miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Veremos un desempleo masivo en el campo cubano?


Bohío.
No obstante la gran cantidad de temas abordados en el contexto del XI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), tanto en las jornadas previas como en las sesiones del evento finalizado este domingo, un asunto centró buena parte de los debates: lo insuficiente que resultan los pagos del Estado a los campesinos que hacen producir las tierras. Se trata de un fenómeno que actúa como efecto dominó sobre la contratación de las producciones, y los precios que paga la población en las placitas y agromercados.
Un día antes del inicio del XI Congreso, el 14 de mayo, el periódico Granma publicó el artículo "Sigue 'patinando en seco' la contratación", en el que reflejaba que la mayoría de las Cooperativas de Créditos y Servicios en la provincia de las Tunas —algo parecido sucede en el resto del país— contratan con el Estado menos del 50% de sus producciones. Es decir, que más de la mitad de lo que producen esas entidades no va a parar a los mercados agropecuarios estatales (MAE). Esos volúmenes de producción son adquiridos por los llamados "intermediarios", que los conducen finalmente a los mercados agropecuarios de oferta-demanda (MAOD), y a los carretilleros ambulantes. Estas dos formas de comercialización, obviamente, venden a la población a precios más elevados que los estatales.
No hay que ser un experto en la materia para advertir que el escaso interés de las cooperativas —y también del resto de los productores— en vender sus producciones al Estado responde a los bajos precios de acopio que fija este último . Son precios que en ocasiones apenas cubren los costos de producción. En cambio, los intermediarios —esa figura tan denostada por los elementos de línea dura del castrismo— actúan al compás del libre mercado, y pagan los precios que fijan los propios productores. Además, es conocido que los intermediarios se las arreglan para colocar en los MAOD y en los carretilleros ambulatorios, productos de mayor calidad que los ofertados por los MAE.
Por si lo anterior fuese poco, en una de las sesiones del Congreso, el ministro de  Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, declaró que a pesar de los análisis periódicos que realiza la Junta Económica de su organismo, continúan los impagos del Gobierno a las cooperativas y a otros productores. Las provincias de Camagüey, Artemisa y Mayabeque sobresalen en ese negativo indicador.
Tal vez esos incumplimientos financieros del Estado con los productores, de los que no escapan los usufructuarios de tierras ociosas, hayan influido en las bajas experimentadas en esta actividad. El zar de la economía, Marino Murillo, informó durante la primera jornada del Congreso que "a 43.000 usufructuarios se les rescindió el derecho al uso de la tierra por no utilizarla correctamente". Y continuando con el capítulo de las bajas, el ministro Rodríguez Rollero dio a conocer que 139 entidades del sistema empresarial del Ministerio de la Agricultura están en proceso de extinción, y que 320 Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) han desaparecido debido a la ineficiencia de su gestión. Entre paréntesis, ¿no estaremos a las puertas de un desempleo masivo en el campo cubano?... Quizás ese sea un tema de discusión, dentro de cuatro años, en el XII Congreso de la ANAP.
En un intento por tranquilizar a los campesinos, el señor Murillo habló de una "estandarización de precios" a partir del próximo 1 de junio. En la práctica eso significa que el Estado pretende estabilizar los precios de ciertos insumos que les vende a los productores, así como los precios de compra de determinados productos al sector campesino. Entre estos últimos destacan los incrementos de los precios de acopio de la leche, el arroz y los frijoles, todos distribuidos mediante la libreta de racionamiento, e integrantes de la eufemísticamente denominada "canasta básica".
No es la primera vez que el Estado anuncia aumentos en los precios de acopio, sin que finalmente constituyan un verdadero estímulo a los productores. Veremos si en lo adelante las tarimas de los MAE son capaces de eliminar la imagen de desolación que hoy mayoritariamente exhiben. Por nuestra parte, la historia nos obliga a ser escépticos.

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