Vecinos del Cerro siguen esperando una solución a los múltiples problemas que causaron las inundaciones de mayo. Muchos denuncian las condiciones 'infrahumanas' en las que están obligados a vivir.
Si una persona cualquiera se mostrara interesada en conocer cifras del habanero municipio Cerro, muy pocos datos de interés podría hallar en las estadísticas oficiales.
En el último Anuario del Cerro, emitido el año pasado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), no es posible hallar el número de viviendas de ese municipio de 10 km cuadrados en el que viven más de 120.000 personas.
Tal vez por esas causas y los innumerables casos pendientes que tiene el Gobierno Municipal por resolver tras las inundaciones del 29 de abril, es que esas estadísticas no aparecen públicamente.
Una trabajadora social del municipio que conoce bien el funcionamiento de los organismos del Gobierno locales, explica a DIARIO DE CUBA que "ni siquiera Vivienda Municipal domina bien el número de viviendas en mal estado, incluso dentro del local de la Dirección Municipal de Vivienda hay personas viviendo con el total consentimiento de los directivos de la institución".
Pero para las personas que perdieron sus hogares tras las inundaciones de ese día la situación, un mes después, continúa exactamente igual.
Varias familias de Calzada de Cerro, entre Tulipán y Arzobispo, se vieron obligadas a abandonar definitivamente sus viviendas ante otra posible inundación y el temor de perder sus vidas, ya que sus casas se encontraban en una zona muy baja, cerca de la Zanja Real.
Con las intensas lluvias perdieron todos sus equipos electrodomésticos, camas y parte de sus ropas. Vivían en los bajos de una antigua casa colonial de dos plantas en deplorable estado. Cuenta uno de los vecinos que "hace más de un año que Planificación Física dictaminó que el lugar es inhabitable y que todas las familias debíamos abandonar este lugar, pero es que no tenemos a dónde ir. Con las lluvias lo perdimos todo y solo nos han dado colchones".
Maribel, otra afectada, relata la situación que viven desde ese día: "Vivimos en la planta alta de esta casa en ruinas, que pertenece a la CTC del municipio, sin agua, sin electricidad, sin baño, totalmente inhabitable. Vivimos en unas condiciones infrahumanas, entre ratones y murciélagos que salen de noche y no te dejan conciliar el sueño. Todos los días voy al gobierno Municipal y siempre me meten un cuento, que si no hay albergue, que debemos esperar, y ellos conocen bien nuestra situación porque le dimos un vídeo y fotos de la inundación, todos ellos son unos descaraos, tienen buena casa y les importa bien poco la situación de nosotros. Si esta situación se mantiene me voy a dormir ante el Gobierno con mi hijo hasta que me den un local".
En esa casa en ruinas vive una embarazada de cinco meses, una niña de tres años y varias personas mayores.
Otra familia, afectada por un derrumbe parcial en la calle San Pablo, refiere que no ha recibido atención alguna por parte de las autoridades. "Hace rato que el Gobierno y Planificación Física sabían que este lugar se podía derrumbar, pero ni siquiera se han personado por aquí después de ese día. Vivimos como podemos, clausuramos la parte derrumbada y debimos achicarnos, todas nuestras reclamaciones de una nueva casa o local han sido en vano, no hemos recibido respuesta", explica uno de ellos, que pide el anonimato.
La situación en Domínguez 208 también permanece idéntica, antes de las lluvias ya le habían dado viviendas en Guanabacoa a algunas familias que habían invadido una fábrica de pistones abandonada. Pero el resto de los vecinos que perdieron buena parte de sus pertenencias con la inundación nada han resuelto hasta la fecha. Una de ellos explica que "nadie ha venido después del reparto de colchones y los innumerables reclamos de varios vecinos de que nos den una casa habitable. Ya nadie cree en lo que dice el Gobierno".
Nadie mejor que las autoridades municipales conoce de los tantísimos casos de personas sin vivienda o habitando en condiciones deplorables. Entre ellos hay miles de "casos sociales" sin una solución a la vista. Por eso los escándalos o protestas en la sede del Gobierno Municipal son frecuentes.
Una trabajadora social cuenta que "existe una persona en el Gobierno municipal cuya única función es llamar a la estación de policía más cercana cuando algún ciudadano se exalta o dice que no se irá de allí hasta que le den una solución real a su problema. Esta persona enseguida llama a la policía y se llevan al ciudadano detenido. Es una situación que se ha dado más de una vez y siempre la cosa termina mal, porque la desidia y la mentira forman parte de la cultura de estos funcionarios. Y los afectados por las lluvias son una muestra muy elocuente".
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