POR: GUIJE CUBA
El 9 de marzo en la Historia de Cuba
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• 1870 -
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- Bibliotecas de Separatistas.
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Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 143-144 nos describe los acontecimientos del 9 de marzo de 1870 en la Historia de Cuba:
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“La dictadura iniciada por el general Domingo Dulce, en su carácter de Gobernador Superior Civil de la Isla, inmediatamente después de los excesos perpetrados en La Habana en la última decena de enero de 1869, no se detuvo ante consideración ni escrúpulo de ningún género. Aquel hombre, aturdido al cabo de las mayores veleidades, dio rienda suelta a sus propias pasiones. Y éstas, a porfía con las de los más intransigentes, eran fruto desgraciado de un cerebro alocado y un espíritu enardecido por extraño maleficio. Dulce extremo el rigor con resoluciones que él mismo calificó de meditadas. Sólo consiguió exacerbar los ánimos de aquellos a quienes iba enderezado el sistema de violencias que creía indispensable para acabar de una vez con la insurrección.
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“En Cuba circuló un importante manifiesto de la junta Central Republicana de Cuba y Puerto Rico firmado por el presidente de ella, José Morales Lemus. Con este motivo Dulce emprendió una de las más funestas prácticas a que el régimen colonial pudo entregarse en Cuba. Dispuso incontinenti que se embargasen todos los bienes así de Morales Lemus como de cuantos otros se hallasen en igual situación de rebeldía. Pero ni aun así se consideró satisfecho. Una previsión exagerada privó también de los derechos políticos y civiles a cuantos de alguna manera estaban complicados en la Revolución. La medida, en lo tocante a la privación de los derechos políticos dentro de los moldes de la Colonia, poco tuvo que importar ciertamente a los hombres que en el pueblo libre de Guáimaro habían ya proclamado la República.
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“En lo del embargo de bienes hubo atropellos incalificables. Nada se respetó. Y no podían quedar excluidas de tales desafueros las bibliotecas de los cubanos al servicio de la Revolución. Fueron dictadas reiteradamente disposiciones relativas a incluir en el despojo inicuo las ricas colecciones de libr
os de los hombres más ilustres que habían abandonado La Habana y corrido en auxilio de la causa patria. |
“Las vacilaciones que tuvieron vida alrededor del destino que debía darse a las bibliotecas embargadas constituyeron serio problema. A los sucesores de Dulce tocó resolverlo. Primeramente se pensó en exceptuar de la correspondiente subasta algunas bibliotecas, a fin de destinarlas en gran parte a enriquecer la Biblioteca Nacional de Madrid. Con posterioridad, y por acuerdo del Consejo Administrativo de Bienes Embargados, se ordenó reunir todos los libros en el local en que se hallaban los del ilustre Antonio Bachiller y Morales. Como complemento de esa decisión, se ordenó averiguar las necesidades de los establecimientos literarios públicos, para satisfacerlas con las bibliotecas ocupadas. La negativa de tales centros fue absoluta. Ante ello, en vista de que no se prestaban a aceptar el encargo que de manera tan singular se les quiso confiar, se mandó en 9 de marzo de 1870 depositar en la Academia de Ciencias las bibliotecas de los separatistas cubanos.”
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