Bancos sumidos en el descrédito
Los cuentapropistas no confían en las instituciones financieras de la Isla, pues las consideran instrumentos del gobierno para controlar el sector privado
LA HABANA, Cuba. – En días pasados el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) informó que solo el 5% de las personas que ejercen el trabajo por cuenta propia han solicitado créditos a esa institución a partir del año 2011, momento en que se aprobó una nueva política crediticia en el país.
De acuerdo con el criterio de funcionarios de BANDEC, nuestros cuentapropistas no poseen el hábito de acudir a las instituciones bancarias para tales fines, además de mostrar una escasa cultura acerca del tema crediticio. Lo anterior significa que las fuentes de financiamiento del trabajo por cuenta propia serían, en lo fundamental, las remesas, los préstamos familiares y los ahorros del propio cuentapropista.
Semejante aversión hacia el crédito bancario se produce a pesar de ciertas “facilidades” que BANDEC ha establecido últimamente para los clientes del sector no estatal: mínimas tasas de interés, documentación menos engorrosa, y exoneración del cobro de la comisión bancaria por el análisis del financiamiento.
En declaraciones recogidas por el periódico Granma (“Banco de Crédito y Comercio financia a trabajadores por cuenta propia”, edición del 16 de junio), Idayvis Pernas, funcionaria de BANDEC, afirmó que “se han ido flexibilizando las exigencias establecidas en el Decreto Ley 289 del 2011, en aras de propiciar un mayor acercamiento hacia las formas no estatales, pero sin afectar el análisis de la factibilidad del negocio”.
A propósito de esa aseveración decidimos ir en busca de algún cuentapropista que nos aportara la otra visión del asunto. Y en verdad hallamos a uno de los más indicados para ello, pues se trata del propietario de una cafetería que acababa de reabrir el negocio tras acometer la reparación del inmueble.
El emprendedor— que solicitó el anonimato— dijo que conocía la posibilidad de obtener un crédito bancario con vistas a encauzar su negocio. Sin embargo, nunca ha pensado en solicitarlo. Y fue enfático cuando le mencionamos la determinación bancaria de no afectar el análisis de la factibilidad de los negocios. “Mire, en cualquier otro lugar ese es un proceso normal que nadie puede objetar, ya que es lógico que los bancos conozcan la solvencia de aquellos que reciben los créditos, y así asegurarse de que el dinero pueda reponerse. Pero aquí en Cuba ese ‘análisis de la factibilidad’ deriva seguramente en una intromisión de las instancias gubernamentales en nuestros negocios. Si los bancos fueran privados, ya sería otra cosa”.
Y continuó argumentando el propietario de la cafetería: “A nosotros nos pasa con el crédito bancario lo mismo que nos sucede con los sindicatos que la CTC (Central de Trabajadores de Cuba) quiere imponernos. No los vemos como algo que pueda ayudarnos, sino como instrumentos del gobierno para controlarnos mejor. Y nosotros, realmente, lo que deseamos es trabajar con independencia”.
Tras escuchar estos puntos de vista no les auguramos muchos éxitos en su trabajo a los gestores de microcrédito, una figura que BANDEC ha implementado para que visite a los cuentapropistas en sus lugares de labor o residencia, y les expliquen las “ventajas” del crédito bancario. Es muy probable que deban emular con Eusebio Leal y “anden La Habana” con tal de hallar algún que otro aspirante a dichos créditos.
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