El 28 de febrero en la Historia de Cuba
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• 1895 -
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- El Ultimo Hombre y la Ultima Peseta.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 123-124 nos describe los acontecimientos del 28 de Febrero de 1895 en la Historia de Cuba:
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“La noticia de que el 24 de febrero de 1895 habían ocurrido en Cuba distintos alzamientos en pos de la independencia nacional no tardó en llegar a España. Media semana después comenzó en Madrid a agitarse sin recato la conciencia pública en torno a la grave novedad. El día 28 fue de manifestaciones ostensibles en la prensa y en la zona parlamentaria. El Ministerio estaba presidido por Práxedes Mateo Sagasta. Y Antonio Cánovas del Castillo y sus parciales se creyeron obligados a mostrar su solidaridad con el Gobierno. El Liberal, de Madrid, insertó el mismo 28 declaraciones en ese sentido dictadas por Cánovas. También de Cánovas, a la vez que salían las manifestaciones públicas en El Liberal, partió para el senador Antonio María Fabié la carta contentiva de estos conceptos:
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“"No podemos dejar pasar más tiempo sin interrogar al Gobierno respecto a la situación de la isla de Cuba; nuestro deber de oposición de S. M. nos obliga a ello. Hoy mismo, previos los oportunos requerimientos, haga usted la pregunta en el Senado, afirmando que el partido liberal conservador apoyará al Gabinete resueltamente y está dispuesto a sacrificar, en el empeño de mantener la soberanía española en las Antillas, el último hombre y la última peseta."
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“Fabié atendió incontinenti la recomendación de Cánovas, su jefe político. En el Senado, el 28 de febrero de 1895, interpeló al Ministerio acerca de la alteración del orden público en Cuba, "parafraseando, en un breve discurso, el texto de la carta de Cánovas". Cánovas había lanzado la idea de que era menester, en el empeño de retener la soberanía española en las Antillas, llegar hasta sacrificar el último hombre y la última peseta. En los momentos en que Fabié hablaba en el apuntado tono en el Senado, el propio 28 de febrero,; Francisco Romero Robledo con Cuba relacionado por su familia, por
intereses materiales y por su apego a las peores inclinaciones de los intransigentes de la Isla, a quienes podía tener por sus legítimos clientes con no menos autoridad que Cánovas levantó la voz en el Congreso de los Diputados para referirse a los sucesos de Cuba, interrogar al Gobierno y terminar con la expresión de su deseo de que lo que en la Colonia acontecía no pasase de ser "una pequeña algarada promovida por algunos insensatos y malos españoles". Lo que a Romero Robledo, el Pollo de Antequera, arrancaba palabras tan despectivas no era sino el principio real de una guerra promovida para extinguir la dominación de España en América. |
“A Cánovas correspondió la paternidad del pensamiento según el cual España debía perder hasta el último hombre y gastar hasta la última peseta para evitar que las Antillas saliesen de su soberanía. Su partido, alejado del Poder, hizo suyo el magno ofrecimiento apenas comenzó a tratarse en la Península de la guerra reiniciada por los cubanos. Pero no fue patrimonio exclusivo de Cánovas ni de sus correligionarios la actitud arrogante que aquellas palabras entrañaron. En la otra orilla .de la política organizada en derredor de la dinastía borbónica, en el sector dominado por Sagasta, floreció idea semejante a la concebida por Cánovas. Poco más de una semana después de escribir Cánovas a Fabié la epístola en que consignó el designio de consagrar a la causa de la llamada integridad nacional hasta el último hombre y la última peseta, el 8 de marzo de 1895. Sagasta, discurriendo acerca de la situación en España y sus colonias, dijo en el Senado que la Nación estaba dispuesta a sacrificar hasta la última peseta de su tesoro y hasta la última gota de sangre del último español antes de consentir que se le arrebatase un pedazo siquiera de su territorio.”
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