El general señala, en la cumbre de la CELAC, que la normalización de relaciones 'no será posible' sin el fin del embargo.
El general Raúl Castro advirtió este miércoles a Barack Obama que su Gobierno "no cederá ni un milímetro en la defensa de la soberanía nacional" en el marco del proceso actual de restablecimiento de relaciones diplomáticas.
En la cumbre de la CELAC, en Costa Rica, el dictador dijo que el restablecimiento de relaciones "no será posible" sin el fin del embargo y calificó de "muy limitadas" las medidas adoptadas por Estados Unidos hasta el momento. También señaló que el éxito del proceso debe incluir el retorno de la base naval de Guantánamo.
"Cuba y Estados Unidos debemos aprender el arte de la convivencia civilizada basada en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos y en la cooperación en temas de interés común", aseguró Castro.
No obstante, insistió en que "no se debe pretender que para ello Cuba tenga que renunciar a sus ideales de independencia y justicia social, ni claudicar en un solo de nuestros principios", declaró.
El gobernante advirtió además: "no nos dejaremos provocar" ni "tampoco aceptaremos ninguna pretensión de aconsejar ni presionar en materia referente a nuestros asuntos internos" por parte de Estados Unidos.
Castro dijo que su Gobierno se ha "ganado" este "derecho soberano" con "grandes sacrificios" y al precio de "los mayores riesgos". Y se preguntó si "acaso podrían restablecerse las relaciones diplomáticas sin reanudar los servicios financieros a la Sección de Intereses de Cuba y a su oficina consular en Washington."
Al mismo tiempo se cuestionó: "¿Cómo explicar el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin que se retire a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo internacional?".
El general también cuestionó cuál será a partir de ahora "la conducta de los diplomáticos" estadounidenses en La Habana. "Se requerirán más reuniones para tratar estos temas", recordó, manifestando su voluntad de "avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales" y que, "una vez sean restablecidas", se adopten "medidas mutuas para mejorar el clima entre ambos países".
Blindaje del sistema político
De los acuerdos posibles con Obama, el dictador blindó las cuestiones internas y políticas: "Es un derecho inalienable de los países el de elegir el sistema político, social, económico y cultural sin injerencia de ninguna forma por parte de otro Estado, lo que constituye un principio irrenunciable del derecho internacional".
En ese punto, Castro reiteró que con el pacto con Obama del 17 de diciembre "no se ha resuelto el problema principal, el bloqueo (embargo) comercial, que provoca enormes problemas y daños económicos y es una violación del derecho internacional que debe cesar".
El dictador mostró rechazo al apoyo del Gobierno de Estados Unidos a la oposición política en la Isla a la que calificó de "artificial" y creada "por medios económicos y comunicacionales".
Asimismo, condicionó el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos mientras "no cesen las emisiones radiales violatorias de las normas internacionales" y "no haya compensación a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufrido". Para Castro "no sería ético, justo ni aceptable que se pidiera a Cuba nada a cambio, si estos problemas no se resuelven".
Castro calificó de "muy limitadas" las medidas de Obama porque, según dijo, "persiste la prohibición de créditos, del uso del dólar en nuestras transacciones financieras internacionales" y se impiden además los viajes individuales de norteamericanos.
También lamentó que "continúa prohibida la adquisición en otros mercados de equipos y tecnología que tengan más de un 10% de componente norteamericano y las importaciones por Estados Unidos de mercancías que contengan materia prima cubana".
El general presionó a Obama para ir más lejos. Dijo "podría usar con determinación sus amplias facultades ejecutivas" para “cambiar la aplicación del bloqueo aun sin la decisión del Congreso" y aventuró que el proceso para acabar con el embargo será "largo y difícil".
En este sentido, Castro le sugirió a Obama que "pudiera permitir en otros sectores de la economía todo lo que ha autorizado en el ámbito de las telecomunicaciones con evidentes objetivos de influencia política" en la Isla.
De todos modos, valoró la intención del presidente estadounidense de "sostener un debate en el Congreso sobre la eliminación del bloqueo" pero advirtió de las declaraciones de voceros del Gobierno norteamericano: "Han sido claros en precisar que cambian ahora los métodos pero no los objetivos de la política, insisten en actos de injerencia en nuestros asuntos internos que no vamos aceptar; las contrapartes estadounidenses no deberían proponer relacionarse con la sociedad cubana como si en Cuba no hubiese un Gobierno soberano".
Castro hizo referencias a la próxima Cumbre de las Américas, que va a celebrarse en abril en Panamá, e insinuó su malestar por la posible presencia de organizaciones de la sociedad civil cubana independiente. “Claro que asistirá la sociedad civil cubana y espero que no haya restricciones para las ONG’s de nuestro país, que obviamente no tienen ni les interesa tener ningún estatus en la OEA, pero sí cuentan con el reconocimiento de la ONU”.
Durante su discurso, Castro condenó las sanciones de Estados Unidos contra funcionarios del Gobierno venezolano y "la continuada intervención externa dirigida a crear un clima de inestabilidad en esa hermana nación". Y reiteró su "más firme respaldo a la Revolución bolivariana y al Gobierno legítimo conducido por el presidente Nicolás Maduro".
En su discurso, Castro aprovechó también para mostrar su apoyo al presidente ruso Vladimir Putin. "Reiteramos nuestra preocupación por los crecientes gastos militares impuestos por Estados Unidos y la OTAN así como el intento de extender la agresiva presencia de esa organización hasta la frontera de Rusia, con la cual tenemos históricas y fraternales relaciones".
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