lunes, 31 de agosto de 2015

UN DIA COMO HOY, EN LA HISTORIA DE CUBA: EJECUCION DE NARCISO LOPEZ.

POR: GUIJE CUBA



El 1º de Septiembre en la Historia de Cuba

• 1851 -

- Ejecución de Narciso López.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 495-496 nos describe los acontecimientos del 1º de Septiembre de 1851 en la Historia de Cuba:

   “La captura del general Narciso López en Pinos de Rangel fue para los servidores de España suceso fausto. Sentían odio ciego contra el caudillo. Su conducta, abominando de la tiranía y jurándose a la libertad, les parecía iniquidad imperdonable. Recordaban al valeroso hijo de Venezuela con hondo rencor. Su caída, a juicio de los usufructuarios del absolutismo colonial, resultaba necesaria.

   “También existía un sentimiento de gran temor junto a aquel de odio ciego. La vida del general López constituía una pesadilla para quienes aspiraban a mantener el principio de la llamada integridad nacional. Ellos conocían el temple y la resolución del ilustre soldado. Con razón presumían que la paz y la seguridad de la Colonia se hallaban en peligro. ¿Cómo hacer desaparecer los motivos de tales zozobras? ¿De qué medios valerse para estar libres de tales amenazas? Con fruición los adictos al régimen imperante fijaban el pensamiento en una coyuntura propicia a la eliminación de los riesgos que se alzaban sobre sus depredaciones.

   “La caída del caudillo en la red de persecuciones que sus adversarios le tendieron deparo la oportunidad esperada por ellos mismos. La campaña de Vuelta Abajo, no menos desastrosa que breve, sirvió a los enemigos de la emancipación de Cuba para asestar el golpe de gracia a los esfuerzos realizados por López. Ya se vio como, a despecho de sus afanes, de la actividad de sus tropas y del denuedo con que afronto la brega, desde la acción de Las Pozas, a poco de desembarcar en Playitas del Morrillo, hasta el momento fatídico de Pinos de Rangel, el infortunio se obstino en perseguir a los expedicionarios del Pampero.

   “La furia dominante se desató sobre la persona del general Narciso López tan luego como se consumó el desastre de Pinos de Rangel. Fue trasladado de San Cristóbal a Mariel, pasando por Guanajay, y conducido de Mariel a La Habana en el bajel Pizarro. A las ocho de la noche del 31 de agosto llegó a la capital de la Isla. Todo, a partir de aquel momento, fue tormentosamente acelerado en torno al prócer. En las horas transcurridas de las once de aquella noche a las siete de la mañana del día 1° de septiembre de 1851 entró en capilla, dictó sus disposiciones de última voluntad y subió las gradas del patíbulo, levantado en el campo de La Punta. Veinte mil personas fueron testigos del suplicio del lidiador.”

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