en ella y le pedí que lo hiciera pero él me dijo que a ese nivel su talento no llegaba. Entonces comencé a trabajarla y así fue como se me metió el diablo en el cuerpo, hasta hoy en que no puedo ver un pedazo de madera sin sentir el deseo de darle forma.
Cubanet: ¿Quiénes y cómo te descubren como artista?
Moya: Mi sobrino Pascual Moya se apareció en mi casa con Arturo Blanco, quien atendía a la prensa en Guantánamo. Él vio mis obras y me dijo que me presentara en el Consejo Provincial de la Artes Plásticas, ante Yolanda Burque, la directora, pero como yo estaba desempleado me fui a cortar caña con una brigada en El Yayal y allí, en el horario de descanso tallaba. Los cañeros me decían: Compadre si yo supiera hacer eso no le cortaba una caña a Fidel. Hasta allá me mandó a buscar Arturo Blanco y cuando regresé a Guantánamo me dijo que lo había hecho quedar mal, que yo era un artista y no tenía que estar cortando caña. Yo no había interiorizado bien aquello porque trabajaba para darme gusto y no por ningún reconocimiento y así he seguido haciéndolo.
Cubanet: ¿Y te presentaste ante el Consejo?
Moya: Sí, le llevé mis piezas a Yolanda. Yo andaba pelú como ahora, ripiado como ahora, pobre como siempre he sido, con un sombrerito de yarey y hasta allí fue Carlos Hernández, quien era el director provincial de Cultura. Cuando me vio se llevó a Yolanda para una oficina y le dijo que no se iba a hacer ninguna exposición, que aquello no era arte ni un carajo. De eso me enteré mucho tiempo después.
Cubanet: ¿Y cuándo comienzan a reconocer tu obra?
Moya: Cuando Carlos Hernández dijo aquello, pusieron las obras amontonadas en un cuarto, pero Ever Fonseca, quien estaba aquí como jurado del Salón de Artes Plásticas del concurso Regino Eladio Boti las vio y se enteró de lo que había dicho Carlos Hernández y dijo que eso no podía ser, que cómo unas obras como esas iban a estar allí sin concursar, me pidió autorización, acepté y él escogió tres tallas y las colocó en la exposición. Una de ellas se llevó el premio y eso fue una bomba que levantó unas ronchas tremendas porque aquí el premio Boti, tanto en plástica como en literatura era para favorecer a un grupito, un año se lo daban a uno, luego a otro y así era, así que imagínate cómo se iba a sentir aquella gente cuando de pronto llega un guajiro que no sabe nada de arte y se lleva el premio gordo. Fíjate si eso levantó ronchas que al año siguiente no convocaron a ese género para que yo no concursara.
Cubanet: A pesar de los reconocimientos que has obtenido y de ser miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), tú no eres un asalariado de Cultura.
Moya: No lo soy ni quiero serlo. Después de aquél premio Ever Fonseca me dijo que iba a hablar con Nisia Agüero, quien era entonces la presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas o la jefa de los artesanos, no recuerdo bien. Después Ever me dijo que Nisia quería saber cuántos bastones yo podía hacerle en un mes para ella pagarme un salario. Yo le respondí que le dijera a Nisia que yo no era su bastonero, que yo hacía lo que me daba la gana y que si para ganar un salario tenía que volverme su bastonero no quería dinero porque lo que yo hago no tiene precio ni hay dinero suficiente en el mundo para pagar el amor con que trabajo, por eso regalo muchas de mis obras.
Cubanet: ¿Cómo ves la situación de las artes plásticas en Guantánamo?
Moya: Hay artistas de talento, sobre todo jóvenes, pero quienes dirigen lo están haciendo mal.
Cubanet: ¿Por qué?
Moya: Hay muchos que se dicen críticos, especialistas, se supone que deben saber mucho y lógicamente debe haber mejores resultados que los de años atrás pero no es así porque la plástica en Guantánamo está peor que hace veinte o treinta años y te voy a poner un ejemplo con el mismo concurso Boti. Yo creo que más que un homenaje a Boti lo que se está haciendo en ese concurso es una falta de respeto. ¿Qué homenaje tú le puedes hacer a un creador como Boti, el primer gran poeta cubano del siglo XX, si impides a los poetas participar en el concurso como pasó este año? En cuanto a las artes plásticas, el concurso pierde cada año más poder de convocatoria. Este fue un concurso que tuvo una fuerza tremenda a nivel nacional pues aquí vinieron como jurado artistas de tremendo prestigio, reconocidos a nivel nacional e internacional como Zayda del Río, Nelson Domínguez, Flora Fong, Ever Fonseca, Sandra Saavedra, etc, etc. Ya no viene nadie así. Este año el Salón de las Artes Plásticas se hizo en el Palacio Salcines, convertido por obra y gracia de esos especialistas en la tercera funeraria de Guantánamo pues hicieron unas capillas y tú entrabas y no había buena visibilidad para ver las obras e hicieron unas paredes de bloque totalmente arbitrarias como ha sido de arbitrario el rechazo de la instalaciones que presenté este año, hasta pusieron a concursar una obra en el género de pintura y era una instalación. Antes con menos conocimientos y hasta recursos se hacía mucho más.
Cubanet: ¿Y qué obras son esas que te rechazaron este año?
Moya: Era un proyecto formado por tres obras. Una se llama La espiral del bloqueo, que tiene un ADN en forma de alambre de púas, con un poco de elementos titulados El pan nuestro de cada día…porque estamos desayunando, almorzando y comiendo y ése es el pan nuestro de cada día. Hay otra pieza dedicada a Nelson Mandela y otra dedicada a la Patrona de Cuba. No les agradaron al jurado de admisión, sobre todo la dedicada al bloqueo, pero lo que yo digo con mi obra no lo inventé yo, así que ellos podrán impedir que las exhiba pero no pueden impedir la realidad, hasta allá no llega su fuerza por muchos títulos que tengan.
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